Oportunidad

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El sol comenzaba a iluminar a través de la pequeña ventana, el menor se levantó como siempre a las seis de la mañana, iba a comenzar la escuela en el departamento de omegas, le costaba un poco aceptar que era omega ya que él creyó que debía haber nacido alfa pero las cosas no fueron así, no podía cambiar eso, pero no era el único omega en su familia.

El menor de 16 años, solo una vez en su vida he entrado en celo, nadie lo sabe, solo su familia, por lo que en realidad desea que no le pase en un lugar público, sería muy incómodo tomando en cuenta los alfas que andan en busca.

—Narey, te deseamos lo mejor hoy...— Decía Yeong, su madre sonriendo mientras se acercaba a él para darle un fuerte abrazo, después de algún tiempo, volverían a tener una nueva vida y una normal finalmente.

—No lo arruines, no seas un tonto.— Dijo Damián mirando serio al menor, el como siempre, queriendo protegerlo, aunque, de una manera poco convincente y poco necesitada ya que, él ya sabía cuidarse.

—Damián ¡no seas así con tu hermano!— Replicó su madre algo enojada por la manera en la que él se había expresado, sabía de la desconfianza que Damián tenía de sus hermanos menores acerca de cómo serían sus vidas cuando salieran al mundo, pero no tenía de que preocuparse.

—Mamá, cálmate está bromeando.— Dijo Narey sonriendo para que no se alterara tanto por un pequeño detalle, ridículo, pero pequeño.

—Bromea de mala manera.— Dijo Aria sacándole la lengua a Damián, a ella no le gustaba que él se pasara con su sobreprotección, ella sabía claramente como cuidarse y que hacer en cualquier situación.

—Más le vale, ya es hora de que vayan... ¡Zelaya, Aria, Narey les deseo lo mejor!— Dijo por último su madre antes de que los hermanos se retiraran de la casa a sus respectivos lugares.

—De acuerdo madre...— Dijeron finalmente para retirarse directo al instituto donde se supone, que ya serían gente normal.

Yeong se ha encargado de sus hijos desde la muerte de su esposo cuando Narey tenía 10 años, nunca lo conoció, los hermanos solo supieron de su fallecimiento al ver a su madre destrozada ese día, hay tanto de que hablar... Narey tiene 3 hermanos, Damián de 19 años, Zelaya de 17, y Aria de 15, la menor es omega, al igual que el, Zelaya es la única beta de la familia y Damián un alfa, aparte, esta Adrián, el hermano adoptivo de 17 años, que toda la vida ha estado enamorado del alfa y no piensa rendirse hasta conseguir lo que quiere.

—¡Adrián! ¡Andando!— Dijo su madre llamando al último hermano desde abajo, él siempre era el último en salir, no era nada novedoso.

—¡De acuerdo mamá!— Mencionó bajando rápidamente. —Hola Damián...— Dijo sonrojándose al pasar frente a Damián, cada vez que lo tenía cerca, se olvidaba de todo lo demás.

—Adrián ¿Cómo estas pequeño?— Dijo Damián acariciando sus cabellos con cariño para luego darle una pequeña palmada en la espalda.

—¡Bien! ¡Basta de charlar, ahora ya váyanse, chicos!— Pronunció por último su madre despidiéndose, luego de que el ambiente se pusiera incómodo con un omega enamorado y un alfa desinteresado.

Adrián siempre ha querido que Damián lo haga suyo, pero parece que él no está interesado en realidad, y cada vez que lo intenta, todo resulta mal.

—Yo sé que algún día te va a querer y si no lo hace, es un tonto despistado.— Dijo Narey con una pequeña sonrisa para que al menos Adrián pudiera sentir confianza, pero en realidad al menor lo desesperaba.

—Yo lo amo mucho, quiero ser suyo y solo de él.— Dijo Adrián haciendo un puchero de niño pequeño, el cual siempre hace cuando en realidad desea algo.

—Bueno, si ya acabaste con tus lloriqueos, podremos entrar, ya llegamos.— Mencionó Narey dando un suspiro totalmente largo, él no estaba listo para empezar de nuevo.

Ese año iba a ser algo difícil para Narey, su hermano Adrián estaba en su salón, pero le dijo que esta vez tendría que resolver sus problemas solos, Aria no sería capaz de defenderlo si algo le salía mal, así que él iba a tener que valerse por sí mismo en cualquier situación y si su hermana menor se llegaba a meter en problemas, él tendría que rescatarla.

Entró al salón ganando las miradas de todos, Aria se fue directo con una amiga suya, así que Narey se sentó hasta los asientos del fondo, al voltear desprevenidamente vio a alguien que conocía, una chica de pelo castaño y ojos miel claros, era una amiga suya desde hace 11 años y que no había vuelto a ver.

—¡Sorena!— Dijo el menor con una alegría enorme al verla de nuevo después de mucho tiempo, luego de todo lo ocurrido con su familia, tuvieron que alejarse de todos sus seres queridos, ya no eran nadie en el mundo.

—¡¿Ah?! ¡¿Narey!?— Respondió ella levantándose rápidamente de su asiento para dirigirse a donde el menor se hallaba, su rostro reflejaba una gran felicidad.

—¡Por Dios! ¡Cuánto tiempo si verte!— Dijo Narey abrazándola muy fuerte, el extrañaba sentir sus brazos rodeando su espalda, siempre lo tranquilizaba.

—¡Si! ¡Pensé que te habías mudado!— Dijo ella abrazándolo de igual forma, con tanto cariño que no se podía expresar la falta que ambos sintieron el uno del otro.

—¿Cómo has estado?— Preguntó el menor tomando asiento frente a ella, aún tenían unos minutos para charlar antes de que las clases empezaran.

—He estado muy bien ¿Y tú? ¿Qué tal de novios?— Su pregunta era algo que el menor no sabía responderle con certeza, nunca se había preocupado por tener una pareja, ni quería una, o eso fue lo que el tanto había pensado.

—No estoy interesado en nadie...— Dijo Narey con una sonrisa indiferente, no era un tema que le gustara tocar en realidad, pero, tampoco le era fácil evitar, menos estando con ella.

El profesor entró para comenzar a dar la clase, el menor tenía que estar concentrado su primer día, él no estaba interesado en encontrar a un alfa, lo que menos quería era ser dependiente de alguien.

Narey todavía tenía muchas cosas por hacer antes de pertenecerle a alguien, sabía que llegaría el momento en el cual se enamoraría de alguien y posiblemente permanecería con él por el resto de su vida, pero el amor no lo convencía totalmente, puesto a que no le gustaba la idea de simplemente ser alguien que daba a luz y complacía a su pareja, esa vida no era la suya.

Pero no descartaba el hecho de enamorarse en algún momento, todavía existía aquella oportunidad, la cual se podría presentar pronto.

Hecho a la Perfección  [Omegaverse/BL] [EDITANDO]Where stories live. Discover now