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Marc estaba desesperado. Félix no contestaba sus llamadas ni sus mensajes, temia que algo le hubiera pasado.

—Félix, contesta por favor —se decía a sí mismo mientras llamaba a Félix, después de otras 17 llamadas.

Marc tomó las llaves de su auto y sin más fue directo a casa de Félix, cuando estaba estacionado frente a su casa, llamando una última vez, vio que un auto llegaba y después de que se estaciono, Félix bajo de el auto seguido de Sam. A Marc lo invadieron los celos, con razón Félix no contestaba. Enojado se fue de ahí, de vuelta a su casa, mientras golpeaba el volante constantemente.

Al día siguiente Félix se sentía mejor. Cuando despertó checo su celular y tenía un mensaje de Sam:

"Buenos días, ¿ya estás mejor? Llámame si puedes por favor".

Félix contestó:

"Sam, hola. Gracias por preocuparte, ya me encuentro mucho mejor. Te debo una".

Félix dejó su celular de lado y se volvió a acostar, mirando al techo. No iba a deprimirse, estaba harto de ser tan débil siempre. Así que llamó a Santiago.

—Hola, ¿Santiago? —preguntó Félix en cuanto respondió la llamada.

—Si, Félix ¿no? —Félix emitió un "mhm"— pensé que te habías olvidado de mi —rió.

—¿Por qué haría algo así? —rió también.

—No contestaste mis llamadas la última vez.

—Cierto, lo lamento.

—En fin, ¿pasa algo?

—Quería saber si podíamos salir.

—Claro que si —dijo Santiago, sin dudar— ¿en dónde nos vemos?

—¿Te parece si vamos al cine?

—Me parece perfecto, ¿A las 5?

—Nos vemos ahí a las 5 entonces.

Félix colgó, le hacía falta salir con alguien que no fuera Marc. Pudo haber llamado a Tiana, pero últimamente las salidas con ella se habían vuelto un poco aburridas para Félix.

Félix siguió un buen rato más acostado, viendo una película en su laptop. Cuando esta acabó se fue a dar un baño, largo y relajante. Se cambió y se arregló lo mejor que pudo.
Cuando llegó la hora de su salida con Santiago ya se encontraba ahí en punto de las 5, dos minutos después llegó Santiago.

—Hola —Saludaron los dos al mismo tiempo.

—¿Cómo estas?

—Mejor que nunca —le sonrió.

Félix y Santiago pasaron una tarde agradable, tranquila y sin ningún drama como el del día anterior. Santiago era realmente agradable, la vez pasada, no ni siquiera habían tenido tiempo de conocerse. Cuando el día acabo, los dos se despidieron, y cada quien se fue por su lado, está vez no hubo nada de besos ni manoseo, sólo una salida de amigos sin nada de esas cosas.

Cuando se trataba de evitar gente, Félix era un experto. El lunes, antes de ir a la escuela y para evitar toparse a Marc se levantó lo mas temprano que tuvo y camino hasta la escuela. Una vez que llegó se fue directo al ausitorio, que estás últimas semanas ha sido como su segunda casa ya que se la pasaba ahí la mitad del día.
Hasta para seguir evitando a Marc, el teatro estaba a su favor. Esta semana, como era la última que tenían para ensayar antes de su función el viernes.
La semana transcurrió normal, Félix seguía evitando a Marc. Y Marc sólo estaba molesto.
El viernes llegó y la función de Félix fue un éxito. Cuando se encontraba recogiendo sus cosas, Marc apareció.

—No lo puedo creer —dijo Marc en cuanto estuvo con Félix.

—Vete de aquí.

—No puedo creer que prefieras dejar de hablarme en vez de decirme la verdad, ¿dónde has estado toda esta semana?

—No entiendo de que me hablas —dijo Félix, sin mirarlo.

—Claro que lo sabes —rió sarcásticamente.

—¿Cuál es tu problema?, ¿por qué yo? —se atrevió a preguntar.

—¿Disculpa?

—¿Por qué yo? —volteo a verlo por primera vez.

—No lo entiendo —pausa— mejor explicame ¿qué hacías con Sam la semana pasada? Vi que ibas con él en un auto.

—Eso no te importa.

—Claro que me importa, Félix eres mi novio.

—No Marc, no, no, no y no.

—¿Ah no?

—¿Cómo puedes llamarme "novio"?

—Lo eres.

—Nunca lo fui.

—Claro que si.

—No me mientas Marc.

—¡No te miento!

—Eres la peor persona que conozco —sus ojos empezaron a cristalizarse mientras su voz se quebraba.

—No digas eso.

—¿Por qué yo? —repitió— ¿Por qué exactamente yo?, ¿qué te hice?

—Félix no te entiendo.

—¡Claro que lo entiendes! —las lágrimas empezaron a salir de sus ojos.

—Félix... —lo interrumpió.

—¿Tan poco valgo Marc?, ¿$200 dólares?

—Puedo explicarlo.

—¿Qué me vas a explicar?, ¿qué fui tú diversión? —pausa— ¿qué jugaste conmigo?

—No es lo que crees Félix.

—¡Claro que es lo que creo!, ¡No es nada más que la verdad y no puedes negarlo!

Félix era un mar de lágrimas, Marc no sabía que decir, se había quedado sin palabras.

—Marc, te conté todo el daño que alguna vez me hicieron, ¿y qué hiciste tú? Tú hiciste algo mucho peor.

—Félix, en serio te quiero —para entonces unas lágrimas ya se asomaban por los ojos de Marc— eres lo mejor que me pudo haber pasado —sollozo— tarde en darme cuenta. Sé que nos conocemos hace poco pero puedo jurar que te quiero como no había querido a nadie antes.

—No hagas esto por favor —su llanto aumentó— simplemente no lo hagas, no puedes.

—Hablo en serio.

—Eres un mentiroso, eres la peor persona del mundo —hizo una pausa para respirar— te presenté a mi familia Marc, confíe en ti, y con que me pagas.

—Félix... —interrumpió

—Ya no digas nada, por favor.

—¿Qué haces aquí? —dijo Sam, llegando a donde estaba Félix.

—Déjame hablar con Félix.

—Creo que ya le hiciste mucho daño, hazme un favor y vete.

—No me iré de aquí.

—Marc, vete ya —dijo Félix— no quiero volver a verte en mi vida.

—Lo escuchaste ya. Vete ahora si no quieres que te eche yo.

Marc, sin poder contener las lágrimas que se habían estado acumulando en sus ojos salió corriendo del auditorio y corrió, corrió lo más rápido que pudo. Parando hasta llegar a un área abierta. Grito y cayó en sus rodillas para empezar a llorar mas fuerte.

—Lo arruine todo —decía repetidamente...

Retos y Apuestas |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora