Amor

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Tras el sacrificio de Ichimatsu, las cosas parecían estar por fin tranquilas. Karamatsu fue dado de alta muy pronto, y todos le dedicaron sus atenciones a él. Era, obviamente, una señal de arrepentimiento de parte de ellos hacia su hermano. Sin embargo, había algo que seguía mal, y todos se daban cuenta de ello. Karamatsu-san seguía en la casa.

— ¿Por qué no ha vuelto a donde sea que vino? —preguntó Todomatsu— Todos aquí pedimos el mismo deseo, ¿no? Que encontrara el lugar al que pertenece.

—Sí, es muy extraño. Yo lo escribí como "Haz que Karamatsu-san vaya a su hogar", en caso de que sus deseos no sirvieran —comentó Choromatsu.

— ¿Por qué cambiaste la forma en la que estaba escrito? —dijo Osomatsu— Entonces es tu culpa que no haya servido, Choromatsu.

—No es mi culpa, tal vez simplemente no sirvió. Eso de los deseos son tonterías, ¿cómo pensamos que con sólo pedir algo se iba a hacer realidad?

—Nuestro hermano le dio su alma a un demonio, ¿y todavía dudas de estas cosas? —Todomatsu le reprendió. Todos guardaron silencio al oírlo.

—Ichimatsu no dijo nunca nada al respecto. El muy tonto. ¿Qué tan egoísta era como para sacrificarse de esa forma sin decirnos nada? —Osomatsu hablaba con la voz entrecortada, aguantando las lágrimas en su garganta.

—No, él no fue egoísta. Sólo, no quiso que nos preocupáramos por él, y no quería que nosotros sufriéramos el destino que él debe estar sufriendo ahora —Choromatsu le dijo al mayor, mientras que Todomatsu no dijo nada más—. Jyushimatsu, ¿sigue dormido?

—Ah, sí. Últimamente duerme demasiado, ¿no creen? —el de rojo volteó a ver al quinto hermano, quien estaba metido en el armario del futón, dormido, en plena oscuridad.

— ¿No deberíamos llevarlo con un doctor? Lejos de que no es saludable que duerma tanto, él simplemente no es así —Todomatsu dijo, con preocupación en su rostro, yendo a revisar a su hermano mayor.

Jyushimatsu seguía dormido, pero hasta en sueños se le notaba que no se encontraba bien. Esa eterna sonrisa en su rostro ya no se encontraba, y eso preocupaba al menor de los Matsuno. Se agachó a donde el de amarillo y le acarició el rostro antes de volver con los mayores.

—Y los dos Karamatsus, ¿en dónde se han metido? —Totty preguntó, pues la casa estaba bastante silenciosa.

—Salieron a caminar, al parecer. Desde que Kara-chan salió del hospital han estado más juntos que nunca —Osomatsu dijo con toda tranquilidad.

— ¿Y eso está bien? Digo, es muy extraño ver dos veces a Karamatsu. A pesar del tiempo que lleva aquí es muy raro —Todomatsu replicó.

—Sí, ¿qué se traen esos dos en especial? Parecen incluso pareja —Choromatsu dijo, tomando la gaceta de trabajos, mientras encerraba con un plumón rojo algunas ofertas.

—Sí, eso parecen —el primogénito asintió con una sonrisa, cruzado de brazos. Los otros dos tardaron un poco en notar su sonrisa, y al hacerlo, dieron un fuerte grito sorprendido, empezando a preguntarle detalles.

En el escondite de los Matsuno las cosas no iban bien. Osomatsu estaba desesperado por encontrar una forma libre de riesgos para poder traer a su hermano. Sin embargo, desde hacía un par de días los espejos habían parecido dejar de funcionar. Incluso Ichimatsu había dejado de tener esos extraños episodios de desmayos que lo acompañaron en los últimos días. El santero fue despedido tras rehusarse a hacer una invocación a Amatsu-Mikaboshi, dejando a los cinco sextillizos restantes prácticamente solos.

—No hay opción, tenemos que traer a Karamatsu de vuelta —dijo Choromatsu al de rojo, quien estaba sentado en su escritorio, pensativo.

—Es riesgoso, escuchaste lo que el santero dijo la última vez. Si alguien sacrifica a alguien, ambas almas se pierden en el infierno. No pienso que ni ustedes ni yo suframos un destino así. —Osomatsu parecía decidido ante dicha decisión.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora