Capítulo 33. [Editado]

290 52 94
                                    

<<Te quiero, te quiero, te quiero...>>

Todo este tiempo, durante cada segundo de mi vida, esas palabras han estado ahí, en el aire, mezclándose junto al viento que contoneaba mis pensamientos al son del corazón.

Un cosquilleo recorre mis manos entre las suyas, besos que voy dejando en su mejilla junto al agua que cae del cielo. Su piel mojada, la suavidad de su mirada, una que otra sonrisa por doquier. Mi corazón ruge, las gotas de lluvia resbalan por mis mejillas mezclándose con las lágrimas.

Mirarlo, eso es lo único que puedo hacer por ahora.

Mis cabellos están empapados, mis labios están húmedos, no siento frío, al contrario, quiero permanecer en sus brazos, el dulce paraíso que llegó a mis manos.

Reconozco que estoy loca, que estoy enamorada, reconozco que no quiero separarme de su lado ni un momento. Quiero estar junto a él... Junto a Michael.

El edén no pretendía abrirse, estaba entre nosotros. Los enormes horizontes cantaban alegres por recibir gustosos al reino de amor por primera vez.

Era algo tan maravilloso, una sensación tan envolvente, mágica y placentera, un círculo vicioso y un entorno positivo lleno de deseos impartidos desde el corazón con la voz quebrantada. Estaba claro que no era consciente de todo el cambio que él hizo en mí, pero al parecer mi corazón estaba enterado, y lo aceptaba, lo recibía con los brazos abiertos. Esperando alguna palabra de amor para hacerlo brincar.

<<Solo una más, por favor>>.

—Tal vez nunca te lo dije,...—susurró en un tono bajo, casi inaudible. Tomó de mis mejillas liberándolas de la tristeza—eres una mujer extraordinaria, maravillosa y valiente, amo eso en ti. Amo que me ames como yo lo hago.

Mi corazón se aceleró de inmediato.

Mis manos comenzaron a temblar y un rayo se encendió en el cielo mostrándome la hermosa sonrisa que él aún lleva en los labios. Encontré más de un millón de razones para cerrar los ojos y escuchar su corazón, saber cuando se acelera y cuando está calmado. El más sublime sonido en la tierra.

—Estás temblando.—rió, elevando nuestras manos entrelazadas.

—Tú también.—carcajeé, acercándome aún más a su cuerpo. Lo tomé de los hombros e hice ese corto recorrido a sus cabellos. Nuestras miradas florecían como capullos recién nacidos e inocentes pétalos al sol.

Una sonrisa afloró mi rostro cuando me fui acercando hacía sus labios. Fue tan frenética la forma en que lo besé... el piso tembló por las enormes oleadas de pasión que le entregaba.

De hecho, diría que fui yo quién aprendió a darlo todo sin medida. Y él, fue quien me lo enseñó.

—Creo que aún es necesario darte esto...—sonrió en mis labios.

Llevó una mano tras su espalda, sacando de allí un enorme girasol con los pétalos brillantes y amarillos. Estaba resplandeciente pese a haber sido arrancado. Me lo acercó, entregándomelo como algo sagrado.

>>Te quiero...

Me le acerqué de nuevo llenándole de besos la cara, abriendo los brazos para que la lluvia nos empape por completo. Reíamos, jugábamos, bailábamos al son de la tormenta, llorabamos en los brazos del otro, caíamos en las manos de océanos con sentimientos que nos unían a la maravillosa melodía de un alma ardiendo como un volcán ardiente de deseos.

Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]Where stories live. Discover now