XVI. Addicted To Love

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-Además, la noche será nuestra -prometí y la escuché reír en mi oído.

Su risa era casi tan preciosa como la de Alyssa.

-Más te vale, Niall -advirtió-. Ahora vete, o vas a llegar tarde.

Eloise tenía razón, ya estaba próximo a atrasarme, por lo que no iba a dejar que el reloj me volviera a ganar una vez más. De este modo, me acerqué a darle un último beso, crucé el pasillo y esperé a que llegara el ascensor. Apresurado, cogí un taxi, le indiqué la dirección de Alyssa, y aunque tuvimos que hacer unas cuantas paradas en el camino, conseguimos llegar a la hora.

-Horan -me saludó con una sonrisa en cuanto me abrió la puerta, la misma sonrisa que pareció disminuir levemente en cuanto se topó con lo que traía entre mis manos: una caja de pizza y un six pack de cervezas.

-Evans -le devolví la entonces tímida sonrisa que se había desvanecido poco a poco-. Traje pizza y cerveza, lo que nos quedó pendiente.

-Y parece que no ibas a dejarlo pasar, ¿Eh? -comentó ella, haciéndose a un lado para que entrara al departamento.

Entramos, y sorpresivamente me encontré con un sitio totalmente diferente al que había estado la última vez. Observé la imagen como si se tratara de esos juegos en que buscas las siete diferencias. ¿Se trataba de una alfombra nueva?, ¿Tal vez era un color diferente en las paredes? No, nada de eso, sencillamente había sido una limpieza absoluta. La sonrisa que decoraba mi rostro se amplió al comprender que eso solo podía significar una sola cosa: Bradley no se encontraba en el departamento.

-Estoy demostrando que cumplo con mi palabra, Aly -le recordé con autosuficiencia, tratando de omitir comentarios respecto al fascinante y radical cambio que presenciaba-. Así que dime tú dónde comenzamos.

-Mm... Ve al living, dame las cervezas para guardarlas en el refrigerador y sintoniza algo en la tele -me ordenó-. Yo traeré unos platos -agregó, dejando en evidencia ese espíritu controlador que tanto la caracterizaba y que, a su vez, me encantaba.

*** Punto de Vista de Alyssa ***

Rápidamente partí a la cocina para cumplir con mi labor. Mis manos temblorosas se encargaron de sacar las dos cervezas y guardar el resto, para luego abrir la alacena y coger los dos platos correspondientes. A su vez, me preparaba mentalmente para lo que sería una horrible tarde consumiendo calorías sin poder expulsarlas de mi cuerpo. Y es que con Niall ahí presente, simplemente no podría hacerlo.

"No importa, solamente tengo que comer un trozo, mantenerlo en mi estómago y con eso será suficiente", me repetía en mi interior, irónicamente, desesperanzada.

Inhalé y exhalé profundamente una última vez, para pronto integrarme con Niall en el living. Nos acomodamos en los sillones mientras que en la pantalla transmitían la segunda película de Piratas del Caribe. Antes de darnos cuenta, una vez más nos encontrábamos retrocediendo en el tiempo, como si nos situábamos en Irlanda, años atrás, conversando de esto y de aquello, sin prestar mucha atención a la película, nada más pasando el rato.

En definitiva, aquella conversación había servido de mucha ayuda para distraerme a la hora de tener que dar el primer mordisco a mi rebanada de pizza. No obstante, con ese primer mordisco, mi autocontrol había flaqueado enormemente al no poder conformarme con una rebanada, sino que con dos. Traté de no pensar en eso, ya podría torturarme cuando estuviese sola nuevamente.

-¿Otra cerveza?- ofreció, sugiriéndonos ir por la segunda lata.

-Ehm... -no, no debía beber. En mi mente repasaba la cantidad de calorías que tenía una lata de cerveza, junto con las de la pizza. Tragué en seco, tratando de ignorar los números que hacían eco en mis oídos.

Little Things » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora