1- Frustración

10.7K 781 116
                                    

Los rayos de sol que se colaban por la ventana se reflejaban en las teclas blancas del piano que se posaba bajo mis manos y me dañaba ligeramente la vista, pero tantos años con la misma rutina me habían acostumbrado a aquel destello.

Para mi ventaja ya estaba comenzando la primavera, no hacía tanto frío como antes y no necesitaba encender la luz de la sala para poder tocar, aunque pensándolo bien, no me hacía falta ya que me sabía las canciones de memoria, aunque si quería seguir componiendo debía ver las hojas de la partitura en las que mis delirios se plasmaban.

Quizá era un idiota por levantarme dos horas antes de que empezasen mis clases en la universidad; quizá, pero por alguna razón (más que obvia) nadie utilizaba esta sala tan pequeña antes de las nueve, que era cuando mi verdadera rutina aburrida empezaba y me alejaba de mi libertad.

Allí estaba yo, un día cualquiera de abril, cuando aún no llovía, con las manos en la cabeza y un mar de hojas a mis espaldas, con varios lápices partidos a la mitad y restos de borrador entre todo aquel desastre. Lo único en lo que me podía concentrar en ese entonces era en terminar mi maldita composición dedicada a mi primer amor. A mi amor por mi piano.

La base estaba escrita, incluso había convencido a varios miembros de la facultad en la que se tocaban instrumentos de cuerda percutida y frotada en que me acompañasen en ella. Me sorprendí cuando aceptaron en poco tiempo, adivino que les gustaron mis anteriores canciones y les hacía ilusión colaborar conmigo.

Eché la cabeza hacia atrás, suspirando y cerrando los ojos. Eso no era lo que tenía que recordar. Oh, Yoongi, ¿no puedes espabilar de una vez? Estás al final, debe ser fácil.

Mi vista entonces volvió al frente para mirar borrosamente la última parte de la letra que llevaba escrita.

"Puede que me vaya, pero no te preocupes

Te irá bien por tu cuenta

Recuerdo cuando te conocí por primera vez

Ya has crecido mucho

Este es el fin de nuestra relación,

pero nunca sientas pena por mí

Volveremos a encontrarnos de una forma u otra,

así que salúdame con una sonrisa"


Tenía demasiadas cosas que escribir sobre mi piano, demasiadas, y llegué a pensar que esa era la razón por la que me bloqueaba a la hora de expresarlo.

Un grito carraspeado salió de mi garganta mientras aguantaba mis lágrimas de angustia. Mis ojos lucían un color rojizo, aunque no fue producido por aquel instante, sino que más bien fue porque llevaba cerca de tres días seguidos sin dormir, quedándome por las noches allí metido. ¿Que cómo era que no me echaban? Uno de mis amigos era el sobrino del director de la universidad y su relación siempre había sido bastante buena, eran incluso como padre e hijo, por lo que pedirle aquello era una minucia y le dejaría sin dudarlo.

No sé si agradecértelo o maldecirte, Nam.

Parece que siempre que pienso en este hombre aparece, y en efecto, el director de la universidad se encontraba en la puerta de la habitación. Solía quedarse fuera a escucharme tocar cuando se paseaba por las mañanas por los pasillos antes de que entrasen los primeros alumnos. Yo lo sabía aunque pretendía sorprenderme cada vez que le veía, o más bien, le "pillaba" haciéndolo. Pero no conté con ello al emitir tal sonido y para mi desgracia le asusté al hacerlo.

Su cara en ese momento era de preocupación y tristeza.

-Min Yoongi, ha estado usted varios días aquí metido, y su estado me está comenzando a preocupar... ¿No sería lo mejor irse a casa por hoy...? - Muy amable por su parte, pero inútil para mí.

-No, señor, tengo esto casi terminado, y...- No había terminado de dar mis explicaciones cuando se adentró a la sala para recoger uno de los papeles que estaban en el suelo.- ¡No toques eso!-De nuevo, mi tono se elevó más de lo normal. Si algo me molestaba era que tocasen mis borradores y mis letras inútiles. Cuando me quise dar cuenta le había empujado hacia atrás con fuerza con tal de proteger mi trabajo. Ya la había cagado otra vez. Mis ojos se abrieron ante la sorpresa al fin y di paso a ayudarle, sin éxito.- Discúlpeme, no estoy en mis mejores condiciones...

-Señor Min Yoongi -Me dijo, mientras se levantaba, rechazando mi ayuda.- Le conozco, y sé que usted no es así. Creo que debería ir a un psicólogo, esto de la música se le está yendo de las manos.

-¿Un...? ¡No! Le prometo que solo necesito un par de días más, y entonces...-Mi garganta estaba dolida. No solo tocaba, sino que también rapeaba, y aquella noche había olvidado rellenar la botella por lo que mis cuerdas vocales no estaban en mis mejores condiciones.

-Tome, comience por ir mañana. Esta doctora es amiga mía, y trabaja los sábados. Váyase a casa por hoy y duerma, y mañana, acuda. -Me "obligó", sacando una tarjeta de su bolsillo derecho con el número de dicha mujer. También se encontraba su dirección, o más bien, la de su clínica. ¿Qué hacía con tarjetas de una psicóloga en su bolsillo? Y luego era yo el "raro".

Iba a ser inútil resistirme o quejarme, por lo que asentí, recogí todo el desastre que había causado por el suelo y me fui a casa mientras veía a los estudiantes entrar al campus.

Min Yoongi, realmente eres un idiota.

En cuanto llegué a mi pequeño apartamento tiré la mochila al suelo con algo de pesadez. Saqué como pude un poco de leche de la nevera y la calenté. Al fin y al cabo no había desayunado nada ese día y mi estómago no era especialmente pequeño. Cuando terminé no pensé siquiera en lavarme los dientes, mi único objetivo era la cama.

Bajé las persianas que había dejado a medio camino y me tiré de lado a la cama, procurando no rodar mucho para no chocarme contra la pared.

Antes de cerrar los ojos pude ver la hora que marcaba el reloj digital de mi mesilla.

"9:17"


Y caí dormido.

«Tan malo como parece» - YoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora