Coincidencia

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Habían pasado no sólo días desde la aparición en el espejo. Karamatsu había tratado de dejar de verse en él por completo, pero le era imposible. Era como si todos los espejos estuvieran hechizados, haciendo que se viera constantemente sólo para encontrar ese rostro del otro lado. Ichi, por otra parte, empezaba a andar a todos lados con su hermano mayor. Eso era demasiado extraño para los demás, llegando a tratar de llevarlo nuevamente con algún médico, cosa que el cuarto hermano no permitió.

—Karamatsu, de verdad, empiezas a enloquecer —le dijo Ichimatsu, acariciando y alimentando a Nyanko, quien se acaricaba tanto en su dueño como en Karamatsu.

— ¿Tú lo crees, brother? Es que... —no sabía expresar esa sensación que le invadía tan sólo con pensar en ese rostro. Le causaba una extraña sensación de ansiedad encontrarse con no sólo una persona —además de sus otros cinco hermanos, claro está— que tuviera su mismo rostro, sino que esta persona viviera, o al menos existiera del otro lado del espejo.

— ¿Es que qué, Kusomatsu?

—Tal vez... tienes razón, y me estoy empezando a volver loco después de verme tanto en el espejo. Tal vez es eso...

Los días posteriores se quedó pensado de forma seria en esa posibilidad. Tanto, que terminó acudiendo con Jyushimatsu para que lo llevara con su amigo, el profesor Dekapan. Dekapan es un hombre inteligente e ingenioso, y cada invento que hace es mejor que el anterior. No sólo eso, sino que también tiene las curas para las enfermedades más increíbles del mundo.

—Bueno, existe la posibilidad de que estés loco, aunque puede que también estés enfermo de algo —Dekapan estaba con su siempre amable sonrisa, mientras examinaba a Karamatsu, quien yacía recostado en una camilla y atado a ella con correas.

— ¿Karamatsu-niisan se curará, profesor? —Jyushimatsu le preguntaba, sonriendo para ocultar su expresión de preocupación y miedo al ver a su hermano mayor atado.

—Eso lo sabremos después de esta prueba. Le daremos electrochoques para curar su locura. Si sobrevive entonces estará curado...

—Wait, ¿si sobrevivo? —Karamatsu ahora estaba aterrado, pero no pudo hacer mucho al momento, pues Dekapan le colocó una mordaza y, a continuación, encendió la máquina de electrochoques.

—Wait, ¿si sobrevivo? —Karamatsu ahora estaba aterrado, pero no pudo hacer mucho al momento, pues Dekapan le colocó una mordaza y, a continuación, encendió la máquina de electrochoques

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Los días posteriores habían sido una tortura para Kara, cada vez que tomaba el espejo que el anciano santero le había dado no dejaba de ver el rostro extraño. Esto lo estaba debilitando, ya no podía hacer su trabajo correctamente. Él hubiera creído que estaba loco o algo, pero era muy religioso, y entendía —a medias— los poderes con los que ese brujo jugaba. Temía por su vida, y por la de sus hermanos. En ese momento sólo podía pensar en que tal vez les haría falta si todo esto terminaba por matarlo.

El asunto estaba dando por resultado cuatro días consecutivos sin dormir. Sus hermanos no podían pasar el asunto desapercibido, pero le tenían... ¿miedo? ¿respeto? Suficiente como para no importunarlo con sus tontas preocupaciones. Sin embargo, esa noche fue Totty el que se le acercó para averiguar qué era lo que sucedía.

—No has dormido en días, aniki. Las ojeras no le sientan a tu bello rostro —le dijo Todomatsu, sentándose en el regazo del segundo hermano.

— ¿Quién dice que no he dormido? Sólo no he descansado como se debe —Karamatsu acarició el rostro del menor con cariño, haciendo esfuerzo por lucir despierto y alerta. Era algo común entre los seis hermanos tener de vez en vez relaciones incestuosas unos con otros, aun cuando no tuvieran intenciones de ser algo formal, por obvias razones. Pero Todomatsu y Karamatsu se tenían "maña" entre ellos, siendo como una pareja de hecho.

—No me haces tonto, aniki. Conozco todo tu cuerpo y me doy cuenta de cuando algo cambia. No es que no descanses como se debe. Es que ni siquiera duermes. Dime, ¿a qué se debe?

—Simplemente... no he podido conciliar el sueño. Tal vez vaya a ver a un doctor para que me recete algo —no quería asustar a su querido Totty con el cuento del viejo brujo y la experiencia con Amatsu-Mikaboshi.

—Desde ahí hubieras empezado, amor. Bueno, al menos me dejas más tranquilo. Voy a salir con Osomatsu-niisan. Te veré en la noche —ese "en la noche", ya sabemos qué significa. Con delicadeza Totty se bajó del regazo de Karamatsu y se fue, no sin antes besar suavemente sus labios.

Karamatsu sonrió ante el beso, y se despidió de él. Era algo curioso que todos sus hermanos fueran abiertamente bisexuales —aunque fuese entre ellos, pues fuera del escondite, para el resto del mundo eran unos mujeriegos que gozaban de un buen par de tetas y sexo del bueno—, pero sólo Karamatsu, por alguna razón, se reservaba únicamente para los hombres. Desde pequeño había demostrado esa falta de interés por las mujeres desde su primer trabajo remunerado. Porque siempre las mujeres le parecieron desagradables en la intimidad. Karamatsu había sido el único que se había interesado exclusivamente por hombres, y no tenía miedo ni vergüenza en admitirlo al resto del mundo, aunque en sitios públicos como el burdel de Totoko usara a las chicas como adornos tontos.

Ahora bien, Karamatsu no podía quedarse con esa inquietud de no poder dormir por las noches a causa de las experiencias vividas. Aunque le ocasionaba terror, decidió volver a la casa del anciano. Aprovechaba a que era de día, de esa forma tal vez no le diera tanto miedo, o los demonios del lado del viejo al menos no tuvieran las fuerzas necesarias para hacerle algún mal. Se preparó, de todas maneras, con un par de amuletos y su revólver recién cargado, en caso de ser necesario.

Al arribar a la casa del anciano, éste, como si lo hubiera estado vigilando todo el rato, le abrió la puerta.

—Ah, joven Matsuno. ¿Qué lo trae de vuelta por aquí? —dijo el anciano con una sonrisa hipócrita en su boca.

— ¿Qué demonios fue lo que hizo? Es ya poco para una semana sin dormir a causa de su maldito espejo —dijo sacando el mismo. Se notaba enojado, aparte de cansado y desgastado.

—Yo no causé nada, joven Matsuno. Fue usted, usted y su maldita familia de ladrones, aprovechándose del esfuerzo e ingenuidad de la gente para enriquecerse. Fue usted mismo que se buscó este desdichado destino.

Karamatsu no aguantó más, y terminó lanzando el espejo al suelo, donde se rompió en pedazos. El anciano no lo podía creer, ya que ahora era difícil que Bakeneko pudiera cumplir la maldición. Pero fue ese momento, que creó la extraña coincidencia.

Fue Bakeneko, a fin de cuentas, el que lanzó ese resplandor enceguecedor, y abrió el portal que absorbió a Karamatsu a un lugar desconocido.

Todos en el laboratorio estaban absortos. Ni siquiera Dekapan, un genio en toda la materia, podía dar una explicación razonable de lo que había ocurrido. Cuando Karamatsu abrió los ojos después del shock eléctrico recibido, estuvo a punto de desvanecerse cuando se vio a sí mismo en el suelo y sin reaccionar.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora