Aléjate

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Entré a la habitación nuevamente y ahora los chicos se encontraban comiendo tacos de picadillo. Yo estaba cambiada, me había puesto un pantalón holgado, una sudadera y unos tenis. No hice ningún ruido al volver al lugar, simplemente me dirigí a la sala y me dejé caer en un sillón con una libreta y pluma en mis manos. 

Estaba haciendo anotaciones de lo que tenía que recuperar de la casa vieja, así es voy a regresar por mis cosas. Sabía que era arriesgado y que mis hermanos se negarán en todo momento, pero tenía cosas demasiado importantes en ese lugar y necesito saber si habían encontrado mis cosas o no.

-Ten, come tienes que recuperarte- dijo Dylan parado frente a mi con un plato con comida y un vaso de agua en sus manos 

-No tengo mucha hambre- comenté, pero este me la dejó frente a mi

-Es mejor que comas antes de que tus hermanos se vuelvan locos y empiecen a alucinar las razones por las que no quieres comer- dijo divertido y yo solo sonreí de lado

-Bien, gracias- dije tomando el plato de comida para comer

-Por cierto, linda casa- comentó antes de dar media vuelta he irse con los chicos

Solté un suspiro y dejé la libreta y pluma en la mesa de centro. Me acomodé en mi lugar mientras le daba una mordida al taco de picadillo, pero en ese instante sentí algo duro detrás del cojín. Me moví y saqué lo que estaba detrás de este, y fue cuando me di cuenta que era un álbum de fotos que tenía. De inmediato me puse nerviosa ¿y si alguien lo vio? No quería que nadie supiera lo que tenía en este lugar y esto era una pista. Le di otra mordida al taco antes de dejar el plato en la mesa de enfrente y acomodarme en el sillón para ver cual era este álbum.

Lo abrí y al ver la primera foto sentí como me puse blanca como papel. Eran fotos mías con Dylan. Me convencí a mi misma de que nadie había abierto el álbum, que lo encontré justo a tiempo de que lo descubrieran. Dirigí mi mirada hacia los chicos y enfoqué mi vista en Dylan, este álbum tenía fotos de cuando él era mi guardaespaldas, de cuando me había enamorado de él. Empecé a hojear las paginas viendo foto tras foto con el vaso de agua en mi mano. Tenía las que nos habían tomado con una cámara escondida que estaba en mi antiguo cuarto y para ser honesta eran mis favoritas porque no teníamos que forzar una sonrisa para una foto, simplemente era algo natural.

Pasé la hoja y fue cuando me di cuenta que había una pluma en esta parte, una pluma que enseguida reconocí de quien era. Sentí como mi presión descendió, escuché los latidos de mi corazón retumbar en mis oído y estaba segura que me encontraba blanca como papel, fue ahí cuando sentí como el vaso que tenía en mis manos cayó al suelo provocando un gran estruendo al momento que el vaso se rompió en miles de pedazos.

Enseguida el silencio reinó en el lugar, los chicos habían dejado de hablar y mis herramos se pusieron de pie mirándome al igual que todos.

-Emma- escuché que me llamaron y fue en ese instante que cerré el álbum de golpe y me puse pie

-Eehh...tengo que hacer algo, ahora vuelvo- dije distraída mientras tomaba rápidamente mi libreta de la mesa y caminaba a paso rápido fuera del lugar.

-Emma- me llamaron siguiéndome y yo me detuve girándome 

-¿Si?- pregunté mirándolos

-¿Estás bien? ¿Qué ocurre?- preguntó Jacob y yo negué con la cabeza

-Me han entrado nauseas al comer, eso es todo. Creo que lo mejor sería que deje de comer antes de que enserio vomite o me llegue a enfermar- mentí

-¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo?- preguntó Ryan y yo negué

-No, solo iré a enjuagarme la boca para quitarme este sabor que me da nauseas- dije sonriendo falsamente

Vida de MafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora