- La señora Steele ha despertado, al parecer no le hace mucho efecto el cloroformo ni el medicamento para dormir.- Me informa uno de mis ayudantes. 

Joder con Anastasia, ¿Acaso estaba hecha de piedra? nada la dejaba fuera de juego lo suficiente, y estaba pensando en recurrir a otro tipo de drogas. 

- ¿Como está ella? - pregunto mientras termino el cigarro y me alejo de la ventana. 

- Está mareada y permanece observando el lugar. No ha dicho nada y simplemente se ha limitado a estar callada y trata de enfocar la vista.- asiento con la cabeza y se va. 

Así que le ha afectado, pero no lo suficiente. Eso será bueno para jugar un poco, desde hace tiempo que he planeado lo que haría con la amante de mi esposo una vez que la encontrara y que sea Ana aquella mujer no cambia en nada mis planes, simplemente le añade un toque especial, por los viejos tiempos, por las traiciones en juego. 

Soy consciente que debo apurarme, las cosas con Grey son rápidas y no puedo evitar pensar en que en cualquier momento me va a encontrar o va a notar que Anastasia no está en su vuelo a donde sea que vaya. Christian es mío, me pertenece por derecho, no puede seguir pensando en ella, y para que deje de hacerlo debo hacerla desaparecer. 

Me dirijo a la habitación en donde la han dejado, y me encuentro con que está amarrada a la cama por una mano con una cuerda, mientras que la otra la tiene en su cabeza. Secretamente disfruto de verla en esta situación. 

- ¿Megan? - dice en susurros mientras que trata de enfocar la vista en mi. 

- Asi que al fin y al cabo no te hace efecto nada.- Ella frunce el ceño, y me sorprende que recuerde ese gesto como cada vez que estaba confundida con mi actitud. 

- ¿Que... que hago aquí?- intenta levantarse, pero sospecho que ya lo ha intentado antes y una vez más no lo logra, volviendo a quedar tendida en el colchón. 

- Creo que eres lo suficientemente inteligente como para darte cuenta.- contesto y la veo tratar de liberarse. 

- Por favor Meg, suéltame.- solloza y hace un gesto de dolor al tirar una vez más de las cuerdas. 

- ¿Quieres saber que haces aquí?- tomé asiento a su lado y vi la incomodidad en sus ojos. -Estás aquí porque te tiraste a mi marido mientras yo lloraba por su falta de atención, porque me dejaste de lado por ese idiota. Porque se suponía que eras mi mejor amiga y me fallaste de la peor forma posible. Ya ahora lo vas a pagar. ¿ Es lo justo verdad?- 

Sus ojos azules se abrieron y el rojo por el llanto se hizo notorio, solo opacado por lo maravilloso del azul de sus grandes orbes. Ahora entiendo que es lo que le atraía a Christian, el porqué de cada vez que se quedaba como embobado mirándola hablar o reír, sus ojos son diferentes a todos los demás. Y eso me pone furiosa, porque es algo que jamás podré darle. 

Recuerdo la sensación de mi mano golpear su mejilla, como el ardor se acrecentaba y luego daba paso a un tenue picor, una sensación agradable de poder. Ahora siento la necesidad de obtener el poder de vuelta, y hacer que aquellos ojos azules que enamoraron a mi esposo paguen por mi sufrimiento, que no me dobleguen como lo han hecho con él. 

Me acerco y ella retrocede, sabe de mis intenciones, pero esta vez nada ni nadie va a detener mi mano, no pasará porque me aseguraré de ser rápida. El primer golpe resuena y un tenue gemido se escucha en la habitación, luego otro y otro más. Ana se revuelve debajo mío y presiono con mis piernas para detenerla mientras que sigo con los golpes. 

Ella intenta defenderse con la mano que tiene libre, pero logro atraparla y ahora la tengo a merced de mi poder, porque yo soy la que gana este juego. Ella llora y gime cada vez que mi mano golpea su piel, pero me detengo solo cuando veo que ya no se mueve. 

He cuidado que los golpes no la dañen demasiado, mas que nada quiero que su rostro se vea claramente cuando tome las fotos par Christian, he golpeado lo suficiente su cuerpo como para que ya no moleste, luego probaré otras cosas. Por ahora me conformo con dejar hecha girones la chaqueta que llevaba y su vestido sube por sus piernas hasta mostrar parte de la ropa interior. 

- Esto servirá para que aprendas quien manda, y pronto vendrán cosas peores, así que prepárate.- Me alejo y cuando llego a la puerta de la habitación volteo lo suficiente como para verla retorcerse y tomo una foto con mi teléfono. - Espero que Christian disfrute el verte.- 

-Sédala con lo que sea, la quiero dormida para dentro de una hora y nos movemos. No quiero que me encuentren tan pronto.- ordeno a uno de mis hombres y me dispongo a mandar la foto, se que bien obtenga el archivo, Christian iniciará la búsqueda, y esperaremos, la persecución lo hace mas excitante. El final va a ser especial. 


Pov Christian

Un zumbido se hace presente en mi cabeza y lo detesto desde el mismo momento en que lo he sentido. No recuerdo el momento en que mi cabeza ha caído en el escritorio, pero me siento como si hubiera tomado todo el alcohol de la ciudad, a pesar de que no recuerdo haber tomado nada más que un poco del licor asqueroso que ha dejado Megan en el escritorio de Ana. 

Veo la hora y sorprendentemente son las tres de la madrugada, según un reloj espantoso que reposa frente a mi linea de vista. El cuello me tira cuando me incorporo y la columna me cruje, siento como si tuviera ochenta años. Una luz titilante capta mi atención, es mi teléfono que reposa en un extremo del escritorio que anuncia la entrada de un mensaje. Estiro mi mano y veo que es de Megan, pero las letras las veo borrosas y no puedo leer lo que pone. 

Intento levantarme y la cabeza me da vueltas. ¿Que carajos pasa conmigo? Ni siquiera se como llegué a estar en esta habitación. 

- Taylor! - gruño en voz alta y tarda un momento en aparecer, el suficiente como para que mis piernas se venzan y caiga en el sillón en donde estaba justo en el momento en que aparece. 

Taylor se asusta y corre a mi encuentro tomándome en el momento en que mi cuerpo involuntariamente se inclina par adelante. El mareo es persistente y tengo unas náuseas de muerte. 

- Señor! Déjeme llevarlo al baño.- dice mientras me levanta en un fuerte abrazo y literalmente me arrastra por la habitación.

- ¿Dónde estamos Taylor?- logro balbucear después de liberar lo que no había en mi estómago. 

- En el hotel señor, como me dijo en el auto después de la conferencia con la señora Steele.- dice mientras me deja sobre una cama que es lo suficientemente grande y cómoda para mi.

Proceso las palabras y me quedo en silencio. No recuerdo mucho después de dejar aquella oficina, recuerdo el dolor de saber que la he perdido, que me detesta y que va a rehacer su vida lejos de mi. ¿Los veré alguna vez? claro que lo haré, pero ya no serán míos. 

- Señor Grey su teléfono suena.- dice Taylor acercando mi celular y lo atiendo sin ver quien es. 

- Así que el señor Grey no responde los mensajes de su esposa... interesante ¿Ya tienes a otra puta en tu cama? - La voz de Megan se oye a través del auricular y un estremecimiento me recorre.

-¿Que? ¿No entiendo de lo que hablas? - balbuceo y recuerdo haber despertado por el insistente zumbido en el escritorio. 

- Hablo de que no sabes a lo que te enfrentas Grey, quiero una respuesta en menos de cinco minutos si no la quieres ver en peor estado.- Entonces la comunicación se corta y por el rostro de Jason, me veo en la obligación de hacer a un lado el estado de embotamiento de mi mente para saber que es lo que pasa. 

No tardo mucho en abrir los mensajes y veo que hay dos de Megan, una foto y un texto. No tengo que siquiera leer lo que pone, porque al ver la foto, se que Ana está en peligro y no en un avión hacia quien sabe donde. 

Desde ese momento, a las tres de la madrugada, mi vida se convirtió en un caos. 

Lo Inevitable #PremiosObsesiónGrey2018Where stories live. Discover now