Capítulo XVII

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Diego

Cuando escuché la puerta principal abriéndose, y escuche a Samanta hablando con Alex, por alguna extraña razón me emocioné, cuando entraron, trate de disimular un poco la emoción que sentía cada vez que Alex venía a la casa. Ambos se sentaron en el sofá.

-Como les fue?

-Pues a mí normal- dijo Samanta acomodándose en el sofá- Pero a este señor de aquí le fue excelente.

-Como así?- Pregunté

Entonces logre ver como Alex abría los ojos como platos y la volteaba a ver a Samanta.

-Lo besó el chico que le gusta.

En ese momento mire a Alex, me sentía extraño, un poco molesto y traicionado al mismo tiempo. Nunca me había enamorado de un chico y, a pesar de que era la primera vez, por alguna estúpida razón pensé que sería diferente a estar con una chica, pero al parecer no fue así y con esto lo estaba confirmando.

Entonces Alex solo bajo su cabeza y su cara empezó a tronarse de color rojo. Yo solo me levante, el sentimiento de enojo había crecido considerablemente pero no hacia Alex, sino hacia mí por pensar que esta relación podía ser diferente, por pensar que existía la mas mínima posibilidad de que alguien me hiciera feliz, caminé hacia mi habitación molesto tire la puerta de mi cuarto y me acosté.

De pronto sentí que alguien se había sentado en mi cama

-No quiero hablar.- dije sin moverme ni quitarme los audífonos.

-Pues no hablemos.- dijo acostándose a la par mía.

No quería sentirlo cerca. me gustaba de hecho, pero esta vez no tenia humor para eso, me levante y entre al baño, la verdad no estaba muy seguro de mis sentimientos en este momento así que no estaba preparado para tener una conversación seria con él para definir nuestra relación de una vez, cuando salí del baño él me estaba esperando a un lado de la puerta, me jalo del brazo y me beso, me lastimaba un poco así que me separe.

-Creo que lo mejor por el momento es que te vayas- le dije abriendo la puerta de mi cuarto.

-Pero por qué? Ni siquiera hemos hablado, no me has permitido decirte nada.

-Ya te dije que no quiero hablar.

-Dime como rayos puedes pretender arreglar un asunto sin siquiera discutir al respecto!!- Dijo Alex en tono molesto y casi gritando.

-Tu si eres descarado, haces las cosas y todavía te molestas y vienes a gritarme como si el que hubiera hecho mal hubiese sido yo.

-Tienes razón lo mejor es que me vaya.

Salió de mi habitación y cerré la puerta, es increíble, cómo se atreve a actuar de esta manera, es decir, yo no hice nada para que se moleste, yo creo que estoy en todo el derecho de no querer hablar con él por un tiempo al menos hasta que ordene mis ideas.

A rato escuché a alguien golpeando mi puerta, era tarde así que pensé que sería mi madre, me levante y abrí, era Samanta.

-Qué quieres?

-¿Que paso con Alex, salió molesto sin decir ni una palabra, ahora que hiciste?

-Que ocurre contigo, ya estas igual a él, ¡porque actúan como si la culpa de todo esto la tuviera yo!

-Lo siento yo solo trato de ayudar- dijo bajando la cabeza.

-Lo entiendo, pero creo que vas por mal camino.

-Es que es un poco frustrante sabes?

-El que?

-Ver que cuando tienes una relación con alguien más y se acaba, siempre el que termina peor eres tu, y la verdad no me gusta verte sufrir.

Tenía razón por lo general a mí no me costaba tener novias, ya que yo era muy directo en ese asunto, cuando una chica me gustaba se lo decía y listo, y generalmente no me rechazaban, ese no era el problema, el problema era que a medida que cada uno iba conociendo mas del otro al que no le gustaba cierto aspecto que a mi parecer eran importantes, era a mí, y el que acababa cortando la relación era yo, la verdad era un poco ilógico.

Pero es que a mí no me afectaba el hecho de que esa persona ya no estuviera, más bien era el hecho de que sentía que nunca iba a encontrar a alguien que por lo menos pudiese tolerar. Hasta que conocí a Alex claro. No había cosa que yo conociera en él que no me gustara.

-Me gustaría que ambos se sentaran y hablaran seriamente- dijo Samanta interrumpiéndome de mis pensamientos.

-Está bien cuando me sienta listo lo haré.

-Diego!

-Oye no me puedes obligar a hablar de algo de lo que no me siento cómodo todavía.

-Bueno tu decides, pero no te tardes, porque recuerda cual fue el motivo de la dicusion, tu no eres el único que quiere a Alex- dijo Samanta alejándose de mi cuarto.

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