Capítulo 29. [Editado]

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-¿Michael?

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-¿Michael?

Grita sosteniendo el teléfono entre sus manos, evitando que resbale por los nervios de no escuchar alguna respuesta de su parte.

-¿¡Michael!?-musita una vez más asustada, cerrando los ojos por el pesar de su cuerpo. El pitido que daba a entender que la llamada concluyó la deja en cuestión de segundos, muerta en vida.

No vendría por ella, no vendría a rescatar el amor que tanto quisieron recuperar.

Nada importaba ahora.

-Colgó-dice sin creerlo aún.

Deja caer el teléfono chocando contra el piso, desvaneciéndose entre los brazos del hombre que la acompaña.

-Cálmate, Alex.-la sacude lentamente, tratando de que no desmaye.

-No vendrá, ¿Cierto?-susurra insegura, su voz comienza a temblar. Ahora se pone nerviosa pero intenta ocultarlo lo mejor que puede-Necesito verlo.-dice una vez más. Comienza a tiritar soltando pequeños escalofríos.

-Lo verás, solo esperemos un poco.

-Aún no me dijiste tu nombre...- pronuncia sin fuerzas.

-Soy Aarón.-sonríe ante su respuesta.

Aarón era un trabajador en la mansión Holtein, así es como empezó todo. Digo 'era' porqué después de que Esteban se entere de esto, él estará despedido.

El hombre de ojos azules lo contrató para estar al pendiente de Alex, aunque ella no lo supiera, resguardaba día y noche su puerta, oía sus lamentos; sabia cuanto sufría al estar encerrada en aquella habitación.

Claramente ella no lo amaba, pero Esteban se negaba a aceptarlo.

Las reacciones benevolentes contra la 'mujer que ama', los cambios repentinos de humor, los gritos dentro aquel ambiente; Aarón era el fiel espectador de todo lo que ocurría, de todas las consecuencias que traería en un futuro. La escuchaba sollozar, la escuchaba lamentarse día tras día bajo el nombre de "Michael". Es por ello que lo llamó a él. Solo él podría ayudarla.

Solo él podía salvarla.

La encontró tirada, desangrándose encima la alfombra costosa de color rojo. Casi no podía distinguir la sangre, Alex parecía ser parte de la decoración.

Después de que Esteban salió asustado azotando la puerta; le dejó un recado, pero más allá sonaba como una advertencia: "No entres para nada, no hables de lo sucedido, déjala ahí y quédate resguardando". Pero el sentido humano de Aarón era más grande que todo el sueldo esperado del mes; aunque su familia este esperando ese dinero, un ser humano en peligro era más importante que todo el dinero en sus manos. Dios ya proveería su problema económico.

Behind The Mask© (Michael Jackson) [Editando]Where stories live. Discover now