51. Un rumbo por conocer.

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Me llevo una cucharada de sopa a la boca. Alex está sentado a mi lado. Sabrina está sentada en el otro lado de la mesa, apoyando su codo en la mesa y la mejilla en su mano, mientras nos observa comer con un gesto divertido. Agacho la mirada y sigo comiendo, luchando por ignorar su mirada penetrante.

Esto es horrible. ¿Por qué tiene que hacer estas cosas con Alex a mi lado?

—Voy a llamarlos Alexair—comenta como si nada.

¡Oh, por favor!

— ¿Alexair? —Diana aparece a su lado. Señor Jesús, ¡ten piedad de mí! — ¿Por qué? ¿Qué sucedió?

Sabrina apunta un dedo hacia nosotros.

—Esto sucedió. Se acostaron anoche.

— ¡Solo dormimos! —Le doy un golpe a la mesa. Esto me pasa por decir cosas inapropiadas.

Diana alza una ceja.

— ¿Pero dormir... en diferentes extremos de la cama?

—No, no. Por el cabello despeinado de Alex, podría decir que tuvieron algunos revolcones anoche.

Alex se pasa una mano por el cabello, y yo me doy un golpe en la frente. Esto no puede ser más vergonzoso.

—De hecho, siempre amanece así de alborotado—comenta.

—Ah, ¿entonces la de anoche no fue la primera vez?

Muevo mi plato a un lado, apoyo los brazos sobre la mesa y dejo caer mi cabeza entre ellos. Gimo de frustración. ¿Por qué todo lo que digo es malinterpretado? Cierro los ojos, frustrada. Una mano me acaricia la cabeza, y suspiro. Subo un poco la mirada, y encuentro a Alex sonriéndome. Le sonrío nerviosamente de vuelta. Supongo que él me comprende.

—Oh Dios—escucho a Diana exclamar con asombro, pero esta vez no me importa— ¡Es cierto! ¡Alexair existe!

—Oh Dios—escucho a Diana exclamar con asombro, pero esta vez no me importa— ¡Es cierto! ¡Alexair existe!

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Al atardecer, todos partimos de vuelta. Nos subimos al auto que nos llevará de vuelta a casa, y esta vez, Nick se sienta en el asiento delantero junto con Reed. Diana y Sabrina se dedican a chismear sobre nosotros como dos adolescentes chismosas, mientras que Alex y yo permanecemos abrazados en nuestro sitio. Desde anoche, las cosas se han hecho mucho más fáciles entre nosotros. Tal vez anoche se liberó la barrera que le impedía a Alex hacer algunas cosas. Como abrazarme.

Pero me gusta este cambio.

Sé que hizo algo horrible. Sé que se dejó dominar por su rabia, y eso desencadenó en algo terrible. Pero no quiero apartarme de él a pesar de eso. No niego que me asusté cuando escuché lo que hizo, pero algo en mi mente no me permite odiarlo. Me pregunto por qué será. El asesinato va en contra de mi moral, pero supongo que se debe a que Alex ha estado torturándose durante lo sucedido por tres años. Eso significa que está arrepentido.

Corazón de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora