Capítulo 8.

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Mis ojos, sin duda, demuestran la impresión que siento en este momento. Mi cuerpo retrocede inconscientemente tratando de reaccionar, pero aun así no sucede nada. Mi espalda toca la fría pared llena de grafitis hechos por personas de distintos barrios de la ciudad. El hombre de aspecto repugnante y grotesco, se acerca peligrosamente tomándome del cuello, me agarra de este y me mira fijamente con lujuria, lame sus labios causándome náuseas por el horrible olor que sale de él.

Lo miro con ímpetu, tratando de intimidarlo, a tal acción de la cual no funciona. Quedo rendida ante la mirada que el sujeto en frente mío me da. Levanto mis manos tratando de zafarme a su agarre, pero no funciona, más al contrario, toma represalias sujetándome aún más fuerte.

—¡Déjala, imbécil!— corre a mí un sujeto moreno con los ojos marrones. Golpea a aquel hombre brutalmente, hiriendo su rostro causándole una hemorragia notoria.— ¡Esto es por meterte con las mujeres!— gritó eufórico dándole una patada más en su nariz ya dañada por los golpes recibidos anteriormente. Me observa velozmente tomándome de los hombros, baja su mirada al vestido hecho pedazos por las horas caminadas y emprendidas a la “Boca del Lobo”.

Me dirige hasta un auto de color café, abre la puerta cortésmente tratando de mostrar una sonrisa fingida, de la cual el resultado es una mueca mostrando desagrado. Mi cuerpo tembloroso trata de seguir en pie, pero no es posible debido a los alterados nervios del momento. Me desvanezco completamente en el suelo soltando un suspiro profundo de cansancio, llenando mis fuerzas rendidas.

—¿Estás bien?—pregunta el hombre que me salvó la vida, impone fuerza tratando de ponerme nuevamente en pie, mi cuerpo no reacciona positivamente. Solo hago un gesto de positivismo con mi rostro para indicarle que en realidad no pasó nada— No lo estás…— me responde tomándome de la cintura, tratando de cargarme. Mis ojos se van cerrando poco a poco dejándome un mal sabor a boca.—¡No duermas! ¡No todavía!— ordena depositándome en la parte trasera del auto, mis desganadas fuerzas solo son el reflejo del mal día tenido.

—Gracias…— suspiro pesadamente agradeciendo tal acción valiente al rescatarme. Solo sonríe.

—No es nada.— responde después de segundos. Cerró la puerta fuertemente haciéndome brincar del susto— lo siento.
— pronuncia acomodándose delante del volante forrado de cuero fino. Su rostro da la vuelta lentamente mirándome fijo con ternura y compasión a la vez.
—¿Cuál es tu nombre?— no respondo, un silencio incómodo se encuentra entre los grandes espacios que nos separan— Bueno… si no quieres responder…— alarga la frase para dar la vuelta rápidamente y mirar al frente.

—No por ahora.— respondo desganada con la frialdad que sale como cuchillas hirientes de mi boca. Él, solo asiente suavemente dirigiendo todavía su vista al frente. Silencio.— Y tú, ¿Cómo te llamas?— rompo el sofocante silencio. Nuevamente dirige su rostro hacia mí, sus ojos marrones se dilatan suavemente consumiendo poco a poco el frio silencio.— me responderás, ¿cierto?— pregunto una vez más enderezando mi espalda debido al fuerte dolor consumiéndome la columna.

— Claro,— sonrió de una forma normal. Acomodó su cuerpo al asiento delantero, llenando mis nervios por completo— Mi nombre es Jermaine Jackson.
— rió nuevamente, mi rostro de completa normalidad lo sorprendió al respecto. En realidad no sabia quien era. Dirijo la mirada a ambos lados del amplio auto en el que me encontraba, suspiro nerviosa dando pequeños toques entre mis manos.

Le miro nuevamente, nerviosa, tratando de verme lo más normal posible.

—¿No sabes quién soy?— negué con el rostro confundido, mirándole con los ojos completamente abiertos.
—Bueno, es hora de irnos…
—giró colocando sus manos en el volante y encendiendo el auto, dirigiéndonos a un lugar sumamente desconocido para mí.

Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]Where stories live. Discover now