Desesperación

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Escuchar sus llantos era aterrador. Los cinco hermanos no se quedaban callados, y por ende no dejaban dormir. Karamatsu-san, sin embargo, no estaba agobiado por la falta de sueño. Le agobiaba más el horrible sentimiento de que Kara-chan estaba en camino al hospital casi al borde de la muerte, y él no podía hacer nada por ayudarlo. No podía borrar de su mente la imagen de Kara-chan, inconsciente y casi al borde de las convulsiones siendo llevado por los camilleros a la ambulancia. Lo único que podía hacer al respecto era llorar y rogar a Dios que estuviera bien.

Lo que más le enojaba del asunto era que si los deseos habían funcionado, Karamatsu-san estaría lejos de la vida de los sextillizos apenas saliera el sol. Se dedicó la noche entera a llorar su desgracia hasta quedarse dormido. No era normal que llorara, no para alguien que había pasado una buena porción de su vida ocultando sus sentimientos. Pero en cuanto la luz del alba lo despertó, se sorprendió en sobremanera al encontrarse aún en la sala de la casa Matsuno.

Se levantó del futón confundido, pues realmente esperaba despertar en su mundo. Anduvo por la casa, totalmente vacía, sin nada más que una nota que le avisaba que todos estaban en el hospital. Al leerla se apresuró a vestir y fue en camino al mismo para visitar a su Kara-chan. Cuando llegó cuatro de los hermanos iban ya de salida junto con sus padres.

—Chicos, ¿cómo está Kara-chan? —les preguntó apenas los vio a todos.

—Apenas lograron bajarle la fiebre —le dijo Osomatsu, en un tono muy preocupado, mientras consolaba a su madre quien lloraba de miedo.

—Los doctores no encuentran la razón por la que le dio esa fiebre tan repentina —Matsuyo dijo, calmando su propio llanto—. Karamatsu-san, cuida por favor de él y de mi Ichimatsu. Se ha quedado en la habitación de su hermano y se niega a dejarlo solo.

Karamatsu-san fue de inmediato a la habitación que los demás le habían señalado. Tal como Matsuyo dijo, Ichimatsu estaba sentado en una silla, viendo siempre atento a su inconsciente hermano.

— ¿No estás hambriento? —le preguntó al entrar, llamando la atención de inmediato del cuarto hermano.

—Creí que habías vuelto a tu hogar —le dijo Ichimatsu al voltear a verlo.

—Al parecer todavía me quedaré una temporada. Tus padres dicen que deberías volver a casa a descansar. No es muy sano quedarse aquí todo el día.

—Apenas han pasado un par de horas.

—Mira, realmente no quiero ser grosero, pero no considero que tú seas el más indicado para cuidar de Kara-chan en estos momentos.

— ¿A qué te refieres? Ichimatsu le preguntó, levantándose de su silla para hacerle frente al yakuza.

—A que tú eres quien más daño le ha hecho a Kara-chan, y por ende no deberías estar cuidándolo.

Ichimatsu al oír eso se paró en frente de él. Karamatsu-san, por su parte, se mantuvo erguido con una expresión de desprecio ante el de sudadera morada.

—Anoche tuve otra pesadilla, justo antes de encontrar a Karamatsu con esa maldita fiebre —le dijo Ichimatsu, mirando a Karamatsu-san fijamente—. Soñé que específicamente mi hermano moría.

— ¿Soñaste que Kara-chan moría? —eso asustó al yakuza, pues muy probablemente eso tenía que ver con los demonios que lo habían llevado a ese lugar.

—Sí, y que tú llorabas sin control. Por eso me desperté, sólo para encontrarlo con una fiebre del infierno. Jamás había visto nada igual, y al parecer tampoco los doctores.

—N-no, él no puede morir. No permitiré que él muera...

—Yo tampoco quiero que muera. A pesar de que le digo repetidas veces que lo voy a matar, o que quiero que se muera... yo realmente no quiero eso.

— ¿Es por el accidente que tuvo cuando niños?

— ¿Quién te habló de eso?... no importa, tenemos que encontrar la forma de salvarlo. No me perdonaría dejarlo morir.

Karamatsu-san se le quedó viendo a Ichimatsu, y terminó por abrazarlo —No dejaremos que nada malo le pase. Iré a hablar con Reika, ella de seguro sabrá cómo revertir esto.

Le pidió a Ichimatsu que se quedara con Kara-chan, mientras que él iba al festival a tratar de encontrar a Nyaa-chan. Sin embargo, el escenario estaba vacío, por lo que tomó el tren para llegar a su casa. Al llegar a la misma, tocó la puerta desesperado hasta que la idol le abriera.

—Karamatsu-san, no esperaba que viniera...

—Tienes qué ayudarme, Kara-chan está muriendo —le dijo de inmediato, tomando las manos de la chica en un acto de desesperación.

— ¿Muriendo? —Nyaa-chan no comprendía bien, hasta que le vino a la mente todo el asunto con Amatsu-Mikaboshi.

—Tienes qué ayudarme a encontrar una forma en la que no lo pierda. Por favor, él es mi vida —los ojos le brillaban a causa de las lágrimas que amenazaban con salir. El verlo con esa actitud de miedo y desesperación lograron que ella accediera, haciéndole pasar para que entre los dos buscaran en alguno de los libros una cura para evitar el cumplimiento del pacto con el demonio.

En el hospital, Ichimatsu se había quedado dormido una vez más. En la noche por el traslado al hospital y demás no pudo dormir debidamente, y se caía de sueño en su asiento hasta que éste lo venció. En contra de su voluntad, tuvo otro de esos sueños extraños, pero éste en especial se sentía demasiado diferente que los demás. Se levantó en una cama, en un cuarto bastante elegante, con todos sus hermanos a excepción de Karamatsu rodeando la cama.

— ¡Ichimatsu! —le dijo Osomatsu, ataviado en un traje blanco y camisa de vestir roja— Nos habías asustado, hombre.

— ¿Dónde estoy? —preguntó Ichi, al verse de repente vestido con un chaleco de vestir negro y una camisa de vestir morada.

—En casa, nos preocupaste cuando te desmayaste tan de repente. Has pasado dos horas inconsciente —le dijo Choromatsu.

La mente del cuarto hermano no tardó en atar los cabos. Al parecer una extraña conexión lo había transportado al mundo de Karamatsu-san. ¿Por qué estaba ahí? Si esto era un sueño, no era muy agradable que digamos. A pesar de que ellos se veían como sus hermanos, sentía que estaba con gente extraña. Ichimatsu temblaba de los nervios, a lo que todos se asustaban. Al parecer el Ichimatsu de ese mundo no era un manojo de nervios como normalmente. Necesitaba pensar rápido, no se sentía nada bien en ese momento. Necesitaba decirles algo, y lo único que pudo salir en ese momento de su boca fue "Karamatsu va a morir".

Una vez pronunciadas esas palabras, volvió a desvanecerse en la cama. Los demás, asustados, trataron de reanimarlo hasta que recuperó la conciencia. Ichimatsu respiraba agitado, y volteando a ver a sus hermanos con los ojos llorosos, les dijo

—Lo vi, a Karamatsu-niisan. Estaba en una cama de hospital, y nadie sabía realmente lo que le pasaba. Recuerdo, que toqué su frente y estaba muy caliente.

— ¿Eso fue un sueño? ¿Una premonición? ¿Qué significa todo eso? Hace poco dijiste que Karamatsu-niisan estaba muriendo —Choromatsu en especial estaba consternado por lo que estaba pasando.

—No tengo idea... ¡Los espejos! Creo que esto tiene que ver con los espejos de la casa del viejo —Ichimatsu cayó en la conclusión rápidamente.

—Tendremos que traer los espejos entonces, haré que los traigan —Osomatsu dijo tomando su teléfono para hablarle a Atsushi y ordenar que transportaran los dichosos espejos al escondite. Había que hacer algo al respecto con esos espejos, no podían dejar a su hermano morir.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora