Capítulo #40

1.1K 98 43
                                    

Mi mano golpeó su rostro por segunda vez en el día, y eso que aun no era medio día. De nuevo, mis dedos quedaron marcados en su perfecto cutis.

— ¿Crees que soy imbécil o qué como para no reconocer esa frase? —pregunté indignada y molesta.

—¿De qué halas? —preguntó. Noté como una sonrisa de burla se asomaba por sus labios, a pesar de que tenía una mueca por el dolor. Eso me hizo enojar más.

—Podrás ser lo que quieras, pensar que soy tan... estúpida, pero no trates de imitar a Cuatro.

— ¿Cuatro? ¿Quién es ese chico? —preguntó haciéndose el desentendido.

—Deja de ser un imbécilo. —murmuré.

—¿Imbécilo? Eso no existe. —dijo. Esta vez sin poder aguantar la sonrisa y su exasperante risa.

—En Cero Rubias, si. —susurré para mí. —No soy idiota, ¿sí? Yo también leí la trilogía de Divergente, así que no trates de hacerte el estúpido.

—Vale. Ya entendí. —dijo, aún sin para de reír. —Creí que no te ibas a dar cuenta.

—Que todas las chicas te crean esa... farsa es una cosa ¿entiendes? Yo he leído y visto esas películas. Me sé cada cosa, así que tu imitación y tú intento de llevarme a la cama no va a funcionar.

—¿Intento de llevarte a la cama? ¿Y tú que? ¿"Imbécilo"? Eso es caer bajo, chiquilla. Nadie se compara con Carter Crane.

—¿Tú...

—No eres la única que tiene Wattpad y lee Cero Rubias. —dijo sonriendo.

Entrecerré los ojos. —Empiezo a creer que me espías para poder saber que hago en las tardes.

—Por dios. Lo voy a perder mintiendo haciendo eso.

—Y arruinaste el momento. —dije mirando al cielo. —¿Podríamos empezar a entrenar? Y sin imitaciones, por favor.

Rió. —Vale.

Lo miré por un segundo, en el cual el estúpido me cayó bien.

(...)

Retiro todos mis pensamientos, comentarios, afirmaciones... ¡todo!

Odio al idiota de Demian. LO ODIO.

—¿Estas cansada, estirada? —preguntó con una sonrisa.

Gruñí. —No, y no me llames estirada, inepto.

—Creí que te gustaba.

—No soy una adolescente para que me pongas apodos ridículos, ¿entiendes? Tengo 25 años. —respondí molesta.

—Pero eso no quita el hecho de que eres una chiquilla.

Rodé los ojos. —Solo... déjame en paz unos minutos.

Me recosté en el suelo y cerré mis ojos. Con cada respiración mi pulso se alentaba. Cuando abrí mis ojos observé su mirada amielada, la cual me observaba con sorpresa. .

—¿Qué se te perdió? —pregunté duramente.

Negó con la cabeza. —Nada... por hoy se acaba el entrenamiento.

Antes de que pudiera decir algo, Demian salió de la habitación. Me incorporé, confundida por su actitud.

Me encogí de hombros y me levanté. Tomé mis cosas y salí del cuarto minutos después que Demian. Al salir me encontré con Lany.

—Lany...

—Necesitamos hablar. —interrumpió. Sus ojos estaban oscuros y su mandíbula apretada.

Revenge © |B#3|Where stories live. Discover now