Capítulo #45

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Miré el techo de mi habitación por quinta vez en la mañana. Los hechos de la noche anterior se repetían en mi cabeza, una y otra vez. Había besado a otro chico, teniendo a Luke a unos kilómetros lejos de mi.

Pero... no me sentía mal del todo. En realidad, se sentía bien, correcto. Y eso era en lo que no dejaba de pensar. ¿Por qué me sentía viva al besar a Demian? ¿Por que no se sentía mal el haberlo hecho?

Suspiré. Esto estaba más que revuelto.

Salí de mi cama, directo al baño. Me miré en el espejo, pero el reflejo que estaba delante de mi no parecía ser yo. Un par de ojeras habitaban debajo de mis ojos, mis labios estaban secos y agrietados, y mi cabello estaba desordenado junto con la peluca castaña. Esta última me la quite de un jalón, apreciando mejor mi cabellera rubia. ¿Cuando había decidido ser castaña? ¿Y por qué?

Después de mi debate interno y de una ducha caliente, salí del cuarto limpia y nueva. Me encaminé hacia la habitación de Heather, esperando que ella pudiera ayudarme con este revuelto que había pasado ayer.

—¿Qué haces despierta a estas horas de la mañana? —preguntó cuando me abrió la puerta.

—No pude dormir más. —respondí. —Necesito hablar contigo.

—¿Qué ocurre? —dijo cerrando la puerta detrás de mi.

—Bueno, solo no te alteres ¿si? 

—No prometo nada.

Respiré hondo y cerré los ojos. —Besé a Demian.

Para mí gran suerte Heather tenía una taza de café en sus manos, a la cual le había dado un sorbo antes. Todo el líquido estaba corriendo por mi rostro.

—¿Qué? —preguntó incrédula. —¿Cómo y porque?

—Es una larga historia.

—Tenemos toda la mañana.

Suspiré. —Simplemente pasó. Estábamos en la azotea, él llegó, empezamos a hablar y...

—Lo besaste. —concluyó. Asentí. —No puede ser. ¿Por qué lo hiciste?

—¿Curiosidad?

Heather se golpeó la frente. —No besas a un chico por curiosidad, Cassandra. Demian te gusta.

—No creo...

—Te gusta, lo amas. —interrumpió. —Sientes algo por él. Y lo entiendo, el chico está super bueno.

—Heather. —dije algo incómoda. —No estás ayudando.

—Esta bien. —dio otro sorbo de si café. —Si el beso no te gustó no te preocupes, está todo bien. Pero si te gustó, bueno, deberíamos preocuparnos. Así que, que bueno que no te gustó.

Heather y yo nos miramos unos segundos antes de que ella volviera a escupirme toda. No abrí los ojos hasta que escuché sus gritos.

—¡Dime por el amor De Dios que no te gustó!

—Heather, yo...

Revenge © |B#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora