Epilogue

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Epilogue

Lilly se acomoda la bufanda al cuello mientras sale del subterráneo para enfrentarse al crudo frío que azota a la ciudad, ese año estaba mucho peor que el anterior y su cabello, que le llegaba a los hombros y era rubio ahora, se volaba con el fuerte viento. En una de las manos lleva su violín, uno nuevo y de mejor calidad que el que tenía de adolescente, mientras que en la otra, aquella que se lesionó cinco años atrás, estaba completamente sana. Estaba enfilando directamente al teatro de New York, tenía una práctica con la filarmónica que empezaba en unos 20 minutos.

Cuando iba cruzando por una de las avenidas principales vio el anuncio del Grand Prix Final que se llevaría acabo dentro de algunas semanas, instantáneamente recordó a Yuri, aquel patinador ruso que le dio uno de las mejore vacaciones que alguien como ella podría pedir. Él había ganado 1 oro el año en que se conocieron, 1 platino en contra de Viktor, 2 oros seguidos después de ello y volvió a obtener 1 platino en contra de Katsuki el último Grand Prix Final que se había disputado. También había oído que había estado representando a Rusia en los últimos juegos olímpicos y había ganado el primer puesto. Su carrera había sido siempre en ascenso, algunos pocos traspiés que seguramente se debían a que estaba creciendo y acomodándose a su cuerpo que estaba en desarrollo, pero siempre había escuchado de la popularidad del hada rusa. Sin embargo, le había dado gusto saber que el Yuuri japonés había finalmente obtenido su medalla de oro después de tanto tiempo, después de todo, éste mismo la había contactado para que le escribiese una canción para su programa libre, y ella había accedido encantada.

Lilly se queda observando el letrero algo embelesada, luego recuerda cuando tenía 17 años y aquel evento había hecho que su mundo diese un giro drástico y cambiase su vida. El Gran Prix Final, la Copa Rostelecom y todo lo que ésta competencia incluía había hecho de Lilly una persona diferente, y la había ayudado a ser quien era en la actualidad. Habían pasado varios años ya, pero aún se recordaba yéndose a tomar el bus después de aquella fría despedida y llena de preguntas de por qué Yuri había sido tan indiferente en ese entonces.

Casi 5 años atrás...

Lilly se estaría mintiendo a sí misma recordando que no había llorado aquel día, porque sí lo había hecho en el bus de regreso a la casa de sus abuelos. No podía creer que aquella había sido la despedida que Yuri le había dado, y que no lo volvería a ver más. No sabía qué haría con sus sentimientos, tampoco si sería capaz de abrir aquel chat una vez más para charlar con él. ¿Sería capaz de contestarle? ¿Querría hablar con ella? No tenía idea de nada, y cada vez que se cruzaba por su mente la idea de que había todo fallado, más le apretaba el pecho.

El transcurso entre el pueblo y el aeropuerto al día siguiente había perecido eterno, al no recibir ningún mensaje de parte de Yuri había hecho que aceptara que había llegado todo a su fin, igual que su estadía en aquel país. Su abuelo cargó su gran maleta por ella en todo momento, e intentaban animarla con cualquier tipo de conversación, pero parecía que nada alegraba a la jovencita. Aquel brillo que la caracterizaba había desaparecido, y ella no había dado ninguna razón a qué había pasado durante la copa Rostelecom.

Abrazó a ambos ancianos con todas sus fuerzas y les agradeció por toda la paciencia que le habían tenido por aquellos dos meses en que la habían alojado. Lilly tenía claro que había actuado desconsideradamente la mayor cantidad de ocasiones, se desaparecía casi todos los días para juntarse con un patinador artístico sobre hielo, que al final lo único que había hecho era romperle el corazón tanto como había sido posible. Encontraba ridículo que se hubiese enojado a último minuto, y lo maldecía cada vez que pensaba que había sido porque había hablado con Katsuki y había sido amigable con el japonés.

Don't you dare  (Yuri Plisetsky)Where stories live. Discover now