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Bajo la mirada hacia la nueva montaña de papeles que había en su escritorio, y restregó su cien, intentando relajarse, no soportaba la presión que sus padres le daban y eso que se quedaba una semana más. Quería que ya volvieran a Francia, y no regresaran, no podía con ellos allí. La puerta de su oficina se abrió de par en par, mostrándole a una sonriente Marisse Belanger. Esperaba que no fuera para indicarle algo nuevo que hacer o peor, decirle la última moda de Francia. Eso no lo toleraría, y con el alivio en el alma, tendría que sacarla de su oficina.
-Eres maravillosa, Noelle.
Marisse parecía otra persona; jamás la había escuchado decir tal cosa. ¿Se estaba volviendo loca?
-¿Y ahora que hice? -pregunto, frunciendo el ceño. ¿Quién la entendía? Deseaba que la tierra la tragara y la escupiera lejos de ella.
-Has cerrado trato con Michael Andreatos de dos millones, estoy muy orgullosa de ti. -se acercó a darle unas palmaditas en el hombro poco afectivas y se alejó, sentándose al frente de ella.
Noelle no sabía qué hacer, ni menos que decir. Nunca sabía qué hacer con ella.
-¿Cómo lo sabes?
Ella bufo.
-Las noticias corre muy rápido por Manhattan, Noelle.
-Oh, ya veo... -se recostó de su asiento y asintió, dándose por vencida. Descartando de que el mismísimo Andreatos le hubiera contado de su contrato.
-¿Y cuéntame? ¿Cómo lo hiciste?
Sabía que iba a preguntar lo mismo, así que la frenó de golpe.
-Marisse...
La miro fijamente y sonrió.
-Deberías decirme mama.
Noelle impaciente, ignoro su comentario y suspiro.
-La verdad es que no quiero hablar de esto contigo y si te das cuenta... -señalo el escritorio suyo, en donde se encontraba la multitud de papeles-, tengo muchísimo trabajo. ¿Por qué no vas al spa? Vi que tenían buenas ofertas, Alice puede ayudarte con eso.
La estudio durante unos minutos y asintió, satisfecha.
-Andreatos parece un buen partido, querida, si no estás interesada en Clarence... -comenzó a decir y se detuvo cuando la habitación fue interrumpida por Cristal. Cuando la vio su sonrisa se agrando y mordió el interior de su mejilla, eso le colmaba la paciencia. No tenía nada en contra de su hermana, pero... ¿Por qué demonios la trataban así?
-Y tú, princesa, ¿Qué haces aquí?
Se acercó a ella y beso su mejilla, cariñosamente. Algo que la pelirroja sintió como un pinchazo en el pecho.
-Pues trabajando... -contesto dándole una sonrisa y sin poder entender que hacia allí, se atrevió a preguntar- ¿Qué haces aquí? Pensé que te habías ido a Francia ayer.
Ella rio como si le hubieran hecho un chiste y miro a Noelle esperando que la ayudara, la cual se encogió de hombros. Haciendo entender que no podía ayudarla.
-Aplacé el viaje, princesa... -respondió sonriéndole-. ¿Por qué no almorzamos juntas?
Cristal miro a su hermana mayor y negó. Puesto habían planeado almorzar juntas en la tarde antes de la reunión de inversionistas, pero su madre parecía no querer comprenderlo.
-Elle y yo, vamos a almorzar juntas.
Su madre comenzó a hacer un ademan con la mano, como prohibiéndole algo.
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Forbidden © ( En edición 2023)
RomanceDurante décadas, dos familias adineradas; Belanger y Ainsworth se han enfrentado en una guerra insaciable para quedarse con el mundo de los negocios. Sus descendientes tienen estrictamente prohibido cruzar palabra, de romper esta regla, se podría ll...