21 - Recuerda.

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Una intensa luz me despertó de golpe, ésta entraba por las ventanas, las cuales no tenían las cortinas bien cerradas. Sentía un agudo dolor en la cabeza y no recordaba haber llegado a la cama la pasada noche... ¡Un momento! Miré mi mano y entonces vi el anillo que descansaba en mi dedo anular. Me incorporé de inmediato en el lecho y pagué las consecuencias. Gemí sonoramente y entonces escuché un gruñido a mi lado y al girar la cabeza comprobé que se trataba de mi esposo. Cruzó su brazo descubierto alrededor de mi estómago, acercándome a él.

Me solté de su agarré y salté de la cama, en ese instante me percaté de que no estaba en mi alcoba, sino en la suya. ¿Qué habrá ocurrido la noche anterior? ¿Consumaríamos el matrimonio? No me sentía diferente... tampoco sabía muy bien la mecánica de ello.

Un soplido de aire fue el culpable de hacerme ver que tan solo vestía una fina camisa y las calzas. Me debió de desvestir él antes de meterme en la cama. Busqué con la mirada algo con que resguardarme del frío. Vi una manta de lana gruesa tirada en una silla y me apresuré a por ella.

Escuché movimiento tras mi espalda, sin embargo no me atreví a darme la vuelta y comprobar si, mi marido, se había despertado al fin.

― ¿Eilenor? ―Preguntó con voz ronca. ― ¿Estás ahí?

Suspiré y fui hasta el lecho.

―Sí, aquí estoy.

Se reincorporó y comprobé entonces que llevaba puestas sus calzas. Salió de entre las tibias sábanas y se colocó frete a mí para, a continuación, mirarme a los ojos en busca de respuestas a preguntas que desconocía. Cogió una de mis manos, las cuales asomaban entre los extremos de la manta a la altura de mi pecho, y se la llevó a sus labios, rozándola levemente con éstos.

― ¿Qué recuerda de anoche, mi pequeña mujer? ―En sus ojos chispeaba algo semejante a la esperanza. Me tensé nerviosa.

―No demasiado, quizá charlar en el salón con Peter y Bela... ¿Qué hacemos en tus habitaciones?

―En tu estado me pareció más correcto traerte aquí, mas nos trasladaremos a las tuyas futuramente. Así el tiempo que pasemos en el castillo lo hagas en un sitio familiar para ti.

― ¿El tiempo? ¿Nos marcharemos?

El corazón se me encogió en el pecho. En ningún momento había contemplado la opción de partir de mi hogar.

―Aun tardaremos, mi dulce esposa, no obstante tenemos asuntos que arreglar en otros lugares.

― ¿De cuánto tiempo se trata? Y ¿tenemos? ―Cuestioné desesperada ya que no quería abandonar el lugar en el que se encontraba mi familia ―Peter― y amigos ―Bela―.

―Eso depende enteramente de ti y lo que tardes en recordar... ―Apartó un mechón de mi frente con delicadeza. ―Hay asuntos que nos esperan, a ambos.

¿Se referiría a su padre y sus obligaciones con él? Al fin y al cabo Oniel es el heredero del conde de esas islas... no me ha presentado formalmente a éste antes del enlace.

» ¿Qué te preocupa? ―Preguntó.

―Tu padre... ¿no se enfurecerá?

No me respondió, solo se carcajeó. Un torrente de rabia subió por mi pecho ante su reacción por mis dudas y lo empujé para apartarme de su lado. Pero tan pronto como lo intenté él abrió sus brazos y me atrapó entre ellos.

―Eh... no te enfades, pequeña. ―Susurró sobre mi cabello. ―Te aseguró que no se enojará.

―Vale. ―Repliqué escueta.

La Dama Caos. (Dioses Y Guardianas 3)Where stories live. Discover now