Tus ojos no me ven (malec)

Día 12 (continuación)

Necesitaba un abrazo a ojos cerrafos. De esos en los que uno se aferra al otro, y a la vida. De esos que convierten sus abrazos en hogar, fuego y azúcar.
(Mind of Brando)

[Día 12…aún]

POV MAGNUS

<<Necesito a mi padre conmigo. Cuando papá Alec murió, sentí que en cierto modo los perdí a ambos, una parte de ti se fue con él… Pero ha pasado ya casi un siglo, quiero recuperarte… Y a eso regresé. Ahora no voy a compartirte con nadie…>>

Las palabras de Max quedan flotando en mi mente un buen rato. Esto va a ser más difícil de lo que pensé…

-¿Estás bien? –me pregunta mientras caminamos. Decidimos no hacer portales, no tomar un taxi, no ir en metro, sino caminar. Caminar juntos. Alargar el momento lo más posible...

Como cuando éramos cuatro. Cuando íbamos Alec y yo con Rapha y Max, en medio, tomados de nuestras manos.

Max entrelaza su brazo con el mío, no le importan las miradas que algunas personas nos lanzan, apoya su cabeza en mi hombro, y ya no le aclara a nadie que soy su padre (no es como si se lo fueran a creer de todas maneras).

-¿Te acuerdas…? –su voz me saca de mis pensamientos.

-¿De qué?

-Cuando éramos felices. Cuando pasábamos juntos las tardes, los fines de semana. Cuando parecíamos una familia mundana en el parque, o en el zoológico. Cuando éramos una familia en el mundo de las sombras y cazábamos demonios los cuatro, tú y yo ayudando a papá Alec y a Rapha para volver más temprano a casa y ver una película los cuatro en el sofá en el que apenas cabíamos…

Compartimos una sonrisa melancólica. Y rio un poco. –Los cinco…

-¿Eh?

-Cinco. No olvides a Presidente…

Él se ríe también. –Tienes razón. Siempre fuimos cinco…

-Aún podemos ser felices. Seguimos y seguiremos siendo una familia siempre, mi Arándano. Tú y yo…

Él suelta un suspiro cansado. -¿Podrías dejar de decirme así?

-Podría, pero no lo haré.

-Te odio, ¿sabes?

-Uumm…no. Nadie odia a sus padres… Oh no, olvídalo, yo odio al mío…

Él se ríe a carcajadas. –Punto para mí entonces… ¿Me lo contarías de nuevo? –pregunta en voz baja, casi infantil, y me recuerda a mi pequeño Max.

-¿Qué quieres que te cuente?

-Cuando me abandonaron en la entrada de la Academia…

-No lo digas así…

-Así fue, papá…

-No. Bueno, sí, alguien te abandonó, pero no es esa la versión que me gusta. Me gusta pensar que el destino te puso en nuestro camino. Alec y yo te necesitábamos más de lo que tú a nosotros. Contrario a lo que decía esa nota, a ti cualquiera te hubiera amado…

Max se detiene y me mira muy serio. La gente sigue su camino, pasando a nuestro lado, evadiéndonos. –Cualquiera los habría querido a ustedes. Rapha y yo fuimos afortunados al ser recibidos y amados por los mejores padres…

Él me abraza y siento mis ojos inundarse de lágrimas. –Alec lo fue. Siempre…

-Tú también, Magnus Bane. Yo tengo al mejor padre justo ahora. No te culpes por el pasado…