En tus brazos

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Pov Christian

Después de haberle propuesto a Anastasia que sea mi esposa, se podría decir que todo fue miel sobre hojuelas. Festejamos esa noche con mis padres, Ray y la tía de Ana, Teddy estaba feliz de estar con sus abuelos y mi pequeña Phoebe estuvo muy tranquila de brazo en brazo. Esa semana comencé a dormir al lado de mi futura esposa, no hacíamos el amor, tenía que respetar la cuarentena, pero el simple hecho de sentirla a mi lado, envolverla entre mis brazos y despertar con ella, lo significaba todo para mi. 

Aprovechábamos todas las mañanas, cuando nos despertábamos, para hablar sobre lo que nos sucedía, lo que pensábamos y nos permitíamos hacer planes para el futuro. La boda la dejamos para cuando Phoebe estuviera lista para hacer un viaje largo, le dije que la luna de miel sería en Francia, un lugar que ambos queríamos conocer, por eso coincidimos en esperar y ser prudentes con nuestro hijos. También queríamos que Ted no perdiera clases, así que en seis meses tendríamos nuestra boda. 

Tuvimos noches interesantes en las que nuestros hijos nos acompañaban en nuestra cama, también hubo días en los que se me hacía extremadamente difícil contenerme y no abalanzarme sobre ella. Cuando finalmente pasó, no pudimos dejar de hacerlo, cada momento libre era para nosotros y tuvimos que parar cuando se terminaron los condones, aunque pronto obtuve una gran carga de ellos almacenados en uno de los gabinetes de nuestro baño. 

También hablamos sobre el tema de exponernos a los medios y convenimos que era algo inevitable, que tarde o temprano sabrían todo y que ya no había nada que esconder. Empezamos a salir algunas veces a citas que armábamos cuando nos desocupábamos de los niños o el trabajo, viajamos dos veces a Seattle en auto y disfrutamos del calor familiar cuando nos recibieron todos en casa de mis padres. Se que salieron algunas fotos de nosotros en algunas revistas, pero no le dimos importancia porque no decían nada mas que especulaciones sobre nuestra relación. 

Una sola vez hablaron del anillo de mi mujer, y eso fue todo lo que permitió mi equipo de relaciones publicas, frenando que indagaran mas allá y ocultando donde es que vivíamos. 

- No voy a invitarla, no me lo pidas Christian.- sentenció cuando estábamos en la cama haciendo la lista para nuestro casamiento. 

- Es tu madre a pesar de todo...- es una lucha por quienes serán invitado o no, pero considero que tiene que arreglar las cosas con su madre, en todo este tiempo no la ha visto ni hablado con ella. 

- No, y esa es mi ultima palabra, y estaré muy molesta contigo si la invitas Grey.- es momento de retroceder. 

- Ok... lo dejemos así.- Levanto mis manos en un gesto teatral y ella no puede contener la risa mientras que yo no puedo contener las ganas de besarla, lo hago. - No te enojes conmigo.- suplico repartiendo besos en su cuello. 

- No me enojo, solo que ella nos arruinaría el día... ah!- gime cuando aprieto mis dientes en el lóbulo de su oreja, ya no estaremos con las listas de invitados. - Los nombres Christian... estamos con los nombres de... los invitados.- 

- Parece que estás distraída de tu tarea futura señora Grey... tendré que corregir esto.- rodamos por la cama y me permito observar y absorber su imagen cuando queda debajo mío con todo el cabello alborotado y una sonrisa bobalicona en el rostro. 

- Eres preciosa.- digo acariciando su rostro, que se ilumina con una sonrisa. 

Ella hace fuerza y rodamos una vez más, pero cuando termino abajo siento algo duro crujir en mi espalda y de inmediato salto para ver que es. 

- ¿Que mierda?- mascullo cuando descubro que rompimos mi pluma y que ahora hay una gran mancha de tinta azul en la sábana. - Joder...- 

- Ven, tenemos que quitarla de inmediato.- dice Ana conteniendo la risa y levantándose. 

Lo Inevitable #PremiosObsesiónGrey2018Where stories live. Discover now