Sentimientos

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El primer día de trabajo fue bastante sencillo. Entre conocer a los que serían sus compañeros de trabajo, a su jefe y adecuar su sitio de trabajo, empezó sus labores más tarde de lo esperado, de hecho, media hora antes del almuerzo. Fue cuando Karamatsu-san se dio cuenta de que había olvidado empacar un bento antes de salir, y por la celebración del día anterior se había gastado sus últimos yenes. Suspiró resignado. Realmente no había nada qué hacer al respecto, pero de repente la secretaria lo llamó.

—Matsuno-san, te están buscando —dijo la mujer, obviamente mucho más grande que él. Extrañado, se levantó de su sitio y salió a ver de qué se trataba todo.

Al estar fuera vio a Kara-chan, con su chaqueta de siempre pero ahora con una camisa normal, sin esa estúpida estampa de su rostro en ella.

—Kara-chan, ¿qué haces aquí?
—Bueno, me di cuenta en la mañana tras despertar que no trajiste comida. Lo sé porque ni siquiera mamá te vio preparar nada, y no faltaba ninguna caja de bento. Así que te traje esto —dijo dándole un bento envuelto en un pañuelo.
—Kara-chan… en serio no tenías qué hacer esto por mí, yo de hecho iba a salir a comprar algo ahora mismo…
—No mientas, yo sé que no —dijo sonriéndole a Karamatsu-san—. Ya no tienes dinero, y conociéndote sé que no pedirías a nadie prestado.

Apenas llevaban unas semanas de convivencia, ¿cómo era posible que Kara-chan lo conociera tan bien como para saber que necesitaba llevarle el almuerzo? Karamatsu-san le sonrió de vuelta, y le agradeció el detalle.

—Muchas gracias, Kara-chan. No sé cómo pagarte esto…
—No es necesario. Con que lo comas y te guste, será suficiente para mí. ¿Sabes? Creo que lo que dijiste el otro día, sobre esforzarme para conseguir un trabajo, lo voy a tomar muy en cuenta. Quiero dedicarme a algo que de verdad me guste, y como disfruto tanto cocinar, creo que empezaré a practicar mis habilidades para abrir un negocio propio, ¿understand?
— ¿Entonces vas a emprender?
—Sí, además que, si el negocio prospera, puedo también aplicar mi carrera. Abrir mi propio restaurante, sería un buen sueño.
—Vaya, qué alegría escucharte tan decidido. Estoy seguro de que lo vas a lograr.
—Fue todo gracias a ti. Creo que me inspiraste para tomar esta decisión. Es lo que a mí y a mis brothers nos faltaba, alguien en quién inspirarnos.

Al decir esto, Kara-chan lo abrazó. Karamatsu-san sintió de vuelta esa cómoda calidez, y al soltarse de él, lo tomó de la mano —Ven, acompáñame a comer, hay una plaza aquí cerca.

Aunque Kara-chan se opuso al principio, terminó por obedecerlo y fueron a la plaza que él mencionaba. Se sentaron en una banca y Karamatsu-san empezó a comer el bento. Le parecía que Kara-chan cocinaba excelente, y no dudó en expresarle su aprobación. A cambio, Kara-chan le agradeció por el cumplido.

— ¿Por qué haces estas cosas por mí? Digo, no tienes la obligación, y yo me iré después del festival del Tanabata.
—Es que, simplemente quiero agradecerte —le dijo Kara-chan, viendo hacia el cielo.
— ¿Agradecerme qué? —el yakuza le preguntó confundido.
—Todo lo que has hecho por nosotros. Creas o no, aunque los demás te odian, apenas te fuiste hoy y se despertaron, los demás empezaron a hacer sus quehaceres y demás. Es la primera vez que veo que hacen eso por envidia. Y yo, a mí me has inspirado para hacer algo de mi vida. Thank you.

Kara-san miró a los ojos a Kara-chan, e inevitablemente lo abrazó nuevamente —You’re welcome, de verdad no tenía idea de que sentías eso hacia mí, toda esa gratitud.
—Es más que gratitud… oh, se te hace tarde. Mira la hora —le dijo Kara-chan viendo al reloj, ya sólo le quedaban poco menos de dos minutos de descanso—. Es hora de volver.

Lo fue a dejar de nuevo al despacho, y se despidieron. Karamatsu-san se sintió mal de tener que separarse de él. Pero afortunadamente sólo le quedaban a lo más tres horas de trabajo, las cuales al ponerle mucho empeño a sus labores pasaron muy rápido. Al volver a la casa, en efecto encontró todo extremadamente limpio y ordenado. Con que Kara-chan dijo la verdad, y los sextillizos se empeñaron en hacer la casa de principio a fin. De hecho, al llegar, del patio trasero Choromatsu e Ichimatsu iban entrando con la ropa limpia, ya seca.

—Miren, es el señor “tengo un trabajo y lo presumo” —Ichimatsu sonaba tan depresivo como siempre, indiferente aun cuando insultaba.
—Vaya, con que hicieron las labores. La señora Matsuyo debe estar feliz de que al fin pudo descansar —Karamatsu-san sonaba obviamente sarcástico.
— ¿Qué tal tu trabajo, Karamatsu-san? —aunque Choromatsu también estaba celoso, actuaba muy tranquilo, y no estaba de más preguntarle eso.
—Bastante bien, me van a pagar cada viernes, y apenas es martes. En cuanto me paguen, les invitaré algo de oden —les dijo antes de pasar a la habitación. En la misma, Osomatsu se encontraba leyendo sus revistas como usualmente.
—Ya llegué —dijo Karamatsu-san al entrar al cuarto, momento en que Osomatsu volteó a verlo.
—Qué bueno, ¿qué tal se siente eso de trabajar por tu cuenta?
—Muy bien, deberías intentarlo alguna vez. Al menos Kara-chan lo ha tomado en cuenta y piensa trabajar pronto.
— ¿Karamatsu trabajando? Vaya, me han contado varios chistes pero ninguno tan bueno —dijo Osomatsu, aunque Karamatsu-san no lo tomó en cuenta.
— ¿En dónde está él ahora?
—Subió al techo, debe estar a punto de tocar… oh, de hecho ya empezó —el sonido de la guitarra empezaba a sonar. Kara-chan solía subir a tocar al techo casi siempre, aunque por el estrés del recién llegado no había tenido cabeza para hacerlo, pero ahora había vuelto a la práctica.

Karamatsu-san dejó su saco en la habitación y subió hasta el techo. Al encontrarse con su otro yo tocando la guitarra se sentó a un lado de él —Tocas muy bien.
Kara-chan se asustó de forma que estuvo a punto de caer del techo —otra vez—, pero al reconocer la voz del yakuza se tranquilizó.
Thank you, llevo ya años de práctica. Es bueno escuchar un cumplido al respecto después de tantos años, claro, que no vengan de Jyushimatsu.
—Tus hermanos menosprecian muchas cosas de ti, ¿verdad? Creo que, de verdad te haría bien en especial a ti si te separaras de ellos.
—Lo he pensado, incluso Chibita me lo ha llegado a decir, pero…
—Pero ¿qué?
—Es que, aunque son crueles conmigo o me ignoran, los amo tanto que no podría imaginar una vida sin ellos a mi lado. Y, al final creo que es eso lo que me frena, me frena el hecho que vivimos tan juntos, que si un día uno se fuera de casa, todo el sistema se vendría abajo.
—Bueno, no te culpo. Igual mis hermanos y yo no podríamos vivir separados, no después de que secuestraron a Osomatsu… —se detuvo, se estaba sincerando demasiado con Kara-chan.
— ¿Secuestro? —el otro le preguntó preocupado, pues era muy posible que ese evento le hubiera marcado.
—Olvida lo que dije, no me gusta hablar de eso.
—Está bien… mira, las estrellas —le dijo cambiando súbitamente de tema para evitar hacerlo sentir mal—. El cielo de noche se ve tan hermoso cuando hay tantas estrellas, ¿no lo crees?
—Sí, hermoso… —dijo Karamatsu-san, pero no volteaba a ver las estrellas, sino a Kara-chan.

Cuando bajaron del techo, Karamatsu-san entró al baño y se echó agua fría en el rostro. ¿Qué le pasaba? ¿Era que le gustaba su alter yo? Se miró al espejo en ese momento, el problema era que al verse en el espejo, deseaba ver el reflejo de Kara-chan. Se quedó meditando al respecto. A pesar de ser abiertamente gay, encontraba algo sumamente extraño en el hecho de que se gustara ”él mismo”. Era una versión extraña del complejo de Narciso, puesto que era él mismo, pero de otra manera.

¿Y cómo evitar que le gustara? El chico le tenía bastantes atenciones, se preocupaba por él aun cuando no se lo pedía. Era simplemente único. Terminó de ver su reflejo, y volvió a la habitación. Karamatsu-san había dejado de dormir en el sofá del cuarto, para dormir en un futón en la sala. Era más cómodo, pero era bastante solitario en una casa tan pequeña como esa. Sus pensamientos eran absorbidos por Kara-chan, hasta que lo vio salir de la habitación, ya enfundado en su pijama, y yendo a la cocina por un vaso de agua. No perdió tiempo, y se apresuró a encontrárselo.

— ¿No puedes dormir? —preguntó Karamatsu-san, tratando de verse relajado mientras el otro se servía agua.
—No, sólo tengo sed. Oye, ¿no te sientes muy solo durmiendo aquí afuera?
—No, bueno, al menos no mucho. Es cómodo, a fin de cuentas, pero muy silencioso. Había olvidado lo tranquilo que es éste pueblo y, me cuesta acostumbrarme.
—Entonces ¿habría problema si te hago compañía esta noche? Osomatsu está roncando de nuevo y no me deja dormir —le dijo Kara-chan, sonriéndole con esa misma expresión tan dulce.
—No hay problema, siempre que no encuentres problema en dormir apretado.

Después de que Kara-chan fuera por una almohada, se recostó dentro del futón junto a Karamatsu-san. En efecto estaban algo apretados, pero el yakuza se acomodó de tal forma que Kara-chan entró entre sus brazos. Era raro estar acostados así, pero al final estaba bien. Tras darse las buenas noches, Kara-chan se durmió, sin embargo, Karamatsu-san se le quedó viendo, como a la cosa más preciosa del mundo. Al parecer estaba irremediablemente enamorado.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora