33. Atisbos de luz.

5.7K 485 53
                                    


Cynthia se acomoda para darle la cara a su marido.

—Robert, por Dios. Ella no es ninguna especie de juguete sexual.

—No, claro que no—bufa, molesto.

—No lo soy—insisto—. Solo estaba ayudándolo.

— ¿Cómo? —exige saber.

—Alex no tenía esperanzas por la vida. Quería morir. Quería desaparecer, y su madre me contrató para ayudarlo y apoyarlo—explico, retorciéndome las manos con nervio. Solo espero que Robert lo entienda—. Estuve acompañándolo, cuidándolo en sus pesadillas, asegurándome de que no se matara.

Robert finalmente se sienta y me mira desconcertado. Cierra los ojos y suspira, para después abrirlos. Esta vez su gesto es conciliador.

—Conque Alex, ¿uh? Bueno, ¿Y de qué va esto? ¿Has estado trabajando de niñera todo este tiempo?

—Ya no. Fui despedida hace poco—murmuro.

—Me parece bien. —Robert se cruza de brazos.

Cynthia me mira con preocupación, pero a la misma vez como si ella hubiera percibido algo que yo no.

—Blair... ¿Ese tal Alex y tú... desarrollaron algún tipo de sentimiento?

Robert la mira, alarmado. Trago grueso. Sé que Alex no desarrolló ningún tipo de sentimiento por mí.

—No.

Mi hermano me observa con cautela.

— ¿Estás segura? ¿No... te enamoraste de él o algo así? —insiste mi cuñada.

Olvidé que Cynthia es psicóloga.

Respiro profundo e intento salirme por la tangente con alguna respuesta bien elaborada, pero no puedo pensar. No puedo negarlo. No puedo. Me enamoré de él.

Me llevo las manos al rostro y suspiro, derrotada. Cynthia chilla en su sitio con emoción.

— ¡Lo sabía!

— ¿Enamorada? —Robert está incrédulo — ¿Es en serio? No puedes enamorarte de él. Ni siquiera lo conozco.

— ¿Y es que acaso tienes que conocerlo para que pueda enamorarse? —pregunta Cynthia a la defensiva. Yo no puedo ni hablar.

—Pues claro. Es mi hermana.

— Cuando tú te enamoraste de mí, Blair no me conocía.

—Eso es diferente—refunfuña.

Cynthia y Robert siguen dando sus opiniones mientras discuten, y yo me quedo en silencio. Mientras Cynthia defiende mi posición e intenta hacerle ver a Robert que no tiene nada de malo que me enamore de Alex, mi hermano sigue estando en contra.

—No tiene sentido que discutan por mi enamoramiento—los interrumpo finalmente—. Ya fui despedida.

Robert me mira ceñudo.

— ¿No volverás a verlo?

Trago grueso.

—Yo...

—No tienes por qué. Ya fuiste despedida. Y si tanto te preocupa el estado emocional de ese hombre, Cynthia puede ir a verlo. Ella es psicóloga después de todo.

— ¡Sí! Es buena idea, Blair. —Agacho la mirada, incrédula. No. De ninguna manera —. ¿Qué te parecer si tengo una cita con él?

—No—me niego.

Corazón de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora