Capítulo 08 | Peligroso encuentro

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Gabriel se colocó los pantalones y la camisa de botones lo más rápido que se le fue posible. Debió dejarle saber a Dan que no quería servicio a la habitación tan pronto. Aunque en cualquier hotel el servicio se debe pedir, así que era bastante extraño que alguien deseara subir al piso 52 sin autorización después de que alguien lo reservara. Miro hacia la habitación y no vio a Noelle acostada sobre la cama, en seguida escucho como hablaba por teléfono y el sintió que todos sus humos se bajaban, quien sea que estuviera detrás de la puerta, le había estropeado la noche. Se dirigió hacia la puerta y giro el pomo para mirar quien se atrevía a joderle la vida.

Una pelirroja casi de su misma estatura le regalo una sonrisa. ¿Cómo sabía que estaba allí? ¿Y quién se lo dijo?

—Me dejaste en la exposición de vinos, y espero tengas una buena excusa para dejarme sola en medio de un mar de tiburones hambrientos. —dijo como quien no quería la cosa y volvió a esbozar esa sonrisa que tanto irritaba a Gabriel.

¿Por qué no podía deshacerse de ella de una vez? Eso había terminado. —Lamento que hayas creído que iba a volver a reunirme contigo, creo que no fui lo suficientemente claro. —dijo dejando claro su sarcasmo y se cruzó de brazos, luciendo un poco incómodo con la situación que enfrentaba—. ¿Qué quieres, Rosaline? ¿Se te perdió algo?

Ella chasqueo la lengua y miro al suelo por lo que parecieron unos minutos largos, minutos que perdía Gabriel sin Noelle.

—Estoy intentando arreglar las cosas contigo, Gabriel. Éramos un buen equipo, la verdad el mejor de todo Nueva York.

—¿Y desde cuando una relación para ti se vuelve un equipo?

Se rio, sonaba más descarada que divertida. Gabriel estaba perdiendo la paciencia, y no quería echarla por las malas, Noelle no podía verla allí. No debía ver a la mayor de las Belangers con él. No era seguro en ese momento, nunca lo seria y menos con una persona como lo era Rosaline. Una mujer que se aprovechaba de los momentos como aquellos, para perjudicar a una persona. Gracias a Dios después de pensar en proponerle matrimonio lo pensó mucho y no creyó que fuera muy buena idea, no después de todo lo que paso.

Su odio se incrementaría al ver a quien alojaba en la habitación, y rezaba para sí mismo que Noelle no hiciera aparición. ¿Qué pasaría luego de aquello? Por suerte Dan no se dio demasiada cuenta de que venía acompañado de una de las Belangers. Y eso, era genial.

—Una relación entre personas poderosas se basa en eso, Gabriel. Eso siempre me dijiste.

Frunció el ceño y miro hacia su lado, la silueta de Noelle en la habitación se movía. Quizás seguía con la llamada.

—Nunca dije eso, y lo sabes. Ahora, estoy muy ocupado... ¿podrías irte?

Rosaline negó levemente.

—¿Tienes miedo de que me quede contigo? —pregunto coqueteando con él y luego sonrió—. ¿O estas acompañado? ¿Quién es la afortunada?

Se acercó lo suficiente como para arreglar su corbata y este aguanto la respiración, no sabía qué demonios hacer. No era un hombre que le faltara el respeto a las mujeres, no podía empujarla o hacerla a un lado. Era la hija de un hombre muy poderoso y además de eso, amigo íntimo de sus padres. Todo eso iba a ser un error.

Llevo sus manos a los hombros de la pelirroja y la hizo retroceder, sabía que rechazarla no era una buena opción y se atenía a las consecuencias.

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