Capítulo 10: «Las Flores del Jardín»

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Capítulo 10: Las Flores del Jardín

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Capítulo 10: Las Flores del Jardín

     𝕷os niños descendieron poco a poco por una empinada ladera. Iban cogidos de la mano y caminaban con mucho cuidado para no tropezar y caerse.

Tras la horrible noticia que les había contado Wonderland no sabían qué hacer. Ahora, explorar el País de las Maravillas les parecía una malísima idea, pues ¿qué sabían sobre ese misterioso lugar? ¡Nada! Entraron creyendo que era un lugar único, especial, mágico y de ensueño, donde vivirían felices para siempre... y sobre todo, ¡seguros y protegidos! Pero al parecer, «el País de las Maravillas era un lugar peligroso e inestable, poco seguro ya que se avecinaban tiempos oscuros y bla, bla, bla...» ¡Seguridad y protección era lo que faltaba allí! 

Los pequeños estaban enfadados con Wonderland. ¿Cómo podía haberles engañado de esa manera tan sucia y ruin? Y ante todo, ¿cómo pudo marcharse así, de repente, sin aconsejarles nada o informarles más acerca del peligro que corrían y del nuevo mundo que ahora era su hogar? ¿Qué podían hacer ahora? Es más, ¿qué era lo que debían hacer? 

La conclusión era la siguiente: estaban solos, como siempre. Y como sucedía siempre, también se las iban a apañar solos para sobrevivir y encontrar explicaciones y respuestas a sus preguntas. Pero, ¿por dónde empezar a buscar...? ¡El País de las Maravillas era inmenso! No solo podían perderse, sino que además podían meterse en líos y tener problemas con «ella»... Aún así, quedarse esperando en un punto fijo era peor idea aún, así que la mejor solución que se les ocurrió fue seguir avanzando poco a poco, estando alerta ante el acecho de cualquier peligro inminente o altercado que pudiera pillarles desprevenidos.

Cuando al fin terminaron de descender la ladera, se encontraron ante un inmenso valle colorido repleto de las más extraordinarias plantas y flores.

—Y ahora, ¿a dónde vamos, hermano? —preguntó la niña, inquieta.                                                   

El niño miró en todas direcciones, preguntándose qué camino tomar. ¿Hacia dónde podían ir sin perderse o encontrar enemigos? El chico miró a su hermana pequeña, que esperaba una respuesta por su parte.

—¡Y yo qué sé! —le gritó de muy malos modos—. En lugar de preguntarme y esperar una respuesta por mi parte, piensa tú también un poquito. ¿Para qué te hicieron el cerebro, niña tonta?

La pequeña, ante la actitud de su hermano mayor, se sorprendió. Nunca, jamás le había hablado así. Su hermano nunca se enfadaba con ella, ni siquiera la reprendía cuando no hacía los deberes que le mandaban sus profesores o cuando se metía en líos. Siempre la protegía y la defendía, pasara lo que pasase. ¿Por qué se ponía de mal humor con ella en estos momentos? ¿Había hecho algo mal? ¿Se había enfadado con ella?

La chiquilla comenzó a sollozar. Su hermano debió comprender que había herido sus sentimientos y que se había mostrado muy duro con ella, ya que su hermana no había hecho nada ni tenía la culpa de lo que estaba ocurriendo.

Wonderland: el Origen de AliciaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz