Capítulo 17. ¿Amigos?

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*Rebecca*

Había pasado toda la tarde dándole vueltas a lo que iba a pasar esta tarde. Niall iba a venir a casa. En verdad me agradaba su presencia pero, ¿qué dirían mis padres? Nunca había estado en casa con un chico, y además sola, sin más amigos. 

Y también había estado dándole vueltas al armario. Tampoco quería arreglarme mucho, pero no podía estar más que con ropa de andar por casa. Al final, opté por un polo azul marino, unos shorts tostados y unas Converse blancas. Me recogí el pelo en una coleta despeinada, pero de todos modos me gustó porque vi que me quedaba bien. Para terminar, un poco de máscara de pestañas y brillo de labios. Me fui al salón a esperar a Niall, mientras veía una serie estúpida que ni siquiera me acuerdo como se llamaba. Al cabo de unos minutos llamaron a la puerta. Me puse muy nerviosa, y no entendía mi reacción. Apagué el televisor, y fui hacia la entrada. Me miré en el espejo y respiré profundamente para calmarme. Abrí la puerta. Me encontré con un sonriente Niall, al lado de una fantástica moto, con unas gafas de sol, un polo azul marino, unos pantalones tostados y unas Converse blancas. ¿En serio? ¿Acaso tenemos telepatía o algo? él debió pensar lo mismo que yo.

- Vaya - me dijo recorriéndome con la mirada - Estás... preciosa.

- Gracias - le dije, algo sonrojada. De momento estaba siendo muy dulce conmigo.

- ¿Ya somos tan íntimos? - me preguntó de la nada. Eso me pilló por sorpresa.

- ¿A qué te refieres?

- A que vamos casi iguales - me dijo obvio. Yo reí.

- No lo sé. Pero pasa - le dije, apartándome de la entrada. Los dos pasamos y cerré la puerta. En ese instante, mis padres aparecían en el pasillo. Mierda. Mi padre me miró con cara de "Qué hace este aquí", y mi madre se limitó a sonreír. Mis hermanas carrieron hacia Niall y lo abrazaron las dos a la vez. 

- ¡Katy! ¡Lucy! ¡Estaros quietas! - les dije. Dios mío, qué verguenza. Pero a Niall no pareció molestarle en absoluto. Se agachó y las abrazó a las dos.

- ¿Tú eres el novio de Rebecca? - le preguntó Katy. "Katy, cállate o acabas sin cabeza". Niall notó mis sonrojadas mejillas y me sonrió para tranquilizarme, pero volvió la vista hacia mi hermana.

- No, no lo soy - la dijo - Todavía - yo abrí los ojos como platos. ¿Qué había dicho? Necesitaba salir de esta situación ya.

- Papá, mamá, este es Niall. Niall, mis padres - se estrecharon la mano - ¿Nos vamos?

- Claro - me respondió.

- Adiós papá - le di un beso en la mejilla - Adiós mamá - le di otro beso y miré a Katy - Y luego hablo contigo señorita - cogí las llaves y algo de dinero. Cogí a Niall por la muñeca y lo arrastré hasta la calle.

- Vámonos, por favor. No soporto los interrogatorios - le dije. él rió y me dio un casco. Nos montamos en la moto y nos alejamos de allí.

. . . 

Llegamos a casa sobre las ochoc menos cuarto, con bolsas de chucherías de todas las clases y algunas latas de limonada. Pasamos con alguna ddificultad, lo dejamos todo en la cocina. Nos sentamos en el sillón y el partido comenzó.

Niall se ponía muy nervioso cada vez que un jugador se acercaba, yo reía ante su actitud y él se sonrojaba. Y así nos pasamos todo el partido. Acabamos algo frustrados, pues aunque el Derby había jugado realmente bien, al final quedaron 4 - 3 ganando el Chelsea. él me ayudó a recoger las cosas, se puso la chaqueta y salimos a la calle. Se montó en su moto y sostuvo el casco en la mano.

- Me ha encantado ver el partido contigo - me dijo Niall en un tono muy dulce.

- A mi también me ha gustado - le dije algo sonrojada. Me despedí de él con un beso en la mejilla, y se puso el casco. Calentó motores e intentó arrancar la moto. Pero no arrancaba. Soltó una maldición seguida de otra maldición y se bajó de la moto quitándose el casco. La miró por detrás, y dió una patada al suelo, cabreado.

- Se me ha roto la moto - me dijo, mirándome.

- Puedes quedarte en casa hasta que vengan mis padres y te llevan - le propuse.

 - No sé, es que tampoco quiero ser una molestia - me dijo tierno. 

- No lo eres - le dije sonriendo. Y como si el destino quisiese que se quedara, comenzó a llover. Nos metimos corriendo a casa, y cuando cerramos la puerta, nos miramos y sonreimos como unos auténticos bobos.

- ¿Quieres algo de cenar? - dije dirigiéndome a la cocina. Él me siguió, sin responderme. Me apoyé en la mesa, y él puso sus manos a cada lado de mi cuerpo en un movimiento lento. Sentí que mi corazón latía más rápido de lo normal. Calma, Rebecca.

 - No creo que tengas hambre después del atracón que nos hemos dado - me dijo sonriente. Mi cerebro no procesaba la información que recibía con la rapidez que debería hacerlo; estaba demasiado ocupado midiendo la distancia que separaban sus labios de los míos.

 - N-No, no t-tengo - balbuceé - ¿Quieres ver algo en la t-tele? - le pregunté como pude.

- De acuerdo - me dijo tranquilo, y se separó lentamente de mí. Fuimos al salón y nos pusimos a ver  "Cómo conocí a vuestra madre". Al poco tiempo, él pasó un brazo alrededor de mis hombros, y yo apoyé mi cabeza en el suyo. Estuvimos hablando un rato, hasta que nos quedamos en silencio. Pero no era incómodo.

- ¿Amigos? - le dije. Él me miró tiernamente.

 - Amigos - me dijo, y besó mi frente. Poco después, nos quedamos profundamente dormidos, abrazados el uno al otro.

PólvoraWhere stories live. Discover now