Reika estaba sorprendida de lo que había pasado. Tanto como para responderle pasados un par de segundos, y yendo para empezar el ritual. Tragando saliva, empezó a conjurar a Amatsu-Mikaboshi y a Bakeneko. Sus piernas temblaban, y el miedo estaba presente en su voz. Ichimatsu era el que más parecía tranquilo, aunque estaba hecho, como siempre, un manojo de nervios. Pasaron minutos, cuando de repente Ichimatsu empezó a sentirse raro.

No tenía palabras para describir lo que pasaba. Tan sólo había cerrado los ojos un par de segundos, y cuando los abrió, todo se encontraba a oscuras. No podía ver nada más allá de su nariz. Nada más allá de su propio cuerpo. Fue cuando una especie de entidad de sombras abrió sus enormes y brillantes ojos rojos para verlo.

— ¿Qué es lo que quieres, humano? ¿A qué has venido para ver a Amatsu-Mikaboshi? —dijo la entidad, sin despegar sus enormes ojos demoniacos de él.

—U-usted tiene rehén el alma de mi hermano. Un idiota al parecer se la ha ofrecido a cambio de dañar a su otro yo de una dimensión alterna —dijo Ichi, en su voz calma de siempre, aunque un poco temblorosa—. Vengo a ofrecerle un intercambio, una petición más bien. Le daré a usted y a su tonto gato demonio mi alma, a cambio de que dejen a esos dos pobres diablos en paz.

Amatsu-Mikaboshi lo escuchaba atentamente, mientras la sombra de un gato de varias colas empezaba a rodear a Ichimatsu.

— ¿Vienes a ofrecer tu alma? Eso es nuevo, nunca alguien que pide un favor oferta su propia alma. Siempre dan el alma del enemigo al cual le harán daño. Pero, ¿ofrecer tu propia alma para salvar la de otro? —el gato decía, sin dejar de rodear a Ichimatsu, como examinándolo.

— ¿Entonces no puedo darles mi alma a cambio de la de mi hermano?

—Nunca dijimos eso, el que nunca se haya hecho no significa que no se pueda hacer —dijo el gato, para luego presentarse con el ente—. Su alma, es una porquería. Le ha hecho daño a su hermano vez tras vez, se fuerza a ser malo con él aun cuando no quiere. Es perfecta para nosotros.

—Entonces es un trato, humano. Tu alma, a cambio de la de tu hermano —Amatsu-Mikaboshi pronunció, haciendo brillar sus ojos en un resplandor rojo enceguecedor.

Ichimatsu cerró los ojos debido a ello, y nuevamente, al abrirlos, se encontró en medio de una nada. Era un lugar extraño, tal vez menos o más que el anterior. Parecía como si estuviera sumergido en el agua, pues todo se sentía tan suave adentro, flotando dentro de esa atmósfera. Los sonidos de varios aleteos rápidos sonaron de repente encima de su cabeza, volteando para ver a una parvada de aves — ¿Qué serían? ¿Cuervos, rascones? —, todas de color negro, volando de forma libre por el cielo. Por un momento trató de seguirlas, pero las aves eran tan rápidas al volar que lo dejaron atrás de inmediato.

Se empeñó en seguirlas como pudiera, sentía la necesidad de ir tras ellas, sin entender la razón de dicha necesidad hasta que vio un destello azul que caían del rastro que ellas dejaban. ¿Qué era eso? ¿Qué significaba? No lo pudo entender, y empezando a seguir el rastro de destellos azules que caían al suelo, vio algo que lo sorprendió.

A lo lejos, Karamatsu yacía como dormido. Apenas lo vio, Ichimatsu se apresuró hacia donde el de azul estaba, empezando a despertarlo. Se tardó en lograrlo, pero en cuanto Kara-chan empezó a abrir los ojos, sonrió al ver a su hermano menor.

— ¿Ichimatsu? ¿Qué haces? ¿Por qué me despiertas? —dijo Kara-chan, al ver la cara de preocupación del de morado.

—Karamatsu-niisan... eres tú, de verdad eres tú, y estás bien... —Ichi le dijo con voz temblorosa, empezando a llorar mientras lo abrazaba. Karamatsu, por supuesto, no entendía la razón de su abrazo, ni el por qué lloraba. Sólo pudo abrazarlo de vuelta, tratando de consolarlo.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Where stories live. Discover now