❀ Capítulo 04

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Esta vez no fuimos nosotros. Esas palabras seguían en la mente de HoSeok, aún no podía, ni quería creer la negación de sus mejores amigos. Él estaba cien por cierto seguro de que ellos eran los autores de aquellas notas o al menos eso quería pensar.

- Amor, de nuevo me ignoras - JiMin venía sonriendo y mimando a HoSeok, hasta que este le dejó de hablar de un momento a otro y se puso serio. - HoSeok, estás muy raro...

El mencionado negó de inmediato y mirando a su novio, volvió a sonreír.

- Solo son problemas de la universidad. - dijo en su defensa, sabiendo que muy en el fondo JiMin no le creía.

- ¿Vendrás a estudiar conmigo, hoy? - preguntó el menor, esperando la afirmación de su novio, pero este se negó de inmediato. - ¿Por qué? - se apresuró a decir el pelirrojo, buscando la mirada de su novio.

HoSeok, en cambio, solo miraba hacia al frente y caminaba sin saber dónde pisaba. No quería admitir que le daba algo de miedo ir a la casa de su pequeño por el hermano de este, pero tampoco quería quedar mal o hacer enojar a JiMin. No sabía qué hacer.

- HoSeok, ¿estás molesto? - preguntó el pelirrojo. - Si es así, podemos solucionarlo mediante una breve conversación en mi casa.

El mayor negó de inmediato y tomando con firmeza la mano del menor, se dirigió a sus labios. JiMin correspondió el beso sin saber a qué se debía.

- No estoy enojado, amor - se excusó. - Solo que los trabajos de la universidad me tienen así - volvió a mentir. El pequeño solo asintió con un poco más de seguridad y dejó un beso en la mejilla del pelinegro.

- Iremos a mi casa a estudiar ¿cierto? - HoSeok miró a su novio y fingiendo una clara sonrisa, asintió.

Ambos caminaban entre risas y besos que se regalaban mutuamente. Ellos eran felices en su burbuja de amor, que según HoSeok, nadie destruiría. Sin embargo, qué equivocado podría estar el pelinegro.

El mayor volvió a sentir miedo al entrar por segunda vez en la semana a la casa de JiMin. Anteriormente era algo normal e incluso muy acogedor entrar a este lugar y estudiar como cada tarde, pero ahora solo lograba sentir miedo al estar dentro de ese lugar con su novio.

La madre de JiMin los recibió con una cálida sonrisa, que logró tranquilizar un poco al mayor. Ella les preparó refrescos y galletas. Hoseok estaba muy agradecido con la mujer que le había dado la vida a su novio, se veía que era una gran esposa y madre.

- ¿Te parece estudiar en mi habitación? - preguntó el pelirrojo, mientras tomaba la bandeja que contenía las meriendas.

El mayor de ambos asintió y quitando las bandeja de las manos de su novio, se dirigió hacia las escaleras.

JiMin se despedía momentáneamente de su madre y ahora venía caminando con una gran sonrisa en el rostro. HoSeok lo esperaba en el comienzo de las escaleras y al tenerlo a su lado, volvió a encaminarse escaleras arriba hacia la desconocida habitación de su novio.

HoSeok jamás había entrado a la habitación de JiMin, pues él veía algo innecesario estar ahí cuando bien podían estudiar en el comedor e incluso, pensaba que era algo irrespetuoso estar con su novio en la misma alcoba a solas, pero al parecer hoy era el gran día. Hoy estaría a solas con el gran amor de su vida.

Los pasillos eran iluminados por las luces del atardecer que se colaban por las ventanas. HoSeok pensó que tal vez era parte de su imaginación sentir que alguien lo observaba, quiso pensar que tal vez estaba exagerando y ese lugar, que para él antes era acogedor, ahora lo seguía siendo.

- Es por aquí, Hobi - le guió el menor. El pelinegro solo siguió a su novio hasta llegar a una puerta celeste que tenía adheridas muchas fotos de él y su hermano.

- Al parecer son muy unidos - se atrevió a decir el mayor. JiMin miró por sobre su hombro y una vez que logró visualizar las fotos, negó.

- Lo éramos, pero el comenzó a cambiar desde hace unos meses atrás, logrando así nuestro alejamiento.

El mayor solo se detuvo y observó cada foto, todas contaban una historia que él ya comenzaba a imaginar en su cabeza.

- Deberías hablar con él - dijo el pelinegro, dirigiendo su mirada hacia Jimin, quien ya había dejado las mochilas en su cama y ahora extraía algunos libros de su escritorio.

- Siempre lo he intentado, pero cada vez que lo intento me rechaza e incluso, me humilla.

HoSeok miró a JiMin, sin poder creer sus palabras, se suponía que ambos eran mellizos y como tales, tenían que protegerse, pero al escuchar la palabra humillación, su perspectiva de hermanos había cambiado.

Ahora ya no quería ni socializar con TaeHyung, él deseaba proteger a su novio de todo mal e humillación y al parecer tendría que protegerlo de su propio hermano. Era algo irónico.

- Es mejor que estudiemos, Hobi. - sugirió el menor. El susodicho asintió y al adentrarse a la habitación, dejo la puerta abierta, tampoco veía algo muy educado cerrar la puerta al estar a solas con JiMin. Él no quería dar a mal pensar las cosas.

Ambos estudiaban y a la vez comían las galletas, JiMin más que todo, pues el pelirrojo odiaba estudiar, lo único que quería era tener a HoSeok para sí solo. JiMin solo quería pasar un corto, pero bien merecido rato con su novio.

- Entendiste, ¿cierto? - preguntó el mayor, desviando su mirada del libro hacia su novio.

JiMin, por su parte, había terminado de comer las galletas y ahora iba bebiendo de su refresco. Era cierto que HoSeok sabía de Mi, pero no era algo muy efectivo el que le enseñará a su pequeño novio, sabiendo que este se distraía ante su presencia.

- Jimin ¿entendiste? - volvió a insistir. El mencionado solo sonrió con los labios cerrados y mintió.

- Claro que aprendí, Hobi - fue su respuesta. HoSeok se alegró, le gustaba mucho el hecho de ayudar de cualquier forma a su pelirrojo. - ¿Entonces, mi premio es...? - el menor estiró sus labios hacia su novio y este solo atinó a besarlo, no sin antes sonreír.

Ambos se besaban con ternura, hasta que JiMin decidió acelerar el beso. Ahora se saboreaban el uno al otro y disfrutaban de las caricias que se iban a dando. El pelirrojo disfrutaba mucho de las caricias proporcionadas.

Todo iba bien hasta que unos pasos se escucharon por el pasillo, HoSeok no quería separarse y arruinar ese momento placentero por lo que siguió con su labor. JiMin sabía de quien se trataba y muy a pesar de todo, continuó con el tan apasionado beso.

Por otro lado, TaeHyung observaba todo el espectáculo con odio y rencor desde el umbral de la puerta. Sus manos se habían cerrado en un puño y ahora solo maldecía internamente al gordo de su hermano. Lo maldecía por ser su mellizo.




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