X. Reality

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Con gran disimulo, fui capaz de enviarle un mensaje de texto a Bradley preguntándole si iba a encontrarse o no en el departamento. Afortunadamente, me respondió que no, que de hecho se estaba preparando para salir a encontrarse con uno de sus clientes, y que probablemente llegaría tarde a casa. Sonreí ampliamente, ya me sentía más tranquila con esa idea. Sin embargo, cuando acababa con un problema, era que empezaba el otro: la comida, y junto con ella, esa invitación que me hacía Niall a la que sencillamente no me podía negar -al menos no después de haberme dado ese enorme discurso sobre lo importante que había sido y era en su vida, y sobre ese eterno anhelo que tenía por recuperarme-. Definitivamente, no habría tenido corazón si le hubiese dicho que no.

De este modo fue que partimos directamente a mi departamento pues, hipotéticamente, eso debería haber resultado más cómodo para ambos, ya que sino, la otra alternativa, habría sido ir al hotel de mi amigo... "Amigo", sonreí cuando apareció esa palabra en mi mente, no era tan extraño volver a llamarle así, es más, se sentía fantástico poder denominarlo de esa forma.

Ya al cabo de unos minutos tratando de tranquilizarme, fue que me resigné, respiré hondo y mentalizándome en que tendría que comer y aguantarme los deseos de expulsar la comida de mi cuerpo mientras Horan estuviese cerca. ¿Podría? Sonaba a un horrible desafío, el peor de todos, tan solo esperaba que no fuese completamente imposible.

Cogimos un taxi, y transcurridos unos diez minutos, ya habíamos llegado a los antiguos edificios que nos esperaban ahí para recibirnos. Él sonrió, revelando su ahora perfecta dentadura, comentándome algo así como que le agradaba Brooklyn y que le daba una sensación de encontrarse con las verdaderas raíces de Nueva York. La verdad, no fui capaz de concentrarme demasiado en sus palabras, y a medida que subíamos las escaleras hacia el tercer piso, comenzaba a ponerme más incómoda y nerviosa.

Cuando ya estábamos en frente a la puerta de madera, respiré hondo una última vez, antes de introducir la llave en la cerradura y abrirla, para encontrarnos así con algo que en realidad no sabía si me sorprendía del todo. Ahí estaba Bradley, con un porro en la boca, recibiendo dinero de un chico que no parecía tener más de dieciséis años, pasándole una pequeña bolsita con un montón de pastillas coloridas en su interior, y otra con unos cuantos cigarrillos de marihuana. "Demonios", ¿Cómo iba a explicarle eso a Niall?

- ¿Aly? Creí que no llegarías hasta dentro de unas horas.- Habló mi novio, observándome desentendido, con esos ojos rojizos que prácticamente estaban desorbitados. Pronto pareció percatarse de la presencia del rubio irlandés y alzó una ceja, extrañado, como preguntándole quién era.

Obviamente, Niall fue perfectamente capaz de comprender qué mierda estaba sucediendo ahí dentro, es decir, era una imagen bastante evidente: ese adolescente le estaba comprando un montón de drogas al que era mi novio, en mi propio departamento, y si a eso le sumábamos el olor de la marihuana, obteníamos como resultado un fabuloso desastre. La historia de mi vida, por supuesto.

Me sentía más humillada que nunca, y eso era bastante que decir considerando la infinidad de humillaciones que me había tocado vivir a través de los años. La vergüenza me consumía, y es que había llevado a Niall con las únicas intenciones de pasar una tarde relativamente agradable, e incluso había hablado con el idiota de Brad preguntándole si iba a estar en casa o no, y siendo que la respuesta había sido negativa, tenía que sucederme esto. ¿Qué demonios había ocurrido durante el camino? ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué era que me pasaban estas cosas? "Oh, a la mierda", pensé, decidiendo mandar al diablo todas mis dudas, pronto podría responderlas, mas en ese instante lo único importante era sacar a Horan de ahí lo antes posible. Me volteé, buscándolo, y topándomelo exactamente tras de mí, con el ceño fruncido, el cual delataba su preocupación.

Little Things » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora