Capitulo 8: El día gris.

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Capítulo 8: El día gris.



La habitación de Eloise en ese momento estaba desordenada. Todas sus prendas de vestir se encontraban encima de la cama y los ganchos de la ropa en el piso.

Sacaba fuera las prendas, las que estaba cansada de usar, y volvía a poner en el closet las que guardaría. Las organizaba por gradiente de color, desde el color más claro al más oscuro.

En ese momento la puerta sonó dos veces. Después, su mamá, una señora de unos cincuenta años, entraba con los brazos cruzados.

—Buen día Eli.

—Hola mamá, la bendición.

—Dios te bendiga. —Desenlazó los brazos—. Lleva horas arreglando su closet.

Eloise se alzó de hombros. —Sí mamá, es que necesitaba despejar la mente un poco.

—¿Y su novio, Pablo Enrique?

—Creo que está en casa.

Su mamá asintió.

—Eloise, lo abandona mucho. Se va a aburrir y va a buscar a otra. —Aconsejó, caminando al closet y mirando que estaba arreglado por mitad—. ¿Quién más le va a querer a usted?

—Cualquier persona, mamá. —Eloise rodó los ojos.

Su mamá siempre había hablado de una forma correcta, y con respeto.

—¿Con su posición social? ¿Recuerda quién es su abuelo?

Eloise negó, enganchando otro vestido.

—Entonces no lo descuide Eloise, que él es un buen muchacho, que le puede dar la vida que desea y que le damos nosotros a usted. —Le puso la mano en el cabello, tocándoselo con suavidad—. Tiene mucho tiempo sin visitarlo, ¿acaso andan peleados?

—No mamá. —Contestó con pesadez—. Él está recogido, y quiere pasar tiempo solo.

—Solo pero no sin la compañía de su novia.

Eloise tomó toda la ropa que estaba a un lado.

—Ya, observa. —Se quejó—. Esta ropa ya no la quiero. Puedes hacer lo que quieras con ella.

—¿A dónde va? —Observó la pila de ropa, aun con toda esa ropa afuera, su closet seguía lleno.

—Voy a visitar a Pablo.

—Esta carrera será sin micrófonos, ni auriculares. Un circuito simple, Marina. Te paras allí, le das la señal para que salgan, y después esperas a que vuelvan y anuncias al ganador, como los viejos tiempos.

Marina asintió. —Volvimos a lo simple.

—Sí, así es. —Toro respondió—. Hacer circuitos complejos y con tecnología, cuesta mucho dinero. Recuerda que Hugo casi hace que pierda todo

Marina asintió otra vez y se alejó hacia la línea de salida. Había una pequeña conglomeración de personas que hablaban entre ellas, aún estaban en los preparativos. Recordó que no le había dicho a Hugo que habría una carrera. Sabía que él se iba a enojar al saber que no podía participar.

Observó cómo Eva llegaba con Pablo, Reynaldo no estaba, pues tenía que cumplir para el cumpleaños de un tío. Ambos se acercaron para hablar con Toro.

El regreso de MarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora