Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]

Capítulo 3.

Los rayos solares traspasaban la ventana indicando que era un nuevo día, sus ojos marrones observaban la calidez de la habitación. El reloj marcaba las siete de la mañana  y sus sueños habían desaparecido, la mujer de los ojos avellana no estuvo presente esta vez. Su intuición le hizo pensar que en realidad fue un sueño, una pesadilla de la cual despertó. Pero no era así, su mente le jugaba una fría pasada tal como otras veces.

—Buenos días, muchacho.— entró Bill, con una mesera que no traspasaba los veinte años; en sus manos una enorme bandeja.— ¿Cómo amaneciste?—preguntó.

Él lo miro desconcertado, vio con cierta desaprobación la acción que acontecía. Lo tenía algo enojado, pues su caballerosidad traspasaba la de cualquier hombre.

— Bill— gritó— ¿Cómo dejas que ella traiga esa bandeja enorme en las manos? Es pesada.— quitó la bandeja suavemente— Es increíble.— frunció el ceño.

— Lo siento, Michael.— miró a la mesera indicándole que ya podía retirarse.— Michael— se aproximó al rizado con el semblante serio— Tengo que hablar algo muy importante contigo.

El sol reflejaba los ojos del rizado, dando rienda suelta a su imaginación. ¿Es en realidad un sueño o la cruel realidad que venía? Sea cual sea la respuesta, las cartas estaban a la suerte, debía enfrentar lo que le esperaba con tanto recelo.

— Michael, Brooke...— observó el suelo, él aún no lo miraba a los ojos— Brooke se casará.

Y volvió a caer en lo mismo. La realidad se acercaba velozmente golpeando su pensamiento, su corazón. Reprimía poco a poco todo el amor que sentía por ella, la calidez de la habitación desapareció volviéndolo tenso y frío, pese a que el sol entraba por las ventanas. Las dudas estaban aclaradas y las respuestas estaban en el aire, no había nada más que decir. Ni un susurro. El balcón abierto daba el paso a un nuevo futuro, las expectativas de una amistad lo tenían confundido. Sentimientos mezclados con amargura y recelo, la vista tenue de sus ojos marrones hacia la vida lo cambiaron por completo. Cualquier enamorado en su lugar suplicaría a su amada estar junto a él, pero este no era el caso, no era la típica historia de Romeo y Julieta porque ni siquiera existió ese vínculo que tanto se necesitaba. La apoyaría, estaba claro, pero en su corazón seguía ese inmenso dolor de tener un Amor no correspondido, un Amor del que nunca se supo el inicio, un Amor del cual solo una persona lo sentía.

— ¿Con quién se casará, Bill?— dio media vuelta viéndolo directamente a los ojos, su mirada era intimidante, no había ni un rastro de falsedad. Bill se acercó a Michael, sacando del bolsillo derecho de su chaqueta aprueba de balas, un sobre crema cuyas letras eran como de fino oro, pero no era más que una invitación de Boda. Abrió el sobre dirigiendo su vista al punto clave, encontrando al nombre con el cual se casaría.

Dodi Al-fayed.

Hijo de un Multimillonario Egipcio, dueño de una cadena de Hoteles muy importante en el mundo: Ritz Hotel. Michael sabía que ellos tenían un inmenso vínculo, lo cual le tomó por sorpresa, ya que Brooke siempre le aseguraba que solo eran amigos.

— Bill, necesito llamar a Brooke.— Caminó directo al teléfono que se encontraba encima de la mesa pequeña de madera llamativa; su pulso era demasiado fuerte, su corazón bombeaba la sangre dando la impresión de querer salir de su lugar. Marcó con sus delgados, largos y finos dedos los nueve dígitos que darían al número de Brooke. En el instante en que el altavoz daba los nerviosos pitidos de espera, se escucharon unos suaves y delicados golpes en la puerta de la habitación. Bill de inmediato fue abrirla, encontrándose con una sorprendente pero valiosa visita.

— ¡Brooke!— se hizo presente una dulce silueta femenina. Llevaba un hermoso vestido negro que resaltaba su delicada figura; su castaña cabellera iba suelta en su espalda junto con unos cuantos rizos y su infaltable sonrisa. Se acercó lentamente a él, obsequiándole un suave beso en la mejilla junto con un caluroso abrazo. No lo había visto hacia mucho tiempo.