Capitulo 22: El día sin retorno.

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Capitulo22: El día sin retorno.


Pablo no pudo llegar a la cena, por lo que dejó a sus padres, a los padres de Eloise, y a sus abuelos paternos plantados.

La guardia llegó y les incautó los motores. Es que ellos tenían vigilada la zona vía satelital. No estaban pidiendo multa, pero los tendrían retenidos allí un buen tiempo. Toro estaba tratando, mediante un prepose, que salieran. No quería acercarse a la comisaria.

El delito de intrusión en terrenos era penado con multas, pero la empresa no parecía querer poner cargos.

Esa noche, la vida de Pablo daba un rumbo claro sin marcha atrás. Tan solo no quería que se dieran cuenta de por qué los había dejado plantados.

Se estaba quedando en la casa de Plutarco. Vivía con su primo en un apartamento cerca del centro del pueblo. La verdad es que, Reynaldo no podía seguir ofreciéndole hogar, tenía una hermana de trece años y sus padres no veían con buenos ojos que su amigo se quedara a dormir.

Así que esos días las cosas no estaban bien. Iba a la universidad y veía a Eloise de vez en cuando.

Pararon el compromiso, al menos hasta que Pablo estuviera en una situación más "estable", eso había dicho Eloise, por esa razón Pablo devolvió el anillo, necesitaba el dinero para alquilar un lugar donde vivir y comprar comida. Ahora se dividían el alquiler entre tres personas.

Le desilusionaba un montón que Eloise no haya decidido aceptar el compromiso en primer término, sino darse un tiempo. Todo eso le dañaba sus planes. Además, su abuelo no le permitía trabajar en la empresa, y tenía casi un mes sin hablar con su papá, con su mamá sí. Se reunían fuera de casa, a comer juntos y a ponerse al día.

La verdad era que la vida de Pablo había cambiado y lo tenía todo al revés.

—Sabes, yo estoy harto del Toro. —Hugo refunfuñó.

Marina no prestó atención. Hugo conducía a la casa de Marina. Ella iba con sus habituales jeans azules y una blusa blanca apretada al cuerpo. El cabello recogido en una cola media floja, los ojos delineados, pintalabios rosa que ya se borraba por el beso que le había dado Hugo.

—No es bueno...

—Ni siquiera lo digas. Me estoy hartando de sus maneras —se quejó.

Marina decidió guardar silencio. Aún estaba un poco molesta por la actitud de Hugo de hace unas semanas. Estuvo enojado con ella por subir una foto en su Instagram.

—Todo lo vive haciendo ilegal. Va llegar un día donde las cosas le saldrán mal. —le dijo—. Apuntalo que te lo dije.

—¿Qué es lo que te hace decir todas estas cosas? —Marina comento sin mirarlo.

—No te lo quería decir aún, pero me invitaron a un festival de fórmula, un amigo.

Marina se emocionó. —¿Estás de broma?

—No, de verdad. Y me contaron que irán varios equipos de carrera de las distintas provincias. ¿Pero adivina qué? ¡nosotros no podemos ir! Toro nos tiene escondidos, no quiere que estemos legales, está evadiendo impuestos y va a caer por eso.

Marina no se sentía bien que hablara así de su tío lejano. —Si cae él, caes tú también.

—Pero no es solo eso mami, también mira que cuando tenemos problemas, nunca saca la cara por nosotros. —Iba reduciendo la velocidad a según llegaba a la casa de Marina.

El regreso de MarinaWhere stories live. Discover now