21- Caminos

2.3K 374 35
                                    

La mañana llegó, y con ella una especie de "deseo concedido" ya que lo que me despertó no fueron los rayos de sol, que ni habían salido, sino una mano que acariciaba mi pelo y rozaba mi frente con un cuidado que yo mismo no podría emplear nunca. 

¿Cuándo había...?

Nuestros roles se habían invertido, aquella vez yo era el que se había levantado más tarde que el otro pero preferí que siempre hubiese asido así. El agradable sentimiento que fue ver el bonito rostro de mi amigo fue el mejor regalo que podrían hacerme en toda la semana, incluso podría decir que en todo el mes. Su cabello despeinado y su media sonrisa me iluminaban más que el propio sol, y lo que me acabó deslumbrando fue la sonrisa completa que esbozó cuando me vio bostezar con pesadez.

-Buenos días... -Entoné, soñoliento. -Al final me vas a quitar el título de garrapata.

-No quería que te pasase lo de ayer... ¡Si te molesto me voy! -Comenzó a reír tras haber esbozado un pronunciado y fingido puchero. Le debía mucho por estar preocupándose por mí de esa manera, no le merecía. -Ya no tienes fiebre, creo.

Me llevé la mano a la frente, rozando la que tenía él puesta previamente con mis cálidos dedos. En efecto ya no era una estufa andante, podía permitirme el hacer una rutina normal aquel día. No es que me hiciese gran ilusión salir de la cama pero no me quedó más remedio.

Cuando terminé de vestirme tuve que negarle el volver a invitarme a desayunar. Había estado demasiado pendiente de mí y por mucho dinero que tuviera no podía permitirme atracarle la nevera de esa manera. Compraría un café por el camino, no era algo que me preocupase y al fin podría volver a casa después de las clases. No quedaba mucho para el fin de semana y por suerte, tenía la mente fresca con nuevas ideas para seguir escribiendo los versos del rap que me había conducido, curiosamente, a la persona que estaba avivando mi imaginación y me estaba permitiendo continuarlo. El tiempo que estábamos compartiendo juntos era de todo menos doloroso, sin embargo, las palabras que me venían a la cabeza solo traían consigo una sensación desgarradora. Quizá no fuese problema de mis emociones sino de los recuerdos que evocaba mi mente. Preferí no pensar en ello, había empezado con buen pie y tampoco merecía la pena estropearlo todo.

Por el camino una mano me dio una palmada en el hombro, por la parte de la espalda. No me extrañó que fuese Namjoon el que lo hizo, le debía una explicación y la iba a tener, aunque quizá no me había avisado para aquello. Hasta que no se puso a mi altura y se acomodó a mi paso no soltó ni una palabra.

-Me debes una. Lo sabes, ¿no?

-Te debo muchas, pero... gracias por lo de ayer. -Nunca llegué a entender por qué hacía tantas cosas por mí. Realmente me quería, éramos amigos después de todo, y aunque me llevase mejor con Hoseok él siempre había permanecido a mi lado en los momentos más difíciles.

-Que conste que sigo detrás de él, no por ser mi rival me voy a cortar un pelo.

-Tu... ¿eh? -Me paré en seco, no supe si fue por lo que había dicho el chico de pelo rubio que tenía al lado o porque el semáforo se había puesto en rojo antes de que nos diese tiempo a pisar la carretera. -¿En qué se supone que estamos compitiendo ahora? Hace tiempo que no hacemos peleas de gallos, y...

-Eres imposible, Min Yoongi. -Me atinó un suave golpe con el puño en la cabeza. ¿A ese qué le pasaba? No me molesté en devolvérsela, solo le lancé una mirada desafiante antes de que respondiese a ella. -¿De verdad sigues sin verlo?

-Ver qué. -Mi tono asesino de nuevo salía a la luz. No sabía cómo la gente me aguantaba, era lo peor cuando me molestaba algo. Si existiese un premio al borde del año, llevaría ganando desde que pude decir mi primera palabra.

-Te gusta Seokjin más que tocar el piano.

-Felicidades, acabas de ganar el Óscar a "la película que te has montado". ¿Cómo me va a gustar Seokjin? ¿Te escuchas cuando te hablas? -Se le estaba yendo la cabeza, o se estaba volviendo loco, una de dos. Para mi sorpresa, rió ante mi típica respuesta de niño repelente.

-No te gusta, pero vas a su casa a cantar con él, y te pones celoso cuando estoy yo. ¿Te crees que no lo he notado? -Iba a replicar, pero no me dejó. Me pasó el brazo por los hombros y alzó la otra para hacer gestos mientras hablaba, como si fuese un profesor enseñándole las lecciones de la vida a unos estudiantes inexpertos. -Estás deseando dormir con él, la forma en la que le agarraste en la "fiesta" no fue normal, y no soportas verle triste. Ahí hay interés, y donde hay interés, hay algo más que una inocente y simple amistad. -¿Este se había vuelto detective, o qué pasaba? No daba crédito a las deducciones absurdas que salían de su boca, una detrás de otra.

-Solo somos amigos. ¿No puedo conocer gente nueva por mi cuenta una vez en la vida? -Cuando los demás me decían cómo me tenía que sentir, me ponía enfermo. Cómo lo odiaba, ¿los demás sabían cómo estaba pero yo no? Ni que fuesen psicólogos todos por arte de magia.

-Lo que tú digas, pero yo seguiré visitándole te guste o no.

-Adelante, haz lo que quier...

-¡Yoooooongiiiiiiiii!

Reconocería esa voz en cualquier sitio. De hecho, la había escuchado tanto que me era imposible no saber de quién se trataba. Estábamos a unos metros de la puerta de la universidad cuando antes de poder girar mi cuerpo hacia el lugar de donde provenía la voz, unos brazos me atrapasen por la espalda y me apretasen con todas sus fuerzas.

-Hoseok, llevo vivo veintidos años, no estropees mis esfuerzos ahora... -A penas pude hablar hasta que por fin fui liberado. ¿Qué hacía en mi universidad? No me molestó verle en absoluto, pero no me cuadraba con los horarios que tenía en la cabeza sobre su semana.

-¡Hola, Nam!

-¿Qué haces aquí? -Gracias por quitarme de los labios la pregunta que ambos teníamos en mente.

-¡A partir de ahora tendréis que tratarme con respeto! Voy a ser vuestro profesor en prácticas, hoy vengo para que me enseñen las instalaciones.

Por una parte estaba aliviado. No me hacía mucha gracia dirigirme a mi mejor amigo como si fuese alguien superior, pero aquello conllevaba pasar más tiempo junto a él. Por asistir a una universidad diferente el grupo se había disipado, ¿quizá fuese el momento de viajar a los viejos tiempos?

«Tan malo como parece» - YoonjinOnde histórias criam vida. Descubra agora