Espejo

802 135 27
                                    

Reika y Karamatsu-san se pasaron toda la tarde y noche buscando respuestas en todos y cada uno de los libros, sin avance alguno. La desesperación era grande, y más cuando los sextillizos no le informaban nada del progreso de Kara-chan.

— ¡No puedo! —dijo terminando por azotar un libro contra el suelo, asustando a la idol— ¿Es que no hay una forma en la que pueda mantener a salvo a Kara-chan?

—Oye, no te desesperes. Estoy segura de que debe haber alguna manera, ya verás...

— ¿Y si no? ¿O, si cuando encontremos la solución ya es muy tarde? No quiero que él muera, de alguna forma lo he amado demasiado durante este tiempo, que ya ni siquiera imagino mi vida lejos de él —se estaba cayendo a pedazos. En serio no podía imaginar su vida sin Kara-chan, tanto así como para no querer volver con sus hermanos.

—Matsuno-san, por favor contrólese. Debemos volver a leer los libros, ¿está bien? Tengo fe en que vamos a salvar al joven Karamatsu, pero mientras tanto, mejor vaya a verlo al hospital —Nyaa-chan le aconsejó, con la promesa de que ella iba a buscar libro tras libro con tal de encontrar la cura a tiempo.

Karamatsu-san salió de la casa de la idol, dejándola buscar por su cuenta. Cuando llegó al hospital, encontró a Ichimatsu llorando junto a la cama donde Kara-chan seguía inconsciente.

— ¡Ichimatsu! ¿Por qué lloras? ¿Es que acaso Kara-chan...? —le preguntó pensando lo peor.

—Vi a tus hermanos, ellos te están buscando. Y, al parecer, el Ichimatsu de tu mundo vio a Karamatsu-nissan. Al parecer tratarán de hacer algo para venir aquí —le contestó entre lágrimas.

—Pero, ¿es sólo eso? ¿Kara-chan está bien?

—Él no está bien, para nada bien, pero al menos no se ha puesto peor.

— ¿Entonces por qué lloras?

—No lo sé, tal vez porque tengo miedo. De que Karamatsu-niisan muera, y yo no le haya pedido perdón por tratarlo como basura todos estos años. Tengo miedo de que esta vez de verdad nos deje —escondió la cabeza entre sus rodillas, llorando como un niño pequeño. Karamatsu-san sintió tanta empatía y lástima por él que trató de animarlo.

—No llores, aún si yo tengo que dar mi vida por él, lo haré, con tal de que no muera. Preferiría morir a que él muera.

— ¿Por qué darías tu vida por él? Apenas tienes un par de meses de conocerlo, no comprendo. A menos que... —lo volteó a ver con los ojos aún llorosos, pues empezaba a comprender la razón de la amistad tan cercana entre los dos Karamatsus.

—Ve a comer algo, yo me quedaré a cuidarlo —le dijo Karamatsu-san antes de que sacara conclusiones, pues no era algo que quisiera que todos se enteraran.

En cuanto Ichi se fue, sin haberle cuestionado más, Karamatsu-san se sentó al lado de la cama, sosteniendo la mano de Kara-chan.

En el otro mundo, las cosas tampoco pintaban muy bien por decir algo. El llevar los espejos al escondite había sido relativamente fácil, pero ahora el problema era encontrar la forma de hacerlos funcionar. Terminaron por contratar un santero para que tratara de hacerlos funcionar, o en todo caso, que les dijera cómo funcionaban.

—Quien hizo este trabajo, tenía mucha experiencia que no se aprende fácilmente —dijo el santero que habían contratado, mientras examinaba con talismanes y amuletos los espejos.

—Pero, usted sabe hacerlos funcionar, ¿no? —preguntaba Osomatsu ansioso por usarlos y ver a su hermano perdido.

—Es complicado, necesitaría saber cuál fue el propósito por la cual hicieron el trabajo original. ¿Podría decírmelo, señor Matsuno?

—Fue una venganza, la persona que hizo esto quiso castigar a mi hermano, y al parecer lo llevó a algo así como a otra dimensión. Qué se yo.

—Mmm, tendré qué trabajar en ello mínimo esta noche. Sería de gran ayuda si me dejaran solo con estos espejos. En cuanto logre descifrar su secreto se los haré saber de inmediato.

Resignado, Osomatsu tuvo que salir del cuarto, en lo que el santero empezaba a preparar las cosas para una especie de ritual. Se reunió inmediatamente con los otros cuatro hermanos, quienes estaban igual de preocupados que él.

— ¿Qué te dijo el viejo? —le preguntó Choromatsu, limpiando sus lentes al ver a su hermano mayor llegar.

—Tiene que trabajar con los espejos, pero en cuanto sepa algo nos avisa. Me suena a timo —Osomatsu replicó, sentándose y cerrando los ojos mientras recostaba la cabeza en el respaldo del sofá.

—No podemos darnos por vencidos así de fácil. Recuerda que Ichimatsu-niisan dijo que vio a Karamatsu-niisan —Todomatsu parecía ser el más entusiasmado en trabajar con los espejos, y no era de sorprender, pues al ser el menor era el más apegado a Karamatsu-san, y al parecer lo amaba más que a cualquier cosa en el mundo.

—Tranquilo, Todomatsu, nadie se va a dar por vencido. Menos cuando ya tenemos una idea de cómo traerlo de vuelta —le dijo Ichimatsu al menor.

—Sólo hay que ser pacientes y esperar algún progreso. Mientras tanto, que Atsushi y Jyushimatsu se encarguen del negocio —Osomatsu dijo nuevamente, con los ojos cerrados.

Desde que el segundo hermano desapareció todos ponían sus esfuerzos en su búsqueda, y aunque el tener los espejos les estaba brindando un poco de seguridad en cuanto a obtenerlo de vuelta, había algo que les causaba cierto temor, y era la declaración de parte del cuarto hermano, de que Karamatsu estaba próximo a morir. Si los meses que había estado desaparecido fueron duros, no se imaginaban una vida sin él con ellos. A fin de cuentas, eran hermanos, y no podrían perdonarse el dejarlo perder, así como así. No tuvieron que esperar mucho, antes que el santero los llamara alarmado, pues al parecer uno de los espejos mostraba algo.

Karamatsu-san no tenía mucha idea de qué hacer, se preocupaba pues ahora esperaba que Reika le enviara un mensaje diciendo que ya había encontrado la forma de revertir el hechizo, pero no llegaba. Y mientras esperaba, se tenía que resignar a ver a Kara-chan muriendo lentamente en una cama de hospital. Fue por un momento al baño del mismo para refrescarse, tratar de aclarar su mente. Al verse al espejo sintió una rabia terrible. Una montaña de "hubieras" lo llenaba, y golpeó el mismo de forma tan fuerte que terminó rompiéndose.

— ¡Maldito viejo hijo de puta! ¡Esto era lo que querías! ¡De éste sufrimiento me hablabas! —maldijo para sí, viendo el espejo, roto, mientras lloraba. Necesitaba despertar a Kara-chan en ese momento y terminar de decirle lo mucho que lo amaba, que iba a sufrir sin parar si algo le pasaba.

Fue cuando creyó estar alucinando, pues de repente el reflejo del espejo empezaba a tomar otra forma. Cuando vio lo que había atrás, vio a sus hermanos, quienes empezaron a llamarlo desesperados.

— ¡Hermanos! ¿Qué hacen allí? ¿Cómo pueden...? —empezó a cuestionar, dudando de si era verdad lo que veía o una alucinación producto del estrés.

— ¿Estás bien, niisan? —Choromatsu le preguntó.

—Creí que estabas muriendo —le dijo también Ichimatsu al verlo. Los otros cuatro empezaban a preguntar cosas desesperados, sin que el segundo les diera respuesta alguna.

—Karamatsu, te sacaremos de ahí pronto, confía en nii-san, te vamos a traer de vuelta —le dijo Osomatsu, pero ante eso Karamatsu-san negó con la cabeza.

—No, no pueden sacarme de aquí —dijo el de camisa azul.

—Sí podemos, y lo vamos a hacer, Karamatsu. ¡No te podemos dejar ahí atrapado!

— ¡Pero yo no quiero! —terminó gritándoles. Todos se quedaron sorprendidos— Ustedes no lo comprenden. Yo... aquí soy feliz, soy alguien normal... en lo que cabe soy normal. La gente no me tiene miedo, me respetan por quien soy y no por lo que les pueda hacer, y... y... —le costaba mirar a Todomatsu, quien tenía los ojos humedecidos.

—Pero, ¿qué, Karamatsu-niisan? —justamente el de rosa tenía que ser el que preguntara.

—Y... me enamoré.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora