Capítulo 19.

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–¡¿Cómo que Nico no está?! –gritó Maki desesperada.

–Maki-chan, mantén la calma. –pidió Kotori.

La doctora intentó serenarse, sabía que hablarle así a Kotori no solucionaría nada, pero le era difícil; sentía coraje e impotencia. Cerró los ojos, apretó su puño con fuerza y respiró profundamente. Luego de unos instantes logró tranquilizarse lo suficiente, y la diseñadora comenzó a contarle todo lo que sabía hasta ahora sobre la desaparición de su pareja.

Cuando Kotori regresó a su hogar, tras haber pasado algunas horas con su querida Umi, encontró la puerta abierta. Aquello le pareció extraño pero no se alarmó. Al atravesar el umbral notó que Nico había movido los muebles, montando una pequeña área donde pudiese pintar. Pero la artista no estaba a la vista y tampoco detectaba sonido alguno. Un tanto desconcertada sacó su celular del bolso y decidió llamar a su amiga. Enseguida escuchó el tono de su móvil, caminó entre los muebles siguiendo el sonido y llegó al lugar donde a Nico se le había caído un rato antes. Lo recogió y cortó la llamada. Observó tubos de óleo desperdigados por el suelo, uno de los cuales se hallaba aplastado, y ahora una mancha color marrón decoraba el piso.

–¿Pero qué...?

Sobrecogida por la situación llamó a Nozomi para saber si Nico no se encontraba refugiada en su casa, pero obtuvo una respuesta negativa, intentó con la señora Yazawa, pero la respuesta fue la misma. Sólo le quedaba dar aviso a la policía y luego, lo más difícil, llamar a la doctora.

Maki soltó un sollozo– Entonces... Ya lo sabe la madre de Nico.

–Sí, al igual que Eli y Nozomi.

–Es mi culpa. –murmuró la pelirroja, cubriendose los ojos con su mano libre– Debí insistir en que viniera con nosotros.

–No, Nico-chan fue quien decidió no ir contigo.

–Pero es debido a que mi padre la incomodó.

La sirena de una patrulla interrumpió la conversación. Kotori se despidió diciéndole que volvería a llamar después de que terminase con los oficiales.

Maki se levantó del sofá y caminó en busca de su padre. Ella y sus progenitores se encontraban en una de las propiedades a las que rara vez iban, y por lo tanto, de la que casi nadie sabía. La pelirroja llegó a la cocina, donde sus padres hablaban sobre un paciente que requería una intervención quirúrgica, y que de no resolverse pronto la situación, tendrían que transferirle el caso a otro doctor.

–Pues más vale que esto termine pronto o... –Maki interrumpió molesta la conversación de sus padres– Nico desapareció.

–¿De qué hablas? –preguntó su padre.

–Estaba quedándose con una de sus amigas, ella acaba de llamar para decirme que Nico desapareció de su casa.

–Seguramente se fue a otro lugar. –comentó el señor Nishikino en un intento por tranquilizar a su molesta y alterada hija.

–No. Kotori encontró su casa abierta y desordenada, se llevaron a Nico.

Un repentino sentimiento de culpa hizo sentir incómodo al padre de Maki, desvió su mirada a su esposa quien no le ayudó a sentirse mejor, pues lo miraba con reproche. Él lo sabía, si algo le pasaba a la pareja de su hija, de alguna manera sería responsable de ello; y su hija jamás se lo perdonaría. De no haberse comportado como un padre celoso, en ese momento su pequeña no estaría viéndolo con tanto odio.

–Llamaré al detective que está buscando a Tenma, lo mejor será informarle que ese psicópata tiene una rehén.

Maki se dio vuelta y fue directo a la salida. No pensaba quedarse sin hacer nada mientras era probable que Nico estuviese sufriendo. Apenas dio un paso fuera del lugar su madre la detuvo.

Arte y músicaWhere stories live. Discover now