#DOS

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Quedé sorprendida y pasmada, lo cual al maldito le divertía.

Lo observe unos segundos, después pensé en la respuesta que le daría.

– Explíqueme. — trate de sonreír, pero me salió una mueca.

– Bueno, como ha de saber. Usted es una excelente abogada, negociadora, secretaria, ciertamente, aunque ese no sea su trabajo. Es por ello que he pensado en que me acompañe tres días a Panamá, tengo que hacer una negociación con una constructora y necesitaré de su ayuda.— fruncí levemente el ceño y parpadee reiteradas veces.

Un viaje de tres días, con el maldito imbec— digo, mi jefe.

– ¿Qué obtengo a cambio?— cruzo mis brazos por debajo de mi busto, el me miró sonriente a los ojos.

– Claro, un sueldo extra y tómelo como unas pequeñas vacaciones, ya que solo tendré una o dos juntas, cerraremos el trato y volveremos. — asentí entendiendo, bueno no sonaba mal.

– ¿Y entonces por qué necesita mi presencia? — me miro inexpresivo.– Digo, es que usted es un buen negociador, no sé, no creó que necesite mucho mi ayuda.— sonríe y lleva sus manos debajo de su barbilla.

– Necesito su presencia, sino no la estaría solicitando Srta.— Bien, no negare que su respuesta acelero mi pulso, pero fue porque lo dijo de forma amable, más o menos.

Suspire, baje mis manos y trate de sonreír un poco.

– De acuerdo, iré. — él sonrió aún más.

– Mañana por la tarde partimos, tenga desde temprano su equipaje. Pasaremos por mis hijas juntos para despedirnos y dejarlas con Matilde. — Asentí un poco sorprendida por el hecho de que se preocupara si me despedía o no.

(***)

Me tire en el sofá de mi casa, ahora tendría que viajar con mi jefe. No creo que sea un problema fuera de lo normal.

Me levante del sofá y fui directamente a la ducha, cuando termine de arreglarme tome los documentos que tenía que entregar al Sr Vahamonde y salí hacia mi auto con paso tranquilo.

Cuando entre e intente encenderlo resulta que no tenía combustible, maravilloso. Simplemente maravilloso.

Se que podría llamar al seguro de mi auto, pero tardarían en llegar y solucionarle el problema, que yo en llamar a alguien y solucionar el problema, así que tome mi celular y llame a quien sabía que vendría en mi ayuda de inmediato.

¿¡Qué!? ¿Por qué no puedes venir?, ¡necesitó tu ayuda!— Tenia ya quince minutos hablando con Nick, pero el condenado estaba de guardia comiendo donas. Miserable.

Lo siento muñeca, pero no puedo salir de mi turno. Sabes que si pudiese ya estuviera ahí, pero mi jefe me tiene castigado ya que he faltado un poco en mi trabajo...— Bufé y le agradecí dando por finalizada la llamada.

¿Ahora que podía hacer? ¿A quién llamo?

Dos horas después me encontraba en mi oficina haciendo nuevos acuerdos legales para mi jefe, ya me había llamado la atención, pero esta vez fue menos gruñón, o durmió bien, o alguien si le está dando su dosis de dulzura.

Resultó que llame a Logan, pero a cambio tuve que acceder a ir a desayunar con él, no es que no me guste. Solo que es un poco insistente con esto de las citas. Y yo muy indulgente con el compromiso...

Además de que en la mañana no pude hacer mi equipaje, suspire frustrada y termine de organizarlos en sus respectivos portafolios.

Al medio día ya tenía todo listo para la negociación en Panamá, ahora estaba en la entrada del colegio de mis luciérnagas acompañada de su padre, lucía un poco cansado y ajetreado.

– ¡Papi!, ¡Lara!— Grito Casey subiéndose a los brazos de su padre, que la estrujaban con cariño.

Mientras que yo dejaba sin aire a Darice, esta niña era una ternura. Hablamos un poco, después subimos al auto, las niñas contándome cosas sobre la escuela, y el Sr malhumorado y yo escuchándolas.

– ¿Podemos ir por un helado, Lara? — abrí mis ojos de repente, el Sr vahamonde no sabía nuestro secreto. En cuanto esté la escuchó volteo a verme frunciendo el ceño mientras conducía, tome un poco de aire y después lo expulse, preparándose para la respuesta.

– Ehm, no, no lo creo Cass, veras tengo, tenemos unas cosas que hacer y— suspire un poco.— Para la otra te prometo que si.— solté y oí un gritito de felicidad de esta.

Bien, creo que ya me metí en un problema...

– ¿De qué helado hablan? — preguntó de repente el Sr Vahamonde, dejándome sin respiración por leves segundos. Las niñas se sorprendieron igual que yo, pero Darice recuperó la compostura e hizo una seña para que ni Casey ni yo habláramos.

Sonreí un poco ante su acción, mi mejor amiga salvará mi trasero, bien hecho Darice.

– Verás papá, Lara nos había prometido a Casey y a mí un helado si nos portábamos bien y hacíamos todo lo que Matilde nos indicaba. Claro, ella nos dijo que pediría tu importante permiso para ello. — suspire articulando un gracias con los labios mientras la miraba y esta me guiñaba el ojo.

Al parecer el Sr malhumorado se lo creyó y solo asintió sin decir nada, llegamos en silencio hacia Matilde y nos despedimos.

No fue algo tan emotivo, pero sé que las extrañaría, le pedí a mi jefe si me permitía ir por mi equipaje a mi casa, el me llevo y esperó a que lo hiciera. Aunque claro no se dio cuenta de que no lo había hecho todavía, por suerte.

Ya a bordo del avión nuestros asientos estaban juntos, él estaba en su portátil mientras que yo leía un libro de poesía, claro era mi pasatiempo preferido.

No sé cuándo pasó, pero cuando desperté estaba en el hombro de mi jefe con una frazada a cobijándonos a ambos, me moví un poco pero mi jefe apretó mi mano, que ni sabía que la tenía enlazada con la de él.

Éste será un largo viaje y un despertar extraño.





Alexandra Cuevas.❤

Sam Clafin— Killian Vahamonde. #LoAmo😍❤ #EsMio😏👌❤

#Faltas ortográficas, lo se..😛

MI JEFE ES UN PERFECTO Imbécil.|COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora