11. El precio que hay que pagar.

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Canción en multimedia: Jason Walker - Echo


— ¡¿Estás loca?! —me regaña Diana cuando nos encontramos solas—. Él no va a aceptar semejante ridiculez.

— ¿Quién es Melanie? —pregunto de golpe, cambiando el rumbo de la conversación. Su rostro se torna pálido y sorprendido.

— ¿Cómo averiguaste eso? ¿Alex te lo dijo? ¡Imposible! —dice a toda marcha sin poder creerlo. Está alucinada — ¡¿Cómo lograste que te hablara de ella?!

—Lo sé, soy sorprendente—sonrío orgullosa. Técnicamente si me lo dijo él, aunque estuviese con la fiebre por las nubes en ese momento— Pero sólo mencionó el nombre, nada más. No pude sacarle más información.

Frunce el ceño. Ya sospecha que hay algo raro, o tal vez solo sea mi imaginación.

—Melanie era la novia de Alex—cuenta mirándome a los ojos —. Ellos estaban muy enamorados, eran un par de tortolitos. Alex era un completo romántico con ella. Le daba detalles, le regalaba flores e incluso le cantaba canciones.

— ¿Canciones? —pregunto.

—Sí. A Alex le encantaba la guitarra—comenta. Wow. No pensé que el hombre suicida tuviese algún pasatiempo—. El punto es que todo iba muy bien entre ellos, hasta que algo pasó. No sé muy bien que fue, pero la relación se rompió.

— ¿Entonces es por eso que está deprimido? —pregunto, sintiéndome estúpida.

—Hmm... no lo creo—expresa, mirando hacia el techo—. Melanie y Alex ya vivían juntos. Pero después de su... hmm... ¿Ruptura?... regresó, y le pidió a su madre que lo dejara regresar a casa. Ella obviamente lo dejó volver, ¡Estaba encantada! Y al principio era una simple depresión... pero algo más lo convirtió en ganas de morir.

Diana se remueve incómoda en su sitio. Toda la información que me está dando es útil, pero siento que me está ocultando algo. Algo grande. Algo que podría ayudarme a conectar los espacios vacíos en mi mente. ¿Qué clase de pecados ocultará Alex?

— ¿Entonces quiere morir porque su novia lo dejó? —cuestiono dudosa.

Niega con la cabeza.

—Lo dudo. Alex ya había tenido otras novias, y la relación con ellas era como la relación que llevaba con Melanie. Todo amor por aquí y pajaritos cantando por allá. Así que no fue eso lo que lo metió en ese estado. Sino, Alex habría querido matarse cada vez que perdiera una novia, y no fue así.

—Pero, ¿Y entonces...? —algo falta para completar el rompecabezas. Pero, ¿Qué es?

Suspira.

—Ahí es donde está el misterio —expresa, derrotada.

—Ya veo... —reúno la información obtenida. Bien, eso ayuda. He obtenido información valiosa que me ayudará a entender más a Alex. Entonces sufre por un amor, pero sigo sintiendo que algo se me escapa, algo grande. Algo que explicaría todos los huecos en esta historia.

—Ahora dime, señorita inteligente. ¿Cómo vas a hacer que Alex se mude a tu habitación? —pregunta con cierto tono prepotente que me desagrada.

Ni Diana ni Alice creen que pueda hacer que Alex salga de la prisión que es su cuarto, pero yo tengo el poder. Entiendo que ambas piensen que es un monstruo, pero ellas no lo han visto como yo he podido verlo últimamente. Se está debilitando, y el monstruo ya casi no tiene fuerzas ni para rugir. Si dejo que la situación continúe, probablemente muera de enfermo. No puedo ni debo permitir tal cosa. Además, ¡Quiero ayudarlo! Me destroza el corazón verlo tan perdido y desesperanzado. Tenerlo en mi cuarto también logrará que la confianza entre nosotros nazca, con algo de suerte. Necesito mantenerlo vigilado. Si no, no sé qué pueda pasar, y sinceramente creo que Alice debió pensar antes en ello.

Corazón de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora