19 - Perdón.

334 62 8
                                    


Ya empezaban a caer los primeros copos de nieve, el frío calaba tras la gruesa capa que llevaba. Sin embargo no era consciente de ello mientras cabalgaba entre los árboles, en mi camino típico hacia el claro del lago. Ese lugar tenía algo especial que me reclamaba. Era extraño.

Llegué sobre el atardecer, no podría detenerme tanto tiempo como me hubiese gustado, mas no me importaba, necesitaba la calma de mi santuario. No obstante alguien estaba allí ya, tumbado sobre la hierba y no me hacía falta mucho para reconocer esa postura y cabello rubio. Melieni. Mi futuro marido, del cual estaba huyendo también.

Me giré para montar en Sombra y volver al castillo, pero el caballo había desaparecido de donde lo había dejado. Fruncí el ceño, sintiendo a alguien tras de mí. Al darme la vuelta comprobé que se trataba del intruso en mi vida.

― ¿Habéis visto a mi caballo? ―Cuestioné.

―Ha debido de irse con el mío. ―Sonrió. ―No se preocupe, señorita Sin, aparecerán pronto.

―Quería regresar al castillo. ―Dije mientras me apartaba.

― ¿Tan pronto? Pero si acaba de llegar.

―Me están esperando. ―Medio mentí.

Se acercó hasta donde yo me había alejado y con una de sus manos acarició mi rostro con dulzura. Hizo que lo mirase a los ojos, perdiéndome entonces en mis pensamientos y solo quedando uno: lo mucho que lo he echado de menos.

―Ah, pequeña, ¿y decís que mis ojos son bonitos? Los vuestros son hermosos, como dos piedras preciosas oscurecidas por una noche brillante.

―No me digáis pequeña, pues en breves seré vuestra esposa y no podría ser si seguís tratándome de niña.

―Yo no la trato de niña, ni mucho menos, mi dulce Eilenor... ―Apartó un mechón rebelde de pelo que había caído en mi carrera hacía allí. ―Aun siendo así, sois en edad menor que yo.

No había pensado hasta aquel momento en ese detalle. Fruncí el ceño, confusa, y me dispuse a preguntárselo:

― ¿Qué edad tenéis?

Se quedó pensándolo por un instante antes de responder.

―Se podría decir que os saco unos diez años, pequeña.

― ¿Diez? ¡Tenéis veintisiete años! ―Grité asombrada. ―Pensé que tendríais la edad de Peter.

― ¿Importa acaso? ―Susurró mientras se acercaba a mí aun más.

Realmente se habían dado casos de bodas con personas aun más dispares en edad. Tan solo no creí que él fuera tan mayor, no lo aparentaba. Negué con la cabeza.

―Simplemente me habéis sorprendido, señor Melieni.

―Echaba de menos su compañía. ―Suspiró. ―Sus amigos la han apartado muy bien de mí estas semanas. Sin embargo la conozco, señorita Sin, sabía que tarde o temprano vendría a este lugar.

Agarró una de mis manos y con sus dedos acarició la palma. Todo lo que siempre sentía cuando me tocaba salió a flote y me estremecí.

―Da la impresión de conocerme muy bien. ―Susurré.

―Lo hago. ―Sonrió mientras apoyaba su frente contra la mía.

Estuvimos un buen rato así, simplemente rozándonos, sin cruzar una mísera palabra.

La Dama Caos. (Dioses Y Guardianas 3)Where stories live. Discover now