XI. Exception

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Nota de la Autora: hey, tengo que felicitarles y agradecerles... ¡Little things superó los 1.000 votos! ¡Todo gracias a ustedes! ♥ infinitas gracias :) de verdad, todo es gracias a ustedes jamás creí que el fic llegara a eso, les juro que me llena de orgullo ♥ y como agradecimiento les he traido dos capítulos :). Sí, no están muy largos, pero son dos al fin y al cabo jajaja. Espero que los disfruten, y muchas gracias, en serio ♥

***

Durante esa noche, Brad ni siquiera se molestó en hacer acto de presencia. Es más, tras unos minutos transcurridos de nuestra pelea, cogió su campera negra de cuero, sus cigarrillos y su billetera para así marcharse lo antes posible del departamento, sin tener intenciones de regresar a dormir. Al menos se podía rescatar el hecho de que se diera la decencia de avisarme que iba a ir a un bar con sus amigos y que no regresaría a casa hasta el día siguiente. Solté un suspiro con el teléfono entre mis manos, releyendo el mensaje de texto una y otra vez, lo lancé a lo lejos, asumiendo que esa noche mi pelinegro bebería cerveza tras cerveza hasta perder la conciencia, y que probablemente terminaría durmiendo en alguna plaza, un callejón, o -si tenía suerte- en la casa de alguno de sus amigos. De cualquier forma, su ausencia no me afectó demasiado, luego de pasar tres horas del resto de mi tarde en el gimnasio, al volver al departamento invertí mis pocas energías restantes en una ducha para así poder acostarme temprano. Posteriormente, a la mañana siguiente, en cuanto abrí los ojos me preparé para volver a mi santuario del ejercicio y realizar exactamente la misma intensa rutina de tres horas, sin importar si mis músculos reclamaban por una pausa. Me importaba un demonio descansar; sin dolor no había éxito, sin sufrimiento no llegaría a mi triunfo.

Regresé a eso de las doce del día, descubriendo que Brad no había aparecido aún. Sonreí, sintiéndome irónicamente agradecida, necesitaba algo de tiempo antes de tener que volver a lidiar con él en otra de nuestras peleas. Discutir con así era desgastador, más de lo que imaginaba.

De este modo, perdí varios minutos dándome una larga ducha que consiguió relajarme por completo. Una vez que salí, me coloqué unas calzas negras y un polerón gris de mi novio, esos anchos, holgados, los que siempre me habían ayudado a disimular la figura de mi cuerpo.

Mi plan para el resto de la tarde era simple: saltarme el almuerzo, dedicar el día para mí misma limitándome a hojear una revista de moda y beber de mi preciado té verde. Y de hecho, en eso estaba, hasta que fui interrumpida por el timbre que anunciaba que alguien llamaba a la puerta. Rodé los ojos, molesta, adivinando que se trataba de Brad. Pensé en hacer oídos sordos, en no abrirle, verdaderamente no tenía deseos de verle la cara, pero ante la insistencia del timbre, me vi obligada a levantarme con pesadez del sillón en el que había permanecido recostada, me acerqué lentamente hacia la puerta para abrirla, sin poder evitar soltar una exclamación de sorpresa al encontrarme a Niall.

- ¿Niall?- Pregunté como si no lo hubiese reconocido. ¿Qué estaba haciendo ahí?

*** Punto de Vista de Niall ***

Seguidamente de haberme marchado del departamento de Alyssa, mi mente no había logrado dejar de divagar en ella durante el resto del día. Bueno, en realidad, en ella y en ese par de chicos con los que nos encontramos en cuanto abrimos la puerta. Rápidamente, había asumido que el mayor se trataba del tan mencionado Bradley Fields, su novio, pues su imagen encajaba muy bien con las descripciones físicas que Aly me había dado. Y, honestamente, si bien no tenía idea qué diablos me había esperado de él, definitivamente no había sido eso. En el segundo en que nuestros ojos se posaron en la escena, pude palpar la incomodidad de la rubia, siendo esta perfectamente reflejada en su rostro, la desesperación se dibujaba en su semblante con toda claridad, haciéndome saber que la chica ya estaba deseando que yo me fuera de ahí en cuanto antes. Y yo, estúpidamente, le obedecí, abandonándola en medio de quién sabe qué diablos era todo eso. Píldoras, marihuana, las reconocía muy bien; el menor se las estaba comprando al fornido pelinegro con una naturalidad impresionante, como si fuese pan de cada día, compartiendo un porro como si de un cigarrillo de tabaco se tratara.

Little Things » Niall HoranKde žijí příběhy. Začni objevovat