#TRES

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- Sr, ya le he explicado tres veces que hubo un error en el sistema y ya no tenemos más habitaciones individuales disponibles. Solo suites. - la chica miraba nerviosa a mi jefe, este de veía tenso y molesto. Alguien no despertó de buenas después del viaje.

- Y con una mier- Lo interrumpí pasando mi mano por su hombro y este mirándome.

Le sonreí a la chica y me acerqué más a ella.

- Bueno, me darás las llaves de la suite y me harás un descuento del 10% por el dichoso error del sistema. ¿Ok? - esta me miro y soltó un sonoro suspiro y asintió por fin.

Me extendió la tarjeta y un Botones se llevó nuestro equipaje guiándonos hacia nuestra habitación.

Bien, entramos y el lugar era grande y lujoso, como era de esperarse, tenía más de dos habitaciones, una linda sala y una cocina impresionante. Me dirigí hacia una de las habitaciones para tomar un baño hasta que mi jefe me interrumpió.

- Gracias.- Carraspeo un poco, lo miré confusa.- Iba a perder mi cordura con la chica, solo quería que no se sintiera incomoda en el viaje. - se llevó su mano derecha hacia su hombro izquierdo dándome entender que no sabía ni lo que hacía.

Lo cual me divirtió un poco.

- Esta bien, no se preocupe- le sonreí un poco. - Me tomare una ducha rápida, ¿Saldremos a algún lugar?- lo miraba cautelosa.

- Iremos a una cena con un accionista, nos presentaran y todo eso, le agradecería si pudiese estar lista antes de las 8.- asentí y me dirigí a mi habitación.

(***)

La noche había pasado y yo me encontraba sentada en una mesa rodeada de señoras cotillas.

Mi jefe hablaba tranquilamente con los accionistas llegando a un acuerdo.

No sé cuánto tiempo pasó.— Ni cuantas copas pasaron por mi organismo, pero me encontraba mareada y sentía que podría vomitar en cualquier momento.

Caminábamos mi imbécil jefe y yo por un pasillo solitario, ya pasaba de la media noche.

– No eres nada agradable, ni siquiera cargarme para que no tropiece, no eres nada caballeroso.— Balbuceaba yo entre dientes, sabía que me escuchaba.

Claro que lo hacía, el infeliz reía.

Y pensar que era la primera vez que lo escuchaba reír y era lindo.

Alto ahí. — y tropecé con una planta.— Estúpida planta por cruzarse en mi camino.— Estúpida yo por distraerme con la risa mi maldito jefe.

Él se puso de cuclillas inclinándose hacia mi rostro, tomó mi mano— sin quitar sus ojos de los míos. Me levanto y me llevo como princesa hacia la habitación.

Me acorruco en la cama y arropó con una sábana.

– No eres tan desagradable cuando te lo propones. — Dije bajito, sabía que me había escuchado.

Y quise imaginar que quizá había sonreído.

Sentí mis mejillas calentar y con esa sensación cerré mis ojos tras escuchar como él cerraba la puerta de mi habitación.






Alexandra Cuevas.

MI JEFE ES UN PERFECTO Imbécil.|COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora