Capítulo 25: «El Bosque del Olvido»

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Capítulo 25: El Bosque del Olvido

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     𝕮orrieron y corrieron sin mirar atrás. Los músculos de sus piernas ardían y sus pulmones escocían, pues a cada segundo que pasaba les reclamaban más y más oxígeno. ¡Pero no podían detenerse! No podían parar y, ante todo, no podían volver la cabeza hacia atrás. Porque si miraban atrás recordarían que todo lo sucedido hacía unos segundos, —tal vez minutos o puede que horas—, había sido por su culpa. Una vez más, por su causa había gente luchando, personas inocentes defendiéndolos sin siquiera conocerlos, dando sus vidas por salvar las de ellos. 

¡Porque ellos eran la Cuarta Alicia!

Se suponía que debería ocurrir todo lo contrario: ellos mismos deberían ser capaces de defenderse y proteger a los demás..., ¡salvarlos de la cruel Reina del País de las Maravillas! Se suponía que también eran Creadores; ¡deberían poder utilizar su ingenio y su imaginación para crear algo, cualquier cosa, que pudiera liberar a los habitantes de aquellas extrañas tierras de la tiranía de la malvada Tercera Alicia! ¡Pero no! Hasta el momento no habían podido descubrir más de sus supuestos poderes y, desde luego, no habían creado nada. ¡Nada! ¡Absolutamente nada! De hecho, había sucedido al revés: debido a su misma existencia, muchos lugares y criaturas habían sido masacrados y asesinados por esa pérfida Bruja Mala y sus perversos secuaces.

Las Flores del Jardín, Humpty Dumpty, el Caballo B1... ¡Todos ellos vilmente asesinados por protegerlos y acompañarlos en su larga travesía sin sentido! ¡No era justo! Los hermanitos contuvieron las lágrimas pues no podían permitirse flaquear en esos momentos, cuando no sabían ni hacia adónde iban ni a quién buscaban exactamente. Por el momento solo querían alejarse del dolor y del horror que se había generado instantes anteriores en la Intemperie. 

¡Alma! ¿Qué sería de aquella alocada niña? La pequeña albina les había confesado su miserable pasado y el de su familia. La terrible Soberana del País de las Maravillas, en un arrebato de locura y maldad, había mandado a decapitar a su padre y a su hermana mayor. Más tarde, los pocos miembros que seguían componiendo su destrozada familia junto con la gente del pueblo, habían debido de huir de su aldea natal, pues la situación en el poblado era ya insostenible. Desterrados de sus hogares y viviendo en la Intemperie bajo la protección del Caballero Blanco, una siniestra y misteriosa criatura sin voz ni rostro había arribado. Con el sonido de su extraña flauta había cautivado a los más pequeños de la aldea, los había hipnotizado y se los había llevado lejos de allí sin dejar ningún rastro en la nieve. La única que no siguió la peculiar melodía fue Alma, pero ningún adulto la creyó cuando narró los bizarros hechos, tomándola así por loca. Para aumentar la desdicha, su madre había sido brutalmente asesinada ante sus ojos por aquel horrible monstruo Magnapresas, ¡y aún así ella había seguido luchando hasta el final, protegiéndolos y dándoles vía de escape cuando claramente iban a morir! ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué se había sacrificado por ellos?

Wonderland: el Origen de AliciaWhere stories live. Discover now