Capítulo 15: «El Gato de Cheshire»

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Capítulo 15: El Gato de Cheshire

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     𝕷a espesa columna de humo se filtraba por las ramas de los árboles y se elevaba hacia el cielo. Las oscuras cenizas caían lentamente como si de fina lluvia se tratara y se acumulaban en la tierra, concentrándose y creando un sórdido manto negro.

Hacía un buen rato que la carpa del Circo Deambulante había caído por completo y había sido presa de las ardientes llamas del fuego, quedando hecha cenizas.

Los hermanos no habían hecho nada hasta aquel momento; simplemente contemplaban en silencio aquella gran hoguera que se había originado unos pocos minutos atrás. Hacía bastante tiempo que habían dejado de llorar, seguramente porque las lágrimas se les habían agotado o tal vez porque ese inmenso calor les había secado los ojos. 

¡Y pensar que ellos podrían haberse quedado atrapados allí dentro, junto con esos espantosos monstruos, siendo uno de ellos...! Pero, por suerte, habían conseguido escapar de allí justo antes de que la carpa cayera y quedara completamente calcinada.

Sin decir una palabra, el niño se dio la vuelta y comenzó a caminar sin detenerse ni mirar hacia atrás o comprobar tan siquiera si su hermana le seguía. El chico caminaba apresuradamente, como si tratara de alejarse de aquel horrible escenario lo más rápido posible.

—¡Espérame! —le gritó la niña pero su hermano mayor no pareció escucharla.

O no la quiso escuchar.

Dando grandes zancadas, la chiquilla consiguió alcanzar a su hermano pero éste no se volvió a mirarla. Ni siquiera parecía que se hubiera percatado de su presencia.

Fue así, en silencio, como prosiguieron su viaje. La pradera se seguía extendiendo más y más hacia el horizonte. Todo parecía estar igual que antes de que hubieran entrado en la carpa; ¡terriblemente igual! Excepto por un detalle: el color del cielo había cambiado. Ahora ya no mostraba aquel delicado color rosáceo, sino que se había transformado en un naranja pálido.

Las cenizas continuaban cayendo del cielo. Realmente, ¡llovían cenizas! Pero era demasiado extraño puesto que hacía rato que se habían alejado lo suficiente de los restos quemados del circo...

Un inquietante silencio envolvía a los hermanos.

—Bueno, di algo —susurró la niña con voz entrecortada ya que su hermano no había abierto la boca desde... aquello—. Estás muy callado.

El niño de repente se paró en seco y se giró para mirar a su hermana a la cara. Sus ojos grises echaban chispas.

—¡¿Y cómo quieres que esté?! —replicó éste, enfadado—. ¡Te recuerdo que hemos estado a punto de morir, y además, de la peor manera posible! He visto pasar mi vida delante de mis ojos..., ¡y lo que he visto no ha sido nada agradable!

Wonderland: el Origen de AliciaWhere stories live. Discover now