38- Manos

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No pude estar atento ni un segundo a las seguidas representaciones de piezas complejas de piano que tuvimos el placer de escuchar. Si el mínimo contacto con la ropa de Seokjin me producía escalofríos, el que su mano estuviese toqueteando la mía con tanto cariño me llevaba al cielo. De vez en cuando acariciaba el lateral de esta con su pulgar, haciendo pequeños círculos, y cuando se cansaba simplemente volvía a dejarse caer, y tras unos minutos, vuelta a lo mismo. Su piel era la cosa más suave que había tenido el gusto de disfrutar, no me imaginé ni por un momento cómo deberían ser sus labios pues si lo hacía probablemente perdiese el control y me lanzase a ellos como si ese fuese a ser el único alimento del que dispusiese por semanas.

Cuando recobré mi cordura a duras penas ya que mi amigo no se cansaba de manosearme pude divisar el panorama que se hacía llamar "mi grupo de amigos". Jungkook y Jimin, a mi derecha, se habían quedado dormidos apoyando la cabeza en los hombros ajenos, como una bonita escena de película de amor americana, mientras que a mi izquierda y en los asientos de al lado de Seokjin, Hoseok se encontraba concentrado en la manera del adolescente del turno de tocar el piano, aunque de vez en cuando su vista se desviaba de su guía para volverse a corresponder los besos que le depositaba Taehyung en el cuello y la mejilla, suaves y discretos, de corta duración pero con un cariño tremendo.

Quizá Seokjin se había puesto "celoso" de las parejitas y quería hacer algo parecido, acabando ser yo mismo la víctima.

Negué con la cabeza para mis adentros, cerrando los ojos que tuve que abrir a los pocos segundos pues en cuanto terminó de sonar la última nota del instrumento las luces se comenzaron a encender para señalar que el concierto había terminado del todo.

Los aplausos resultaron despertar a los que dormían como troncos, desviar a Taehyung de su presa y hacer que mi mejor momento del día finalizase ya que mis manos debían ejercer otra de sus funciones que no fuese estar rozando a un chico; aplaudieron merecidamente al último músico de la sala con satisfacción.

Por fin salimos del edificio y nos reunimos en un lateral de la fuente que adornaba la entrada para decidir lo que hacer.

—Yo tengo hambre, ¿y si vamos a comer? —Por una vez estaba de acuerdo con Jungkook, mis tripas rugían en silencio.

—No traigo mucho dinero, no me puedo permitir un restaurante. —Y en efecto, no podía. Aunque hubiese trabajado más de la cuenta estaba llegando a final de mes por los pelos.

—No te preocupes, puedo invitarte yo. —Por una parte mis ojos se iluminaron, pero por otra no quería que Seokjin se volviese a encargar de mí.

—No, no, tú ya has hecho demasiado, no tienes que invitarme siempre. —Algo dentro de mí pedía a gritos que me pagase varios platos lujosos, me estaba costando decir esas modestas palabras.

—Pero hoy quedamos en que te agradecería lo que has hecho por mí, ¿no?

—Sí, pero sigue siendo demasiado. Aunque seas adinerado, yo no pued-

—Parecéis una pareja de recién casados. —Hoseok irrumpió en nuestra discusión haciendo que, por un momento, me plantease si realmente pararía alguna vez de emparejarme.

Que esa era otra, no le había dicho a Hoseok que estaba enamorado de Seokjin.

—Quizá lo sean y nos lo estén ocultando. —Esta vez, Taehyung abrió la boca. —Meterse mano en la oscuridad es algo que se suele hacer. —Ya me había sacado los colores, y al parecer a Seokjin, también. Le estaba mirando con recelo, arqueando una ceja, como si quisiese algún tipo de justificación de su primo.

—¿Vamos a comer, o no? —El de cabello naranja se separó del más joven de los seis para acercarse a Taehyung y tirarle del brazo, en señal de que quería irse de allí. Todos asentimos casi a la vez, y sin volver a tocar el tema nos encaminamos al restaurante más cercano que hubiese, sin importar su calibre o los precios de la comida.

«Tan malo como parece» - YoonjinWhere stories live. Discover now