XX. Clues

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Nota de la Autora: adivinen qué... El martes de la próxima semana ya estaré de regreso en Chile, lo que significa... ¡Actualizaciones más seguidas! :) So... El capítulo anterior llegó muy rápido a los 100 votos, así que tenía que actualizar. En fin, espero que lo disfruten, sé que no está muy largo pero bueh, algo es algo.

***

Llevaba días esperando a que Bradley hiciera algún acto de presencia en mi vida, pero afortunadamente no había sido así. No me buscó, tampoco me llamó; imaginaba que el poco orgullo que le quedaba no se lo debió haber permitido -o tal vez se debía a que estaba demasiado borracho o drogado como para poder marcar mi número-. Cualquiera fuese la razón, no pretendía molestarme en averiguarla, ya que si había algo absolutamente claro en mi vida, era el hecho de que jamás regresaría a Brooklyn, mucho menos si eso significaba volver con él. Y al contrario de lo que podría haber esperado, no podía sentirme más lejana a Brad y al afecto que le tenía. Obviamente, la presencia de Nialler me ayudaba bastante a no pensar en el pelinegro. Mi amigo -si es que aún podía seguir llamándolo así- había cumplido al pie de la letra con cada una de sus palabras; ya llevaba dos semanas en Nueva York única y exclusivamente por mí, algo que jamás imaginé que sería capaz de hacer. Sin embargo, el limite de su estancia en la ciudad se acercaba, y junto con esto, su partida para regresar a Europa.

Evidentemente, sea lo que sea que estuviese sucediendo entre Niall y yo, no había pasado desapercibido frente a la prensa, y ya se habían filtrado un par de fotografías de nosotros juntos en un par de periódicos del mundo. No obstante, no se trataba de nada muy terrible, solo un poco de los mismos rumores que corrían a diario, un poco más de prensa rosa que perseguía al cantante. Por ello era que no nos rompíamos la cabeza pensando en ello, además, estábamos muy sumergidos en nuestros mundos como para desperdiciar nuestro tiempo en ello.

Pero a pesar de que fuese fantástico tener al rubio a mi lado, en ocasiones me veía un tanto incómoda respecto al asunto de la comida. Y lo peor de todo era que no podía negarme a alimentarme, al menos no si estaba con él. Durante todos esos días ya me había invitado a tomar helado, comer pretzels, a una adorable cena romántica, e incluso habíamos protagonizado un pequeño encuentro en Starbucks compartiendo un café, tal y como habíamos hecho la segunda vez en que nos vimos tras nuestro encuentro. Por eso mismo era que me sentía terrible, incapaz siquiera de subirme a la balanza. No sabía como negarme, ni tampoco era capaz de arriesgarme a ir al baño a vomitar y ser descubierta. Quería ocultar esa faceta de mí, no quería mostrarle mis falencias, mis defectos e imperfecciones, mas ese pequeño capricho de esconderme me estaba limitando.

¿En que minuto fue que los sentimientos de Niall se convirtieron mi prioridad frente a mi dieta?, ¿Qué diablos me estaba sucediendo?

(...)

Esa sería entonces la última noche que pasaría Horan en Nueva York, por lo que habíamos quedado de juntarnos en mi departamento para ver una película y pasar el rato juntos. En realidad, algo sencillo, y así también una sugerencia mía; básicamente para por fin no tener que verme obligada a comer y poder seguir con mi dieta sin obstáculos de por medio. O al menos eso era lo que esperaba, hasta al abrir la puerta me encontré con un rubio cargado de bolsas que desprendían un fuerte y delicioso aroma de lo que simulaba ser comida china.

"Diablos, Niall. ¿Por qué?", me preguntaba en mi interior, histérica.

-Imagino que todavía te sigue gustando el chapsuí, ¿No es así? -me preguntó él con una amplia y coqueta sonrisa.

¿Cómo demonios se suponía que le dijera que no?, ¿Tenía acaso que coger las putas bolsas y lanzárselas en la cara para que entendiera que no quería comer? No, imposible, Niall era demasiado irresistible, y estoy segura de que si me lo hubiese pedido, me habría comido un pastel completo únicamente por él.

Little Things » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora