37- Sorpresa

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No tardé demasiado en elegir un conjunto para la ocasión. Tampoco sabía dónde me iba a llevar, el paradero era una "sorpresa" por lo que no me quedaba otra opción más que aceptar las consecuencias que conllevaba aquello como podía ser portar algo impresentable o fuera de lugar. Por suerte tenía un ejemplo esperando en mi salón que me ayudó a guiar mi estilo y no hacer que se desviase de su propósito; apaciguar la vista de los espectadores sobre las prendas que cubrían mi cuerpo.

Me acabé decidiendo por una camiseta sencilla, a media manga, blanca y negra en la que se podía leer "Brooklyn x Newyork", no era una de mis favoritas pero en cierta manera me pareció adecuada, la cual estuvo complementada con unos pantalones negros con cuadros blancos delgados, hasta los tobillos, y unas botas negras que daban fin a mis delgadas piernas. Al girar la vista hacia un espejo que tenía colgado de la pared pude ver el desorden que era mi pelo en ese momento, y peinarme no era algo que me hiciese especial ilusión, por lo que alcancé una gorra azul marino que se hallaba colgada del perchero para ocultar mi amarillento caos.

 Al girar la vista hacia un espejo que tenía colgado de la pared pude ver el desorden que era mi pelo en ese momento, y peinarme no era algo que me hiciese especial ilusión, por lo que alcancé una gorra azul marino que se hallaba colgada del perch...

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Por suerte, la molestia que mi amigo había ocasionado entre mis rodillas y mi ombligo desapareció a medida que pensaba lo que conjuntar. Echando un último vistazo a mi somnolienta cara de por la mañana, abrí la puerta para quedarme sutilmente embobado con la tierna escena del castaño trasteando con su teléfono, más bien parecía estar jugando a algún tipo de juego mientras atrapaba su labio inferior con sus dientes. Muy a mi pesar, tuve que romper su concentración para indicarle que podíamos partir sin problema de que media cuidad me viese en ropa interior.

—¿Vamos? —Pese a mi debilidad a su lado, mi voz no flaqueó ni por un momento. 

—Dame un momento, que termino esta pantalla... —Se lo estaba tomando muy en serio, incluso ni apartó la mirada al hablarme. Decidí acercarme para ver lo que estaba haciendo, y apoyé por detrás del sofá la cabeza en su hombro. No pensé que le desconcentraría puesto que sabía que acostumbraba a hacer ese tipo de cosas, el acercarme a él en silencio no era nada nuevo, pero por algún motivo el fontanero con gorra roja que estaba manejando con sus dedos cayó por un agujero en el suelo.

—¿Eso cuenta como terminado? —Me alejé de él para no crear la misma tensión que instantes antes, y funcionó cuando vi cómo se levantaba sel sofá y asentía, llevándome a la puerta de mi propia casa para aventurarse en su viaje sorpresa por la cuidad.

No tardamos en descender por las escaleras y llegar a la parada del autobús. No estaba muy lleno, y no me extrañó en absoluto, eras horas no eran propicias a andar por ahí como si nada en lugar de tener la cabeza pegada a la almohada como si la vida dependiese de ello. Pudimos elegir asiento sin problemas, y le convencí para que me acompañase hasta los asientos del fondo en los que tanto me gustaba viajar.

—¿Nam no viene? —Por un rato había olvidado que no había llegado hasta mi casa solo y me extrañó que mi falso rival no se hubiese acoplado al plan como era costumbre en él.

«Tan malo como parece» - YoonjinNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ