Capitulo 17: Sentimientos encontrados.

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Capitulo 17: Sentimientos encontrados.



Era miércoles en la mañana cuando Pablo fue por fin a visitar a Eloise después de lo que sucedió. Llevaba un par de noches durmiendo donde Reynaldo y ya sabía que empezaba a pesar en ese lugar. Más que nada, porque dos hombres durmiendo en una misma habitación era demasiado para soportar. Y además, sus padres ya empezaban a sospechar, y Pablo no había permitido que Rey les dijera nada todavía.

Tenía un miedo intenso de que se dieran cuenta antes de que él tuviera la oportunidad de decirle a Eloise. Él no sabía cómo ella se lo iba a tomar.

Al llegar, le llevaba una rosa que compró en una floristería. Acostumbraba a hacerles regalos muy a menudo. Sencillos o extravagantes, siempre dependiendo de su bolsillo. Ahora que ahorraba para lo del anillo había cesado un poco con lo de los regalos, para llegar más rápido a la suma deseada.

Eloise abrió la puerta, tenía un vestido muy bonito de tiros, que se amoldaba a su figura y le llegaba a mitad de muslos. Ella le sonrió, no llevaba mucho maquillaje, un poco de labial rosa. Era muy bonita. Se lo dijo en la mente. ¿Dónde encontraría a alguien más perfecta que ella?

Ella lo abrazó cruzando sus brazos en su cuello. Después se besaron unos segundos.

—Te estaba extrañando tanto. —Se quejó frente a sus labios, los cuales besó de nuevo—. Sentí que me evitabas, porque estabas enojado de que no fui a esa estúpida carrera. —Le comentó. Pablo agarraba su cintura con suavidad.

—Mi amor, nunca. Te amo.

—Yo también —le dijo y lo besó de nuevo—. Esa rosa, ¡wow! —Tomó la rosa de la mano de él—. Soy tan afortunada por tenerte. Vamos, pasa. —Le pidió.

Ambos fueron a su habitación. La casa estaba sola, sus padres trabajaban, ella tenía libre ese día en la universidad, Pablo no, pero decidió faltar.

Se acostaron en la cama de Eloise, ella en sus brazos mientras estaban solo pasando el rato allí.

—¿Qué hay de nuevo? —Ella preguntó.

—No mucho, mi amor.

Ella se levantó, y se subió encima de su regazo. —Debo admitir que te extrañaba mucho, Pablo Enrique, no me abandones tanto.

Pablo extendió su mano y le echó el cabello hacia atrás, que después cayó en ondas hacia delante, la admiró allí, volvió con sus dos manos a agarrarle las caderas. —Nunca lo haría. ¿De acuerdo Eloise? bajo ninguna circunstancia.

Ella se inclinó y se besaron primero lento, y después rápido. Pablo sintió miedo, de que era demasiado bueno para ser cierto, pero echó ese pensamiento a un lado.

—¿Qué te gusta de lo que hay ahí? —Le preguntó Hugo a Marina.

—¿La verdad? Uhm... Nada. No me parece apetecible. —Miró la comida del buffet.

—Tal vez debamos ir juntos a mi casa y cocinar de lo que allí hay. —Hugo dijo en broma, dejando de mirar la comida.

—A mí me parece bien, vamos. —Marina asintió completamente de acuerdo, dejó de mirar la comida también, y miró entonces a Hugo. .

Así que el la llevó a su casa. Dejó a Marina que examinara la nevera y que sacara ingredientes. La observaba desde la puerta de la cocina.

—Diablos, mami. —Hugo dijo de pronto, asustó a Marina, solo porque no esperaba escuchar su voz así de la nada.

El regreso de MarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora