33

1.2K 101 1
                                    

-¡Llegaste! - exclama vehemente Sam cuando me ve cruzar el umbral de la puerta de entrada. Se aproxima a mí con los brazos abiertos y me hago a un lado con desprecio.

-¿Qué te pasa? - averiguo con el asco impregnado en mi voz. ¿Acaso no es obvio que no vengo a arreglar nada de lo nuestro sino a corromperlo más? Su mirada lastimera ya no me hace sentir nada relacionado con amor, al contrario, me da mucha pena que las cosas terminen así entre nosotros.

-¿Nos vamos a sentar a hablar? - ladea un poco la cabeza y hace hacia atrás una silla para que entre yo. Frunzo las cejas y respiro hondo para que se merme un poco la angustia y todas esas cosas del demonio que estoy sintiendo.

-No tengo nada que hablar, Samuel, creo ya haberte dicho eso - mascullo pasando con fuerza saliva - solo vengo a decirte que quiero la separación y el divorcio... Esto no va más ni para mí ni para vos.

El silencio deambula sigiloso como un espectro invisible. Palabras no dichas se asoman a la boca de mi esposo y las gotas saladas reaparecen en mi rostro. Sus ojos, si es posible, están desorbitados y las manos refriegan frenéticas su cabello.

-¿Es de verdad, Madison? ¿Qué pasó con nosotros? - indaga mientras me desplomo en el sillón, llorando pero no por la ruptura sino porque él ha sido gran parte de mi vida y creo que a veces voy a extrañar todas esas cosas que alguna vez hicimos.

-No sé... Se fue todo. Capaz te siga queriendo pero no de la misma forma que antes - digo entre sollozos y Sam toma asiento a mi lado.

-Bueno, hagamos esto de la mejor manera posible sin complicarnos ambos la vida - explica con tal sosiego que me llama la atención y mucho. Miro como entrelaza los dedos de su mano y su vista queda fija en algún lugar de la todo el living.

Nunca esperaba esta reacción de Sam. Es decir, las últimas veces que habíamos peleado volaban las cosas por la casa prácticamente y los golpes se lo llevaban hasta las sillas... Creí que pasaría eso mismo o peor, quizás a cambiado su forma de solucionar las cosas o quizás sea la calma antes de la tormenta...

-Está bien. Contratemos un abogado para cada uno... - digo con los sentimientos a flor de piel. Aunque quiera esto, duele... Habría que ser de corazón muy frío como para no ponerse sentimental un poco por algo así.

-Sí, ahora voy a llamarlo - exclama sacando el celular de su bolsillo y yo me encamino hacia la habitación a juntar mi ropa y demás cosas. Comienzo por las camperas, tapados y vestidos mientras los voy apoyando en la cama hasta que se arma una gran montaña sobre esta... Un momento, primero tendría que ver a dónde voy a meter todas estas cosas y ya me empieza a entrar la desesperación... Tendría también que volver a la empresa y ver cómo va todo por ahí, además de ver si podría pagarme un pequeño departamento para mí sola. De solo hacer un listado en mi cabeza ya me estoy dando cuenta de que este mes tendré que gastar bastante. De todas formas, aunque estoy algo cansada, voy a dejar prácticamente listo todo y después me voy a echar una terrible siesta para compensar mi fatiga.

Agarro una caja de algunos tacos que alguna vez compré pero lo que encuentro adentro no es exactamente eso... Son fotos de Sam y mías, recuerdos y alguna que otra cosa. Hago a un lado la parva de ropa de encima de la cama y me siento dispuesta a abrirla del todo e investigar.  

Lo que hay en parte me hace sentir nostalgia y en otra, me rompe por dentro. Éramos re lindos juntos, hay cartas de él cortas pero diciendo cuánto me amaba, una servilleta de un aniversario que ambos escribimos con ternura, un llavero de corazón que poseía él y un estuche redondo que contiene un mechón de cabello ondulado de una vez que fue a la peluquería porque siempre amé hasta la más mínima célula de su persona. Bueno, no es tan así, exagero un poco pero me encantaba cómo tenía el pelo cuando nos conocí y me quise quedar con un resto.

-Que buenos tiempos esos, ¿no?

-La verdad, éramos muy pibitos y pasábamos muchos horas juntos haciendo nada - exclama observando como descansa su cuerpo contra el marco de la puerta y llevando mi memoria a esos días que nos quedábamos sin hacer nada en específico pero en el que adoraba su compañía y de estar conmigo... Algo que perdimos con el pasar del tiempo o por la monotonía o por la misma costumbre que nos creamos y no intentemos revivir nuestro amor... Algo demasiado malo para cualquier pareja porque cosas así las terminan por matar del todo.

-Espero que tengas guardado todo eso aunque para que junte polvo - dice y carcajea con emoción. Niego y sonrío mientras tapo la caja y la dejo sobre la mesa de luz.

-Puede ser que lo haga - aclaro antes de bostezar y estirar los brazos hacia arriba.

-Bueno voy a salir un rato así te dejo descansar... 

Después de que haya cerrado la puerta, me visto con algo más simple para dormir y me enfundo en las suaves sábanas...

El timbre tan estridente de tono de llamada que tengo en el celular me hace sobresaltar y enfoco con dificultad la pantalla cuando lo tengo al frente. Bex. Que raro... pero lo mismo contesto:

-¿Bex...?

-Max tuvo un accidente, vení al hospital por favor.

Tortuoso engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora