Capitulo 34: Y llega la tormenta

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Suena la alarma.

Tratando de abrir los ojos me siento en el filo de mi cama, camino hacia el tocador, me miro al espejo y veo como mi cabello esta mas alborotado de lo normal. Camino por el pasillo, y al pasar por la habitación de mama se me ocurre de husmear un poco. Vaya sorpresa. Mama y papa durmiendo juntos, es mejor no molestar. Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina, me preparo mi desayuno y mientras lo hago sonrió levemente al recordar que existen probabilidades de que esta pareja de tórtolos vuelvan, lo que significa que podría convencerlos para cancelar mi mudanza.

Luego de un par de panes tostados con un poco de café, subo a mi habitación para ducharme y alistarme para ir al colegio.

Me ahorrare de decirles los detalles.

Antes de salir de mi habitación listo para irme, me acerco al tocador. Cuidadosamente levanto un pequeño osito, tamaño bolsillo se puede decir. Joyce me lo había regalado anoche.

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Estaba acostado, apoyando mi cabeza en el tronco al igual que Joyce, disfrutamos la vía láctea.

-De niña era algo antisocial -dice Joyce.

-¿Y que causo eso? -pregunte.

-Me sentía insegura de mi misma, tenía miedo a no ser aceptada y que me humillaran.

-Entonces te hubiera salvado -digo sonriendo- De niño era extrovertido y me encantaba conocer a cualquier niño o niña que viera pasar frente a mis ojos.

-Hubiera roto en llanto al estar a solas -rie espontáneamente, luego en su rostro se dibuja una expresion triste- Fue la epoca en donde mama se preocupo mas de lo normal por mi.

-Es la naturaleza de toda madre, mi querida Joyce -digo girando mi cabeza hacia ella.

-Eso no lo dudo -se sienta bruscamente- Espera aqui -Obedecí.

Persiguiéndola con la mirada, la veo acercándose y tomando su mochila, parece buscar algo. De seguro es algo que ha traído, algo interesante. Me gusta ser sorprendido, asi que me distraigo mirando el cielo nocturno.

-Ten -dice sentándose, extendiendo en su mano un pequeño peluche- Exclusivamente para ti, un presente de mi para you.

-Que lindo -lo tomo, lo levanto y lo examino. El osito es de color cafe, con ojos negros; no soy muy bueno para dar detalles.

-Ese peluche significa mucho para mi -enseguida volteo hacia ella, mirándola con preocupación y remordimiento, tal vez con algo de culpa- Me lo dio mi mama, dijo que me serviria para sentirme bien, que me daria confianza, y con el paso del tiempo se convirtió en una de las cosas mas valiosas que guardo con mucho amor.

-Joyce...no creo poder aceptarlo -lentamente me siento- Es muy bonito el detalle pero no puedo llevarme algo que significa mucho para ti...¡Te lo dio tu mama!

-Y yo te lo doy a ti -me mira fijamente, se nota segura de lo que dice- Cuando te marches, quiero asegurarme que me recordaras, quiero que conserves un poquito de mi corazón.

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Sin pensarlo dos veces, guardo el muñeco en mi mochila. Bajo las escaleras, y antes de dirigirme a la puerta escucho a mama.

-¿A donde vas? -dice desde la sala principal. Me detengo.

-¿A donde mas iria? -digo dirigiéndome hacia ella, pronto la veo sentada en el sillon con el portátil en sus piernas, vestida con sus pijama de tela fina, camisa mangas largas y un pantalón suelto. Siempre me encanto verla recién levantada de dormir, ya que aqui se puede ver una de las verdaderas bellezas de una mujer- Es otro dia de escuela mama. A parte, hoy es viernes y es el ultimo dia con mis amigos -esto ultimo lo digo en un tono bajo, casi quebradizo.

Te odio con mucho amor (Pausado)Where stories live. Discover now