EXTRA: Escena eliminada del capítulo 14.5.

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–Cuando tu abuelo fundó el hospital, el cuarto piso se encontraba en operación. –comentó el doctor Nishikino, sentado a un lado de su esposa. Habían decidido ir al departamento de Maki después de lo sucedido, la pareja ocupaba el sofá y su hija el taburete frente a su piano, mientras, Nico se encargaba de preparar té en la cocina. –Ya sabes, nunca hemos sido supersticiosos.

La pelirroja a esas alturas comenzaba a dudar en todo lo que creía, pero decidió no externarlo y dedicarse a escuchar a su padre– A muchos pacientes no les agradaba la idea de permanecer en ese piso y hacían escándalo para que se les trasladara a otro, pero también hubo casos contrarios, donde se hacían los valientes y preferían quedarse ahí. La mitad de ese piso constaba de habitaciones similares a las de hoy en día, y el resto estaba equipado para hacer exámenes, además de contar con algunos consultorios. También se cambió la numeración por letras, en un intento de que las personas no estuvieran tan paranoicas. Sin embargo, ocurrieron algunos sucesos y el piso tuvo que clausurarse, siendo sellado casi por completo, ahora el único acceso es la entrada por las escaleras, pero tiene llave.

–¿Por qué en los planos sólo se aprecia un espacio sin divisiones? –cuestionó la pelirroja mientras recibía una taza con té por parte de Nico, quien le ofreció a los mayores pero estos rechazaron el ofrecimiento, debían volver al hospital en breve. La artista se acomodó a un lado de Maki, dejando que esta se recargara en ella. La sra. Nishikino se percató en seguida de ese gesto, le pareció que había una inusual y excesiva cercanía entre ellas, sobre todo conociendo a su hija, pero prefirió no decir nada, al menos de momento.

–Tu abuelo me los entregó de esa manera, imaginé que se debía a que no quería que se volviese a utilizar dicho piso.

–¿Qué fue lo que ocurrió para que tuviera que prescindir del piso completo? –preguntó Nico intrigada, descartó que se tratara de alguna medida preventiva contra algún agente patógeno, ya que Maki fue llevada directamente a casa, en lugar de realizarle estudios pertinentes. Claro que los padres de Maki tampoco creían que su hija de verdad hubiese estado en ese piso, ellos pensaban que el cansancio y el sueño le habían jugado una mala pasada.

El doctor se quitó los lentes de aumento y se frotó el tabique mientras suspiraba– Mi padre no me quiso hablar al respecto, pero lo que escuché mientras hacía mis prácticas en el hospital fue, que uno de los doctores aprovechando de la mala fama que posee el número cuatro, acabó con la vida de varios pacientes inyectándoles cloruro de potasio. Y aunque no tardaron mucho en descubrir al responsable, cuando la policía apareció para detenerlo ya era tarde; lo encontraron muerto en su consultorio. Se había realizado el harakiri con una katana corta que tenia de adorno. –se volvió a colocar los lentes– Eso afectó considerablemente la reputación de la clínica por un tiempo, y fue suficiente para que tu abuelo decidiera sellar el piso. Cuando tomé el control del hospital volví a implementar la numeración de pisos normal, ya que no vi el caso a mantener letras que lo hacían un tanto confuso.

La artista en seguida pensó en las casas donde se suscitan homicidios, donde al conocer la historia del lugar prácticamente nadie quiere seguir habitándolas o comprarlas, y sufren una gran devaluación.

–Se hace tarde. –le informó la sra. Nishikino a su esposo.

El hombre consultó su reloj– Es verdad, debemos irnos. Ambos se despidieron de las jóvenes pero antes de salir decidió agregar– Tengo un par de meses con el plan de limpiar ese piso y verificar que todo esté en orden, una vez eso se realice te llevaré a explorar para que compruebes que realmente no hay nada que temer.

Maki no dijo nada se limitó a asentir con la cabeza y cerró la puerta una vez que su padres se retiraron.

–Deberías tratar de dormir, al menos descansar. –sugirió Nico.

–Tienes razón.

–Vendré más tarde con algo de comer. ¿Está bien? –la artista abrió la puerta mientras Maki se recargaba de la pared junto a ella.

–Sí...

La pelinegra se quedó mirando a la doctora por unos instantes, esperando pacientemente algo que al parecer no llegaría, a menos que lo pidiera con palabras o lo hiciera ella misma. Tomó el rostro de Maki entre sus manos y la besó.

–Descansa. –dijo en cuanto se separaron, y se fue a su departamento.

La doctora cubrió la sonrisa recién formada con la palma de su mano, su noche había sido horrible y traumática, pero al menos, la mañana inició bastante bien, y con eso en mente fue a su habitación para poder dormir...

Minutos más tarde Maki ya estaba en el departamento de Nico, una vez más aterrada por culpa de una pesadilla, pero igualmente no fue tan malo, porque su vecina se quedó junto a ella en la cama, consolándola hasta que se quedó dormida, acurrucada entre sus brazos.

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