Prólogo

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Siento un pequeño escalofrío mientras mi madre me toma entre sus brazos, sin poder entender el porqué, salimos de la casa. Puedo notar que a nuestro alrededor se encuentran árboles de manzanos grandes y frondosos, pero solo los que tienen los frutos más grandes y colorados forman un camino y es aquí donde me doy cuenta de que nos dirigimos a la casa de mi tío James, hermano de mi padre, hombre alto de complexión gruesa, piel pálida, ojos azul verde en los cuales te hundías a profundidad si no lo conocías, cabello completamente negro al igual que sus cejas pobladas y su gran bigote, al verle sonreír le podías notar con unas leves arrugas; siento una brisa de aire fresco chocar contra mí y al instante entramos a la casa, puesto que al parecer ya nos estaban esperando.

-Mira como has crecido! Estás cada día más preciosa Carrie!.-Dice sorprendida mi tía Sibel, mientras me sostiene con mucha dulzura, bella mujer, alta y delgada con rojizos rizos abundantes, labios finos pero idénticos al color de su cabello, ojos verdes claro, con cejas bien definidas, mucho más pálida que mi tío pero con unas manos menos temblorosas que las de mi madre.

-¿Qué te pasa mujer? ¿Por qué estás tan preocupada?-Mira a mi madre, quien solo comienza a caminar de lado a lado.
-He venido hasta aquí, a buscar las cosas que te he pedido, podrías dármelas lo más rápido posible?.-Le dice muy apurada.
-Por supuesto, pero esto no tiene que ver con que Chris haya venido a beber aquí, cierto?.-Me devuelve a los brazos de mi madre y ella comienza a revolotear en un cajón del buró.
-No, en parte no, es que él me ha pedido que no saliera de casa y mucho menos que... ¡lo viniera a buscar!
-Bueno pero tú no has venido a buscarle.
-Lo sé pero él no, además no cumplí con lo otro que él me pidió "No salir de la casa".
-Y si no salías, ¿cómo ibas a conseguir las cosas para componer sus harapos?.-Ella le entrega una bolsa roja a mi madre y se cruza de brazos.
-Regina. ¡Él tiene que entender que no te puede seguir manipulando a su antojo!.-Grita exaltada.
-Shh ¡¿Acaso quieres que él me mate?!.-Le cubre la boca rápidamente.
-Sé bien que no me puede seguir manipulando pero por ahora no me pondré en su contra, al menos por ahora, tengo una hija por la cual ver y cuidar. ¡¿O sé te olvida que Carrie apenas tiene 5 años?!.
-No pero...-Un silencio se apodera de la habitación, para después ser interrumpido.
-¡¿Sibel?! ¿Sibel dónde estás? ¡¿Estás acaso con Regina?!.-Exclaman por detrás de la puerta.
-Shh, no hagan ruido las ayudaré a salir sin que las vean, solo tienen que seguir ese pasillo y recuerden pase lo que pase...-Dice mi tía entre susurros pero al instante se abre de un golpe la puerta y mi madre me sostiene con fuerza, coloca la bolsa roja entre nosotras dos.
-¡¡Corran!!.-Grita mi tía con fuerza y al instante salimos de ahí.

Durante todo el trayecto de regreso a casa, mi madre había corrido como nunca y su piel se tornaba cada vez más pálida, sus labios resecos y sus ojos irritados de tanto llorar. El verla de ese modo me hacía temblar y sentía escalofríos cada vez más, se escuchaban las hojas de los árboles moverse con fuerza y algunas ramas quebrarse, tenía el presentimiento de que algo pasaba...
Justo detrás de mí.

-Shh.-Susurra mi padre, acompañado de una gran sonrisa en su rostro.

Llegamos a la casa, mi madre me lleva hasta mi cuarto colocándome sobre mi pequeño sillón, a pesar de que se dió cuenta de que mi padre nos siguió durante prácticamente todo el camino, ella se controlaba y hacía como que nada sucedía. Se dispone a salir de la habitación y detrás de ella la sigue mi padre, pero yo no puedo quedarme quieta y la sigo de igual forma.

"Como siempre nunca haces caso"

Me encuentro con mi madre planchando lo que parece ser un pantalón de mi padre y al lado se puede ver una pequeña mesa, en ella se encuentran una camisa blanca que necesita costuras y a su lado agujas he hilera.
Mi padre se acerca a mi madre lentamente, tomándola de la mano con fuerza pero ella nota mi presencia he intenta liberarse de él, pero le es imposible.

-Regina ¡¿Porqué siempre me llevas la contraría?!.-Grita exaltado y golpea fuertemente la pequeña mesa, haciendo que las cosas que estaban en ella caigan.
-Chris por favor, la niña esta viéndonos, no discutamos enfrente de ella.-Mi madre se acerca a mi tomándome de la mano y juntas caminamos hacia el ropero mientras mi padre nos mira desde la puerta, con los brazos cruzados. Ella va más hacía el ropero mientras él comienza a acercarse a mi.
Siento como su húmeda y olorosa boca roza contra mi brazo, sus dientes se impregnan en el con suficiente fuerza como para incluso arder.

-Déjala!.-Grita mi madre.
-Deja de morderla! Estoy harta de esto! Ella no sabe!.-Dice acercándose a nosotros.
-Ella también es mi hija! Y tú no me mandas... A mí!.-Le responde mi padre, soltándome y ahora sujetendo un largo cinturón marrón. Mueve éste de un lado a otro, esto hace que ella salga de la habitación y luego de la casa; me muevo unos centímetros hacía la ventana que se encuentra pegada a la cama, para encontrarme con la vista exacta de lo que le hacía mi padre a mi pobre mamá.
Golpe tras golpe, como si ella fuera un animal, cuando fue ella quién me dió la vida; ella le arrebata el cinturón para devolverle los golpes pero solo por unos pocos segundos, ya que él se lo quita de un jalón y continúa pegándole, ésta vez más fuerte, con mucho más odio, pues ella ya estaba en su contra totalmente.

Las dos personas que más amo, se están haciendo mucho daño y yo solo puedo observarlos.

"Qué esperabas?! Tu padre siempre está ebrio y tu madre ya no lo puede soportar! Creías que bailarían?!"

Él ha dejado de golpearla, mientras tanto ella cae al asfalto, cubierta de manchas de sangre en su espalda, con sus ojos llenos de lágrimas y al caer éstas recorren sus mejillas sonrosadas y con ciertos rasguños.
Mi padre voltea y mira hacía la casa, noto como su mirada se concentra en mi, sintiendo como una lágrima recorre mi mejilla cayendo hasta mi cama. Al instante mi madre se percata de esto he intenta tomarlo del pie pero, para entonces él ya se encuentra entrando a la casa; sus pasos suenan por toda la casa, uno más cerca que el anterior, mi madre no ha dejado de llorar ni de mirarme, coloco mi mano sobre el vidrio mientras la miro y pienso en que quisiera poder estar con ella, pero, para entonces mi padre ya me estaba sujetando entre sus manos, salimos de la casa y aún puedo ver a mi madre tirada, intentando ponerse de pie pero no le es posible.

-Por favor no lo hagas Chris!.-Grita ella, con sus ojos cubiertos de lágrimas y ya casi sin aliento.
-Por favor, no! No lo hagas! Por favor Christian!! Vuelve!.-Continúa ella pero mi padre no hace caso a sus súplicas y ahora yo solo puedo verla tirada en el asfalto, con su imagen alejándose cada vez más.

-Mami!... Mami!...-Grito sin saber.
-Tranquila princesa todo estará bien!.-La escucho decir a lo lejos.
-Mami!...
-Te lo pro... Lo prometo!...
-Mami!...

Todo se nubla y ya no puedo verla, no sé dónde estamos o a dónde vamos, solo sé que ella se ha ido y que era posible que ya no la fuera a ver nunca más. Y solo un pequeño susurro salió de mi pequeña y seca boca.

-Mami...

''PROHIBIDO'' -Secretos De Mi VidaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora